VALENCIA. A media mañana de ayer, los analistas de la agencia canadiense de calificación de riesgos DBRS mantenían el rating -y la confianza- sobre el Banco Popular (POP), según recogía un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Un auténtico voto de confianza en un momento donde el POP tiene varios frentes abiertos como el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en curso, las intenciones de sacar a bolsa una filial inmobiliaria por unos 6.000 millones de euros o la decisión final europea sobre las 'cláusulas suelo' antes de que acabe el año para lo que rebajó en 45 millones de euros sus provisiones.
La agencia no movió del 'BBB (alto)' la nota a largo plazo de la entidad presidida por Ángel Ron, al considerar el "contínuo" apoyo de sus accionistas. Sin embargo, también advertía que "la capacidad del banco para completar y ejecutar con éxito la limpieza de balance y mejorar la generación de ingresos es crucial para mantener el actual nivel de calificación".
Pero pese a ello, las acciones del 'Popu' -como se les conoce en la jerga bursátil- se fueron desinflando con el paso de la sesión para cerrar en los 1,116 euros. O lo que es lo mismo: encadenar la cuarta caída consecutiva y, de paso, volver a poner rumbo hacia sus mínimos históricos. La vuelta a las andadas del banco madrileño viene condicionada por el pésimo tono del sector bancario cotizado ante las serias dudas que despierta uno de los grandes europeos como es el Deutsche Bank. De hecho la desconfianza instalada en el parqué llevó ayer al Ibex 35 a perder al cierre la cota de los 8.700 puntos.
"La banca sigue sufriendo su particular 'annus horribilis' por la confluencia de varios factores como la política monetaria ultralaxa del Banco Central Europeo (BCE), que ha mermado considerablemente sus márgenes, los problemas de la banca italiana, la que tiene liada el Deutsche Bank en Estados Unidos con las 'hipotecas basuras', el aumento de los requisitos de solvencia... Son muchos factores que obran a la contra de un sector muy tocado actualmente", apuntan desde una mesa de intermediación bursátil consultada por este diario.
Y no les falta razón porque basta ver el negativo balance anual que presentan en bolsa y, por ejemplo, el Popular se deja casi dos tercios de su capitalización. Casi nada. Y eso que sus tres actuales bajistas con nombre y apellidos no han movido ficha en los últimos ocho días. O cuanto menos no lo han comunicado a la CNMV como lo constató anoche este diario. Así, AQR Capital Management mantiene en cartera el 1,50% desde el 19 de septiembre; Marshall Wace el 0,90% desde el día 9 de los corrientes; y Samlyn Capital el 0,54%, cuyo comunicación se remonta al pasado 1 de agosto.
Pero pese a ello, Borja Matilla, analista de Hanseatic Brokerhouse, ya advirtió en Valencia Plaza la semana pasada que el Banco Popular es un valor totalmente bajista. "Como precio objetivo en el cual nos podemos plantear una estrategia y comenzar a ponderar al alza lo situamos por encima de los 2 euros por título. Todo lo que sea por debajo de estos niveles serán movimientos sin tendencia definida. A partir de este precio objetivo, nos podríamos encontrar un activo con posible cambio de tendencia" apuntaba en su análisis. Y ayer las acciones cerraron en los 1,116 euros a un mundo de esos 2 euros.