Como se esperaba, la reunión de junio del Banco de Inglaterra (BoE) concluyó sin cambios. Al igual que en mayo, dos miembros del Comité votaron a favor de un recorte de los tipos, pero fueron superados por la mayoría de los otros siete miembros, que prefirieron mantenerlos. Aunque el Comité observa en general progresos en la lucha contra la inflación, persisten los riesgos de efectos secundarios. En mayo, los precios de los servicios se han mantenido más firmes de lo previsto, y el crecimiento salarial se mantiene firme a pesar del enfriamiento del mercado laboral. En consecuencia, la política del Banco de Inglaterra sigue guiándose por la cautela y la dependencia de los datos.
Sin embargo, parece que la opinión del Comité del Banco Central se inclina hacia la relajación, a pesar de los riesgos existentes. Algunos de los miembros que esta vez votaron a favor de mantener los tipos de interés sin cambios ya declararon que su decisión política estaba "finamente equilibrada". En consecuencia, seguimos previendo una primera bajada de tipos en agosto, siempre que los datos sobre inflación y salarios publicados hasta entonces se mantengan en línea con las expectativas. Esto supondría el primer recorte desde agosto de 2023 y aún dejaría el tipo de interés bancario en el rango restrictivo. En vista de la persistente incertidumbre sobre la rigidez de la inflación, esperamos que el Banco de Inglaterra siga una senda gradual de recortes de tipos. Después de la medida de agosto, sólo vemos un recorte de tipos más antes de finales de año.
Katrin Loehken es economista para Gran Bretaña y Japón de DWS