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Líder único, bicefalia o acefalia: ¿a qué quiere jugar el PSPV?

28/06/2017 - 

VALÈNCIA. El término bicefalia se ha puesto de moda –otra vez- entre los socialistas valencianos. Un concepto en muchas ocasiones esgrimido pero pocas veces puesto en práctica, más allá de la siempre complicada plaza de València ciudad donde el hoy secretario de Organización federal, José Luis Ábalos, sí lo aplicó –no fue el único- con resultados electorales que tampoco avalaron la estrategia en demasía.

La bicefalia, existencia de dos cabezas según la RAE, significa en términos políticos la implantación de dos mandos –generalmente referidos a lo institucional y lo orgánico- dirigidos a ocuparse independientemente de las tareas que les corresponden pero identificando un camino común tanto en el trayecto como en el destino. 

Esta fórmula la aplican partidos como el PNV o, en un caso más próximo y reciente, el Bloc, que podría decirse que incluso la practica doblemente: dos cargos orgánicos supuestamente al mismo nivel –aunque este mismo martes Rafa Carbonell dimitía- para conducir el partido que, además, no tienen ningún tipo de responsabilidad institucional.

Este argumento, el de relatar las bondades de la bicefalia, es uno de los pilares del aspirante a liderar el PSPV y alcalde de Burjassot, Rafa García, que subraya la necesidad de que su oponente, Ximo Puig, se centre en sus tareas como presidente de la Generalitat y deje en otras manos la labor de revitalizar un partido que, a juicio de su competidor, ha estado “muerto” durante los dos últimos años.

Más allá de que este diagnóstico pueda coincidir o no con la realidad –así lo admiten algunos miembros de la propia campaña de Puig-, también cabe preguntarse qué tipo de bicefalia resulta de un jefe del Consell que tiene en los que han sido –y son- sus rivales orgánicos dentro del partido los aspirantes a relevarle. Es decir, y aunque García asegura que la idea de dar el paso para luchar por la Secretaría General del PSPV fue exclusivamente suya y de su familia, resulta lógico pensar que, o bien Pedro Sánchez o bien José Luis Ábalos –o ambos o uno más que otro-, alentaron la alternativa a Puig.

En este punto, conviene puntualizar que el escenario de una victoria de García dividirá el PSPV en un sector con base en Blanquerías –o allá donde se encuentre la sede del partido tras su venta- y otro con centro de operaciones en el Palau de la Generalitat. El nuevo líder, como es lógico, tendrá línea directa con Ferraz mientras que Puig estará a verlas venir, asumiendo incluso cómo en ocasiones las discrepancias que pueda tener con Madrid se resuelven con un veredicto favorable… desde la propia sede de su partido en València. Esto, kafkiano o no, puede ocurrir.

Es por ello que en el seno del PSPV, corrientes como Izquierda Socialista defendían meses atrás una bicefalia consensuada pero no, según apuntaron recientemente, fruto de lo que calificaron como “hachazo orgánico” a Puig. Es decir, el concepto no está visto con malos ojos incluso por grupos que apoyan al jefe del Consell, si el principal afectado es el que pusiera sobre la mesa la necesidad de tonificar el partido valiéndose de un secretario general ‘de madera’ que le facilitara el trabajo y revitalizara la formación en lo que, también, podría considerarse una bicefalia falsa o descompensada, dado que nadie dudaría de que quien tiene el verdadero mando es el presidente de la Generalitat.

Puig y García juntos en un acto en 2014

No obstante, según consideran los defensores de Puig, el modelo que propone García es más una ‘acefalia’ –ausencia de cabeza- que una bicefalia en sí. A su juicio, el paso adelante dado por el alcalde de Burjassot solo puede acabar -si triunfa- en una situación en la que ni Puig sale reforzado al no tener el bastón del partido para apoyarse y, al mismo tiempo, donde existe un secretario general alimentado desde Ferraz que no tiene la confianza y respaldo del poder institucional que tanto le ha costado conseguir al PSPV. 

Posiblemente, ninguno de los dos modelos –bicefalia o la unificación de cargos como ocurre actualmente- sea bueno o malo en sí mismo, pero el haber llegado a este punto indica que en cualquiera de las situaciones resultantes el PSPV tendrá dificultades para alcanzar el equilibrio.

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