Se espera que el BCE comience esta semana su ciclo de bajadas de tipos, con una probabilidad del 98% en los mercados de una reducción de 25 puntos básicos en la reunión del jueves y un total de recortes de 60 puntos básicos a finales de año, pese a la pequeña sorpresa al alza en los datos de IPC de abril de la zona euro. Pero las referencias publicadas en las dos últimas semanas no han despejado las dudas sobre cuándo hará lo propio la Fed.
La tasa de inflación del gasto en consumo personal (PCE) de EEUU conocida el pasado viernes se ajustó a las expectativas: se situó en 25 puntos básicos en abril, la lectura más baja desde diciembre y la tasa interanual a tres meses se redujo al 3,5% desde el 4,4% de marzo. Aunque es poco probable que un mes de desinflación del PCE desencadene un recorte de tipos en julio, podría representar el inicio del proceso para llegar a una reducción en septiembre. Cada vez más volveremos la vista atrás al repunte de la inflación del primer trimestre y lo veremos como una visión distorsionada de la verdadera inflación.
Las actas de la reunión del FOMC que finalizó el 1 de mayo confirmaron la preocupación de los participantes sobre el ritmo y la sostenibilidad de la desinflación, pero los informes del IPC y del PCE publicados con posterioridad posiblemente redujeron la inquietud sobre el riesgo de que la inflación se reacelere. No obstante, la Fed espera datos adicionales para confiar en que la inflación está bajo control y las posibilidades de un recorte de tipos a corto plazo han disminuido. Los mercados sugieren ahora una probabilidad del 12% de un recorte de tipos de 25 puntos básicos el 31 de julio y del 60% el 18 de septiembre.
El IPC de abril en Reino Unido subió inesperadamente, con la inflación de los servicios situándose en un "preocupante" 5,9% interanual, frente al descenso previsto del 6,0% interanual de marzo al 5,4%, al tiempo que las ventas minoristas del país no alcanzaron las ya débiles expectativas con una caída interanual del 3%l. Las apuestas del mercado sobre los recortes de tipos del Banco de Inglaterra (BoE) se han reducido drásticamente desde entonces, de 55 puntos básicos a finales de año a sólo 34 puntos básicos.
Los últimos índices de gestores de compra PMI fueron positivos, con unamejora sustancial de las cifras del sector manufacturero que, no obstante, siguen en territorio de contracción (por debajo de 50) en gran pare de la zona euro. La mayor sorpresa se produjo en el PMI de servicios estadounidense, que saltó de 51,3 a 54,8, el nivel más alto en un año. La segunda estimación del PIB de EEUU en el primer trimestre, sin embargo, se revisó a la baja, desde el 1,6% al 1,3%, arrastrado por un crecimiento del consumo más débil.
La atención del mercado se concentrará esta semana en la reunión de política monetaria del BCE y en los datos sobre el mercado laboral estadounidense, como la Encuesta de Ofertas de Empleo y Rotación Laboral (JOLTS) y el Informe sobre la Situación del Empleo. Es probable que la rigidez del mercado laboral estadounidense siga disminuyendo. El número de puestos de trabajo sin cubrir por trabajador desempleado ha descendido de 2 a 1,3 en los dos últimos años, mientras que la tasa de abandono del empleo ha bajado del 3% mensual al 2,1%. Sugiere que los empresarios se enfrentan a una menor presión para aumentar los salarios con el fin de cubrir los puestos vacantes, con lo que los trabajadores tienen menos influencia para exigir grandes aumentos salariales a sus actuales empleadores. Por otro lado, se espera que las nóminas no agrícolas aumenten en 178.000 en mayo, frente a los 250.000 de media al mes desde principios de 2023. Este ritmo sigue estando muy por encima del nivel típicamente necesario para mantener el ritmo de crecimiento de la población estadounidense, pero la mayor inmigración en los últimos años ha aumentado la cantidad de crecimiento del empleo que EEUU puede acomodar sin impulsar aumentos salariales significativamente más altos.
Finalmente, sobre los datos de exportaciones e importaciones que se harán públicos en China, la fortaleza de las exportaciones podría aumentar las tensiones con los socios comerciales occidentales, preocupados por el exceso de capacidad industrial de China, que provoca el dumping de productos en el extranjero.
Ronald Temple es estratega jefe de mercado de Lazard