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concierto en electropura

Así suena Nerve Agent: material inflamable con orgullo manchego y de clase

16/06/2022 - 

VALÈNCIA. Nunca viene mal que alguna amistad te recuerde que el trabajo, la casa, la actualidad, o tener que lidiar con gente intolerante, es una mierda. Entre iras, buscamos el oxígeno día a día. Por eso, compartirlas y alimentarlas puede ser tan sano. Dicho lo cual, Nerve Agent son, en efecto, unos agentes con la misión especial de hacer bailar y sacar la rabia. Sin medias tintas ni metáforas que hagan sombra a sus ideas. Tus colegas y tú habéis hecho un disco, 12 atentados, que presentan hoy en València, en la sala Electropura, con todas las entradas agotadas.

La parroquia de este grupo de Villarrobledo no para de crecer. “No somos muy conocidos, pero la gente que viene a nuestros directos se queda flipada y les gustamos mucho”, explican con miedo a sonar “unos flipados”. Arturo se conecta desde su casa a la entrevista, Rodol y Carlos desde un lago con el móvil. Los tres llevan “toda la vida” haciendo música, y con Nerve Agent ya unos cuantos años. Ha sido 12 atentados el trabajo que les ha puesto en la palestra y su nombre suena cerca de otros grandes activos de la música estatal como VVV [trippin’ you], Plasaporros o Chill Mafia.

¿Su secreto? Hacer música desenfadada, divertida en sus bases y certera en sus letras. “Normalmente viene Rodol con la base hecha, y en el estudio, relajados, le intentamos sacar una letra”. No hacen ostentación de nada, ni tienen ningún ritual. Son transparentes: tres amigos haciendo música con unas coordenadas musicales parecidas. Un proyecto común. A veces la idea sale con unas cervezas en el cuerpo, pero otras salen cuando Rodol va un minuto al baño a mear.

Citan casi una veintena de fuentes de inspiración, pero han conseguido —con todo— sonar de manera única: bases rápidas, que recuerdan a diferentes subgéneros de la música electrónica, y en especial, al hardcore. En sus letras, cargan contra todo lo que pueden y reflejan un hastío que se libera en la noche, cuando podemos hablar sin modernos la lengua. “No queremos ser planfetarias, las letras nos salen así de manera natural, pero hablamos de lo que nos pasa, como tener una casera de mierda. No nos molan los lemas y eso lo cuidamos mucho”, responden. La Caza del Pijo, ¿El trabajo? Una mierda, o Coche bomba son buena muestra de ello. Poco que contar de ellas más de lo que lo hacen las propias letras.

Por eso 12 atentados no es un disco conceptual, sino la fotografía de un momento. Así suena Nerve Agent, y en el futuro, si no suena igual, mantendrá los pilares que ellos mismos se quieren grabar a fuego: ser honestos, divertirse, compartir el proceso de creación musical y actitud punk. Ahora suenan electrónicos, pero han utilizado instrumentos analógicos: “cuando empezamos a hacer electrónica, Arturo directamente vendió su batería”, cuentan entre risas. Ahora, en su próximo disco tal vez recuperen alguna guitarra o algún bajo.

Festivales, València… Nerve Agent hablan de los espacios de música

Son de Villarrobledo, ¿y qué? En algunas reseñas y comentarios, destacan que el grupo tiene su raíz en la localidad que acoge cada año el festival Viñarock, pero lejos de creer que puedan ser hijos de él, reniegan del mismo: “Empezó como la iniciativa de un concejal y sirvió para apoyar a los grupos locales. Ahora lo tiene una empresa y no piensa para nada en la música que se hace en el pueblo. Nos llamaron pero no nos pagaban ni 300 euros, y querían que tocáramos a una hora de mierda… ¡no salíamos ni en el cartel!”, relatan con cierta inquina. Sin embargo, sí son hijos orgullosos de La Macha y de Villarrobledo. Albacete Rural Crew y otras referencias explícitas al pueblo son buena cuenta de ello.

Dos de tres han vivido en València. Esta será la primera vez que actúen en la ciudad y lo hacen, según dicen en sus redes sociales “en el único sitio que les han dejado”, pero no solo han agotado entradas sino que mucha gente se ha quedado con las ganas. Prometen volver, eso sí. Por similitud sonora, pudiera parecer que siguen de cerca la escena, y es así, pero más como oyentes que compartiendo la noche valenciana. Sí pueden hablar de La Eskombrera: “está muy guapo el sitio, y se pasa muy bien, pero está lleno de punkis puretas que dan asco y que cortan mucho el rollo”, sentencia Rodol.

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