Estamos en el fin de semana de la encumbración (permítanme el palabro), con el apadrinamiento del Presidente del Gobierno, de la que puede ser primera presidenta del Generalitat Valenciana en el 2019. ¿Lo será?
Cuando ustedes lean este artículo estarán viendo a la vez diferentes noticias de la celebración del congreso regional del Partido Popular en la Comunidad Valenciana, con la presencia prevista de Mariano Rajoy, y pocas sorpresas pues las cartas están ya repartidas y jugadas, -Isabel Bonig presidenta-, visualizándose como la alternativa al actual gobierno del tripartito en el 2019.
Hasta aquí ha sido un largo, y en ocasiones duro camino, para nuestra Thatcher Valenciana (con permiso de Vall de Uxò). Muchos no daban ni un duro por ella en aquellos momentos en el que aún gobernaba el PP en la Generalitat y en una mayoría de ayuntamientos de nuestra comunidad, pero ya se intuía claramente que el ocaso de su poder estaba cerca, cuando heredó el cargo de Secretaria General del PPCV del malogrado políticamente hablando Serafín Castellano en junio 2014 y se hizo presidenta del partido en julio del año siguiente tras el fracaso electoral de un mes antes, recibiendo de un voluntarioso (por sus líneas rojas) aunque anodino (para la historia) Alberto Fabra, un partido en el que las conspiraciones y los movimientos subterráneos proliferaban, surgían intrigas palaciegas (ya saben estamos en la tierra de los Borgia) pues como en todo partido liberal conservador que se precie (miren a nuestros vecinos los franceses) se prodigan las luchas cainitas dado que el individualismo está en su ADN.
Ella al igual que hacía su referente, la Dama de Hierro, se mantuvo firme frente ante toda esa zozobra y adversidad, y supo superarla con sucesivas mejoras en los resultados electorales nacionales respecto al debacle autonómico-local, era justo la líder fuerte que cualquier organización en crisis necesitaba. Pero en la actualidad qué le hace falta a su partido, y a ella claro está, para convencer y así vencer en las elecciones. Empecemos a hablar del entorno valentino y de sus oponentes.
Respecto a la política en minúscula, la de los partidos, vemos como en la Comunitat éstos no gozan de muy buena salud que digamos; en primer lugar el Partido Socialista del País Valencia de Ximo Puig que ostenta la primogenitura del poder se encuentra inmerso en una severa crisis de identidad/liderazgo entre sus dos sensibilidades la oficial (Susanista) y la podemizada (Sanchista) sufriendo además el desgaste de la gestión pública, después Compromis manteniendo una cierta y aparente estabilidad orgánica a pesar de los puntuales problemas de rescate de personas muy muy cercanas (consecuencia del ejercicio del poder) pero cumpliendo su agenda política y construyendo su idílica ciudad en el Cap i Casal, con muchas bicis y pocos coches aunque no sé si muy cómoda por mor de ese gran activista que es Giuseppe Grezzi con permiso de Joan Ribó, por su parte Podemos CV sufre las réplicas del terremoto de Vistalegre II con el ostracismo de los posicionados como errejonistas (Antonio Montiel finalmente ha dicho que no se presentará el 14 de mayo para renovar el cargo) para regocijo de los pablistas, y preocupación del Palau que ve cómo podría aumentar la inestabilidad en el Tripartito en función del nuevo interlocutor de la formación morada, y finalmente Ciudadanos ese joven partido con el alma de los Liberales de 1812 y Adolfo Suárez como referente, que sigue esforzándose en intentar hacerse un hueco en el panorama político intentando acabar con esas dos Españas políticamente enfrentadas, y que tras su congreso nacional con una cierta redefinición ideológica para algunos o mayor centrismo político para otros, ha sufrido algunos abandonos en nuestro territorio, lógicos por otra parte.
