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Belako: "Hemos conseguido proyección internacional a base de hacer mucho pico y pala"

El cuarteto vasco comparte cartel con Xenia este domingo en el ciclo de conciertos Serialparc que se celebra en el parque Doctor Lluch de El Cabanyal. Hablamos con el baterista Lander Zalakain del próximo disco de la banda, de su imparable internacionalización y los pros y contras de los macrofestivales

1/06/2023 - 

VALÈNCIA. Han pasado ya tres años desde que Belako alumbró Plastic Drama (2020), un disco al que prolongaron la vida en 2022 con la publicación de una edición especial que venía acompañada de remixes de sus propias canciones, firmadas por artistas internacionales como Yoann Intonti (The Vaccines), Crystal Fighters y otros nacionales como Hinds y Delaporte. El cuarteto vasco estiró el chicle todo lo posible para compensar el parón forzoso que sufrió la promoción de este LP debido a la pandemia, pero ahora ha llegado el momento de hablar de las canciones que están por venir. El próximo domingo 4 de junio, Belako testeará por primera vez en directo la canción “White Lies”, adelanto del que será su quinto trabajo discográfico, cuya publicación está prevista el 8 de septiembre y trae la novedad de introducir por primera vez el castellano en alguno de los cortes (hasta ahora sus letras siempre se han compuesto en inglés o euskera). El concierto forma parte del ciclo Serialparc que se celebra en el parque Doctor Lluch de El Cabanyal, y contará con Xenia como telonera.

Muchas bandas recurren a la vieja táctica de intercalar algún tema inédito en el repertorio de sus conciertos para “tomar la temperatura” del público y comprobar si lo que funciona en el local de ensayo también lo hace en otros contextos. En el caso de Belako, este recurso es especialmente importante, conscientes como son de que su gran baza, el canal por el que más seguidores nuevos enganchan al grupo, es el directo. Son energéticos, contundentes y saltarines, y tienen la peculiaridad de no ceñirse al dictado del disco; prefieren ofrecer versiones de sus propias canciones. Lander Zalakain, baterista del grupo de Mungia (Vizcaya), nos lo explica de este modo: “Los conciertos nos vienen muy bien para comprobar la acogida que tienen los temas en los que estamos trabajando, porque la música trabaja con las emociones y hay cosas que no se pueden saber sobre el papel. En función de lo que observamos, vamos construyendo el set list de los siguientes conciertos. En los directos intentamos mostrar una cara diferente a la del disco. Planteamos ligeras modificaciones: añadimos un puente, o hacemos un cambio nuevo… cosas que hacen que el concierto sea más animado y todo acabe en una fiesta”.

Aunque todavía no pueden desvelar el título del nuevo disco, sí que nos lanzan pistas sobre sus derroteros musicales. “Será una auténtica locura de estilos, como ocurre siempre con nuestros álbumes. El sonido en realidad seguirá el mismo hilo conductor de nuestros últimos elepés; es decir, grabando en cinta el 99% de la música para buscar el grano analógico. En el aspecto compositivo sí que se van a notar bastantes diferencias. Las canciones dejan más espacio entre instrumentos y estilísticamente hay un poco de todo: pop, rock, electrónica… Creo que hemos encontrado ese equilibrio perfecto que consiste en crear canciones que son pegadizas pero que al mismo tiempo tienen mucho trabajo detrás y reflejan nuestra evolución como músicos. Hay compases más raros que nunca habíamos utilizado, cambios de ritmo… para nosotros es muy importante que cada disco sea diferente al anterior y suponga un reto compositivo e interpretativo. Tenemos bastante ambición como músicos, y nos preocupamos por no estancarnos y seguir mejorando. No solo queremos hacer canciones para bailar y saltar (que también). Nos gusta cada vez más la idea de plantear canciones que no entran a la primera, sino a la segunda o la tercera. Tenemos la sensación de que estamos en medio de un desarrollo que no tiene fin. Que tenemos mucho camino por delante”.

Más giras fuera que dentro de España

Desde sus inicios como grupo en 2011, y sobre todo a partir de la publicación de su primer LP en 2013 (Eurie), Belako tuvo claro que quería probar suerte en la arena internacional. Pero una cosa es desear algo, y otra muy distinta conseguirlo. Su primera gira extranjera, que se fijó en Inglaterra y Escocia, llegó con la promoción de Hamen en 2016. Al año siguiente rompieron mano en México, donde a día de hoy tienen su mayor caladero de seguidores en Latinoamérica. Hace ya años que pudieron dejar sus trabajos de subsistencia para centrarse en la música, lo que a su vez les permitió intensificar su proyección internacional. Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Sur, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Alemania, Colombia… se puede decir que actúan más a menudo fuera de España que dentro. ¿El truco? “No hay truco, es cuestión de mucho pico y pala”.

