el billete / OPINIÓN

Bendita transparencia

Gracias a la transparencia del Consell hemos podido conocer el acta de una delirante reunión del consejo de administración de Vaersa

4/06/2017 - 

Este periódico siempre se ha mostrado a favor de la Conselleria de Transparencia. Frente a las dudas que generó la considerada conselleria florero, aquí desde el principio consideramos un acierto que el Acord del Botànic otorgara a la transparencia el rango necesario para una Generalitat en la que la opacidad fue el caldo de cultivo de la corrupción hasta el punto de que no toda la mierda ha aflorado y algunos ladrones se han ido de rositas. 

Podría haber sido Transparencia una dirección general o una secretaría autonómica, pero nadie se la habría tomado en serio. De hecho, no se la tomaron en serio muchos de los recién llegados, pero Manuel Alcaraz se encargó de que sus propios compañeros de gobierno, por convencimiento o por hartazgo, acabasen asumiendo que el destape era necesario.

No todo es perfecto, ni mucho menos, ni va a la velocidad que sería deseable. Hay además, una maraña de organismos, agencias y consejos con similar objetivo que habría que clarificar. Pero más vale pecar por exceso que por defecto. Como dijo el conseller Alcaraz en su conferencia del pasado martes en el Foro Europa-Tribuna Mediterránea, "el cruce generalizado de datos que supone que toda la maquinaria de un Gobierno publique su devenir cotidiano ya hace muy complicado el ocultamiento". 

Para quienes todavía cuestionan la utilidad de la conselleria cojonera, he aquí un ejemplo de esta semana: Gracias a esa monitorización de la actividad de Gobierno autonómico hemos podido tener acceso a una joya documental que demuestra que la transparencia puede ser antídoto contra la corrupción pero no contra la imprudencia. Se trata del acta del consejo de administración de la empresa pública Vaersa del pasado 3 de mayo, en la que sus administradores, todos ellos altos cargos y funcionarios, no tuvieron su mejor tarde, por decirlo suavemente.

Ingeniería financiera

El orden del día de la reunión constaba de dos puntos —más los de rutina—, a cual más extravagante. El primero, la reformulación de las cuentas aprobadas por unanimidad en marzo, reformuladas porque, ¡atención!, cerrar el ejercicio con pérdidas causaría un “deterioro considerable” a la imagen de Vaersa (error de partida, la imagen de una empresa pública depende más de lo que haga o no haga que de sus resultados económicos, pero no es esa la cuestión).

Bankia en su día también consideró que arrojar pérdidas daba mala imagen y le impedía salir a bolsa. Y la CAM habría sido intervenida mucho antes si sus administradores hubiesen plasmado en la cuenta de resultados las pérdidas millonarias que sufría en lugar de beneficios. Vaersa no es Bankia ni la CAM, aquí no habrá miles de damnificados, pero ocultar las pérdidas en una empresa pública para evitar el veto a la contratación de personal, como se especifica en el acta, no es ninguna tontería.

El maquillaje de los resultados no es algo excepcional ni exclusivo de los consejos de administración no profesionales, que el papel es muy sufrido y el excel aún más. Pero los ajustes en su caso se hacen antes de formular las cuentas, consultando si hace falta al auditor para evitar que ponga salvedades, no mes y medio después de haber sido aprobadas y mucho menos plasmando en el acta del consejo de administración que el trucaje se hace no porque haya un error sino porque hay "una serie de inconvenientes" —mala imagen, imposibilidad de ampliar plantilla— que “obligan a la reformulación".

La única que lo vio claro es Empar Martínez, consejera de Vaersa en representación de la Conselleria de Hacienda. Pese a no asistir a aquella reunión por problemas de agenda, la directora general del Sector Público Empresarial, que ha gestionado empresas durante más de 20 años, mandó un escrito a la presidenta de Vaersa, a la sazón consellera de Agricultura y Medio Ambiente, Elena Cebrián, con una "recomendación en relación con el carácter excepcional de la utilización de la figura de la reformulación de cuentas anuales, que tiene que estar plenamente justificada y motivada". 

Cualquiera que haya visto en el Telediario al expresidente de la CAM Modesto Crespo en el banquillo de la Audiencia Nacional decir que él, de números, no sabía nada habría levantado el pie del acelerador ante la advertencia de Empar Martínez y habría dado una pensada a la ingeniería contable en Vaersa. 

Pero no, los consejeros lo solventaron con igual torpeza y dejando el mismo rastro en el acta: el subdirector de Vaersa se comprometió a elaborar un informe justificativo al respecto y, sin esperar a que el susodicho vistiera al santo, allí mismo aprobaron la reformulación por unanimidad.

El 'topo'

El otro punto del orden del día era el "análisis de las circunstancias producidas después de la denuncia relativa a determinados encargos con medios propios", análisis que derivó en la decisión del consejo de administración no de investigar los hechos denunciados ante la justicia por el sindicato USO —y archivados—, sino de identificar a la persona que había filtrado dicha información a este periódico.

La búsqueda de un topo en Presidencia fue uno de los episodios negros del Consell de Alberto Fabra. En el caso actual la torpeza es doble, por la cacería y por su plasmación por unanimidad en un acta mercantil que uno imaginaba más aburrida. Por fortuna, Alcaraz salió al paso de las intenciones de su subsecretario, Alfonso Puncel, consejero de Vaersa, que se ofreció solícito a realizar el encargo desde Transparencia.

 

Lo próximo, anuncian, es modificar el acta del consejo de administración del 3 de mayo porque "no es definitiva". Será divertido comprobar cómo reinterpretan los consejeros lo acontecido en aquella reunión que fue fielmente recogido por el secretario en el acta, leída y aprobada allí mismo por unanimidad. Atentos al portal de transparencia.

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