Y ahora... ¿qué hay de lo suyo? Con el anterior panorama y salvo algún susto judicial que en la vida política española se ha vuelto como el pan nuestro de cada día, cuál campo de minas de la Gran Guerra (IGM), existen muchos factores para que Bonig alcance su objetivo de liderar la Comunitat pero yo resumiría en un primer análisis cuatro puntos compuestos por tres líneas de acción estratégica a seguir y una acción logística a conseguir, que serían:
1º.-Unidad interna, un partido dividido es difícil que gobierne (si me permiten parafrasear la cita bíblica atribuida a Abraham Lincom) y el electorado castiga las divisiones internas. El PPCV como toda organización viva tiene sus altibajos, sus querencias y en ocasiones diferentes posicionamientos, tras la crisis ya citada parece que las aguas vuelven a su cauce, las organizaciones provinciales de Alicante y Castellón trabajan con un importante sosiego orgánico, no sé si inducido a que tienen el poder de las respectivas Diputaciones, pero en Valencia parece que las aguas bajan más revueltas. Con posibles listas alternativas a la que ocupa la actual dirección de Vicente Betoret, que si son resultado de la libre participación política de sus afiliados puede ser hasta refrescante y revitalizador para cualquier partido, pero que si son fruto de movimientos telúricos, vendettas o resentimientos, mala cosa, un partido y claro está su líder que quiera triunfar tiene que buscar listas integradoras superando cuestiones personales y mostrando la magnanimidad del vencedor. Además recordemos que la provincia de Valencia supone un 5% del censo electoral autonómico, por lo que tiene más que importancia su estabilidad y que no haya líos (cosa que a Génova no le gusta nada de nada), y más todavía cuando en su capital (que supone casi el 30% del censo) el PP no está y parece que ni se le espera (ojo hablamos como organización), a pesar de los denodados y meritorios esfuerzos de Eusebio Monzó, pues la gestora local liderada por Luis Santamaría sólo consiguió que algo más de 200 afiliados apoyaran a Bonig como presidenta regional de un total de 10.000 posibles votos.
2.- Alianzas externas, en el escenario político cercano las mayorías absolutas son cosa del pasado, por lo que cualquier formación política que quiera alcanzar el poder debe analizar cuáles son sus potenciales aliados para una investidura así como planificar los lugares comunes en los que se puede llegar a un acuerdo. En la CV esos posibles socios de gobierno o de investidura del PP se reduce (por el momento a no ser de que el valencianismo resucite) a Ciudadanos con esa práctica (pues atiende a sus dos almas) bicefalia de Fernando Giner en el ámbito orgánico-local y Alexis Marí en el autonómico-mediático, los puntos de encuentro son bastante evidentes y factibles de alcanzar, podrían ser, desde las señas de identidad con un equilibrio entre la clara lealtad y compromiso con España con el respeto a nuestras propias y singulares características, pasando por la educación pública y su complementariedad con la Libertad de enseñanza, hasta cuestiones de índole económica como un mayor respaldo a los pequeños-medianos empresarios y autónomos generadores de puestos de trabajo y riqueza, haciéndolo compatible con el apoyo a los más desfavorecidos.
3.- Construcción de un proyecto, atractivo, coherente y comprometido con los valencianos. Tras la celebración del congreso regional y recorrer la Ruta del Nuevo PPCV (con una ponencia estatutaria), como recoge uno de sus debates, se debe presentar a la ciudadanía de la Comunitat Valenciana cual es la aspiración que tiene ese partido para nuestra autonomía y para sus ciudades, pero sobre todo para sus habitantes, centrándose en las personas y como poder seguir manteniendo nuestra sociedad del bienestar, de hecho parece que van bien encaminados pues las otras dos ponencias del congreso, la social y la económica, se titulan La Ruta de las Personas y la Ruta de las Oportunidades, sin perder de vista otras iniciativas como las referentes a la defensa de nuestra cultura.
Acción logística en recursos humanos
4.- Equipo: un líder aunque sea el mejor es incapaz de alcanzar sus éxitos si no está rodeado por un gran equipo de personas (siempre de los mejores y no de mediocres-palmeros), y conseguir crear ese gran grupo de profesionales de diferentes ámbitos, ya sean de la política, de los medios, de la gestión pública, de la sociedad civil y de todos los espacios sociales posibles, es el primer gran paso para alcanzar el triunfo. Este debe ser uno de los primeros propósitos tras el congreso regional, y de cara a los provinciales y locales, que debe dirigir la acción interna del equipo de Bonig, con el propósito de crear una organización/grupo de personas que actúen al unísono y se sientan cómplices del proyecto, trabajando de forma conjunta con el firme propósito de vencer y llevando siempre la iniciativa política.
Resumiendo, y para finalizar, tras este fin de semana se inicia para Isabel Bonig, aunque no sin grandes incertidumbres y dificultades, una cuenta atrás que le puede llevar a ser la primera mujer presidente de la Generalitat Valenciana; eso sí, con el permiso de Mónica Oltra.