“Hay grupos que pegan el pelotazo con una canción y pueden hacer giras sostenibles económicamente desde el principio, pero esos casos son muy raros, y desde luego no fue el nuestro -responde Lander-. Nosotros hemos tenido que currar mucho, ser persistentes y asumir que íbamos a perder dinero en las primeras giras. Todo lo que ganábamos en conciertos en España lo perdíamos cuando salíamos a tocar fuera. Aunque se te conozca en tu país, cada vez que entras en un mercado nuevo es como empezar de cero. Salas pequeñas, cachés reducidos, pero al mismo tiempo con muchos gastos de furgoneta, gasolina, billetes de avión y dietas para el grupo y su equipo. Poco a poco, a base de seguir visitando el país, haciendo mucha promo y teloneando a grupos locales importantes, vas sumando seguidores y cada vez va a verte más gente. El objetivo es que te acaben incluyendo en un festival donde pueda verte un público más amplio, como nos ocurrió cuando tocamos en el Reading y en el Leeds Festival. A veces, también, las giras deficitarias de los países donde vas por primera vez se compensan con las que haces en otros países como Gran Bretaña o Alemania, donde estamos bastante asentados porque hemos ido a tocar muchas veces”.

“El idioma no debería ser una barrera”

Uno de los rasgos distintivos de Belako con respecto a otros grupos nacionales de su generación es la decisión de cantar en inglés en un momento en el que el mercado -los sellos discográficos, los promotores de festivales, etcétera- se decantaba principalmente por el español. “No fue algo premeditado, aunque es cierto que el inglés nos ha abierto ciertas puertas, sobre todo en los países anglosajones. Al mismo tiempo, cantar en inglés (o en euskera) sigue siendo una desventaja en España y en Latinoamérica. Me fastidia que los idiomas levanten barreras; la música debería estar por encima de todo eso. Es curioso como la mayor parte de los grupos nacionales que tocan en festivales españoles cantan en castellano -cosa que me parece fantástica, no lo critico en absoluto-, pero al mismo tiempo se valora mucho al guiri que canta en inglés. En cualquier caso, en Belako siempre hemos querido ir a nuestro rollo, hacer nuestro propio camino sin seguir a nadie. En el próximo disco cantaremos por primera vez alguna canción en castellano, pero porque nos apetece”.

Grandes festivales, la cara y la cruz

Este año se cumple una década desde que Belako publicó su primer disco, con Cris Lizarraga, Josu Ximun, Lore Nekane y Lander Zalakain como integrantes. Una trayectoria en permanente ascensión que no podría explicarse del todo sin la presencia del grupo en grandes festivales. Entraron a formar parte de este entorno de forma precoz tras ganar un concurso de bandas que organizaba la Radiotelevisión Pública Vasca, cuyo premio les dio acceso al BBK Live. Desde entonces, Belako ha crecido al calor de los grandes escenarios, pero sin descuidar las giras en salas. Nos preguntamos por su posicionamiento dentro del debate actual en torno a los grandes festivales y sus efectos perniciosos que el periodista Nando Cruz denuncia en su reciente libro Macrofestivales. el agujero negro de la música. ¿Tienen sentimientos encontrados? 

“No he leído todavía el libro de Nando Cruz, pero estoy seguro de que coincido en muchas cosas con él. La costumbre de los festivales de pedir exclusividad a determinadas bandas afecta al circuito de salas. Por otra parte, las condiciones en las que tocan los grupos no son siempre las mejores. A menudo tocas enfrente del escenario en el que toca otro grupo, los conciertos son muy cortos y hay poco tiempo para las pruebas de sonido. Y sí, hay una burbuja de precios tremenda y es una aberración que la gente muchas veces esté más dispuesta a gastarse mucho dinero en la entrada de un festival y sin embargo haya salas medio vacías. Pero hay que reconocer también que los festivales son un escaparate brutal, y que nosotras por ejemplo hemos notado que mucha gente nos ha descubierto en un festival de rebote, pero después ha venido a vernos a las salas. En los comienzos es imposible decir que no a un festival si quieres vivir de esto. Hay que asumir lo que hay, aunque no nos guste del todo”.

“Se puede decir algo parecido de la manera en la que escuchamos música -continúa-. Me encantaría que nuestro disco, con el pastizal, el esfuerzo y el tiempo que implica grabarlo como lo hacemos nosotros, no se escuchase después a través de una plataforma de streaming que comprime el sonido un montón y además no paga casi nada a los artistas. Tampoco me gusta que ya no se escuchen discos, sino playlists que van saltando de un artista a otro. Pero hay que asumir que el arte y la cultura cambian, evolucionan y la sociedad también. Es muy difícil cambiarlo. Yo mismo, que soy un friki y colecciono vinilos, también acabo consumiendo música por otras vías”.

Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, no nos resistimos a preguntar por las cosas que se han quedado en el tintero en la agenda musical. Especialmente, tal y como recordaba recientemente en Twitter el promotor y ex director del FIB, Joan Vich, nos preguntamos por el futuro del Estatuto del Artista y el Plan de internacionalización de la música española que se estaba diseñando con la Federación de la Música de España. “Creo que el problema de la precariedad y la ausencia de derechos de los músicos autónomos en este país es estructural y va más allá de ideologías. Nadie hace nada de verdad por cambiar las cosas. De todos modos, tal y como está el panorama ahora mismo, te diría que hay cuestiones más prioritarias, como el acceso a la vivienda o los problemas de mucha gente para conseguir lo más básico para vivir”.

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