Del 22 de septiembre al 2 de octubre la compañía Platón Roto da vida a a-fràgil dentro del marco de representaciones de Russafa Escénica, presentando una autoficción en la que "los cuidados" se convierten en los protagonistas clave
VALÈNCIA. Cuando Aurora García Agud y Alba Ramiro se conocieron por primera vez fue de pura casualidad: se cruzaron por la calle porque iban a colegios vecinos, ahí aún no sabían nada de lo que significarían la una para la otra en un futuro. Más tarde, con 12 años, coincidieron en el instituto, donde comenzaron a entablar su amistad, que 10 años más tarde ha permitido generar un proyecto sobre las tablas: a-fràgil, una autoficción en la que Aurora habla sobre la intimidad y los cuidados, centrando parte del relato en el salto de la infancia a la edad adulta. Del primer encuentro de Ramiro y Aurora al último han pasado lloros, risas, enfados y cuidados, de todos los tipos. Este aprendizaje vital es el que conforma un texto en forma de monólogo que explora cómo “nos cuidamos ahora y cómo nos hemos cuidado a lo largo del tiempo”, tal y como explica Aurora.
La obra de teatro pone a Aurora sobre el escenario, quien da forma por fin a “sus movidas” gracias a unos textos que abordan en parte la visión de la infancia: “Es un reto emocional, en el que entro en debate con ser fiel a mi misma y en seguir la línea a la ficción. Muchas veces tengo que plantearme si lo que se expresa lo pensaría también la Aurora de la no ficción”. A lo largo de la pieza corta la música en directo se pone en sintonóa con la intimidad del personaje en escena, quien retrata una historia (en cierto modo autobiográfica) sobre la idea de hacerse mayor. Ramiro, quien se encarga de la dirección de arte, sentencia el relato con la siguiente afirmación: “La vida adulta opaca la fragilidad”, y aunque no se atreve a entrar mucho más en detalle explica que la obra nace de la pequeña aportación de cada una de las mujeres que conforman el equipo, ideas fruto de Paula López Collado en el asesoramiento escénico y Paula Martínez en el dramatúrgico, quienes aportan sus ideas, aprendizaje y visión sobre la vida adulta para que Aurora lo represente.
Al final las cuatro juntas logran conocerse y “desnudarse” hasta tal punto que se casan con el proyecto, en el que dialogan sobre temas "sensibles y frágiles": “Todas hemos aportado algo, pero el papel de Aurora es el que más “susto” da. Ella es la que acaba mostrando todo", explica Ramiro con admiración. Esta forma de subir los sentimientos al escenario es con la que finalmente empatizará el público, buscando puntos de encuentro en los que encontrar las respuestas que vivan en el arte. Para llegar hasta esto Aurora tiene, primero, que contemplarse a si misma y ver qué quiere contar y como: “Estas ideas llevan en mi mucho tiempo, y se expresan de muchas formas. La materialización de estas surge en parte por la vida y en parte por la sensibilidad no comunicada, sentía una incomprensión general en este aspecto”. Sin embargo, como si de una cerveza entre amigas se tratara, los cuidados son los que hacen que esta historia salga a la luz y donde la Aurora de la ficción puede vestirla, por fin, con tono y palabras.
Curiosamente el equipo de a-fràgil está formado por un grupo de cuatro mujeres: cuidadosas, sensatas y creativas. Todas ellas están entrelazadas por el vínculo de la amistad, lo que hace que conformar la obra haya sido un ejercicio mucho más íntimo: “Hemos creado desde la amistad, en este proceso a su vez hemos generado otro tipo de relación entre nosotras”, explica Ramiro, quien contempla que este nuevo vínculo surge en parte de buscar “puntos de encuentro y a su vez de pedir ayuda”. Para que nazca la Aurora de la ficción la Aurora de la vida real tiene que haber reflexionado mucho, y haber llamado a las tantas de la madrugada tanto a las Paulas como a Alba: “Siento que al final son personas a las que recurro constantemente”, explica la Aurora de carne y hueso, “así que embarcarme en un proyecto con ellas facilita la parte de reto emocional”. Un reto al que la Aurora de menos de 10 años tal vez nunca hubiera llegado sin un encontronazo callejero con Alba, y con el que reivindicar la sensibilidad de los cuidados y su importancia conforme pasa el tiempo.