VALÈNCIA. La bicicleta siempre se ha alzado como una alternativa de movilidad limpia y sostenible pero, quizá, utilizada por una minoría que siempre creyó en su uso para paliar las consecuencias del Cambio Climático y como una alternativa real al vehículo. Sin embargo, los nuevos acontecimientos, las ganas de disfrutar del aire libre, el anillo ciclista y el temor a las aglomeraciones en el transporte público, han contribuido a que muchas personas hayan recuperado sus bicicletas del trastero o el balcón.
El tiempo dirá si es una tendencia que se consolidará o una moda pasajera, pero lo cierto es que ha llevado a muchas personas a hacer una puesta a punto de su bici vieja o a pedalear sobre una nueva. Un boom que ha hecho que los negocios de bicicletas reabran sus puertas a pleno rendimiento, algo que ha sorprendido al propio sector. “Han sido dos meses duros, dos meses cerrados en los que no sabíamos qué pasaría e incluso pensé que retrocedíamos así que el primer día abrí solo media jornada”, explica Víctor Hernández, propietario de The Bike Run. Sin embargo, al ver el volumen de llamadas y el ajetreo en la tienda decidió abrir de forma ininterrumpida.
Su caso no es aislado porque el actual boom por la bicicleta ha disparado las ventas en España tras el decreto del estado de alarma por el Gobierno. Según los datos que maneja la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), que agrupa a 45 empresas del sector que representan el 65% del mercado de venta de bicicletas al comercio minorista, el crecimiento de la demanda desde el inicio de la fase 1 ha sido de hasta el 400% en bicicletas de gama baja —aquellas que oscilan entre los 500 y los 1.000 euros—.
A ello se suma la concienciación del uso de la bicicleta como medio sostenible. “Creo que el anillo ciclista de la ciudad, los carriles bici y el río, han hecho que las personas se animen aún más a utilizar la bicicleta”, comenta Fernando Gandía, propietario de Good Bike. De hecho, para atender a Valencia Plaza ha tenido que cerrar la tienda: “esto es una locura, el teléfono va a arder”, exclama el joven. En su caso, las ventas están en un segundo plano pues su negocio se enfoca más a la reparación de bicicletas antiguas. “Antes del confinamiento compré cinco bicis porque en Primavera suele haber una mayor demanda y me llegaron hace pocos días”, comenta.
No solo se han disparado las ventas sino que los talleres de reparación se han colapsado ante el aluvión de bicis antiguas que han recibido desde que volvieron a abrir sus puertas y el Gobierno de España flexibilizó las salidas a las calle. Un aumento que coincide con la Primavera, periodo en el que siempre se incrementan estos servicios. “Viene mucha gente que llevaba años sin utilizarla y necesita que le arreglemos los frenos, el cambio de marchas o las cubiertas, que están agrietadas de estar tanto tiempo paradas”, explican ambos sobre el ‘rescate’ de las bicis para hacer deporte o como desplazamiento.
No es la única que ha decido invertir en la reparación antes que adquirir una bicicleta nueva. Víctor Hernández comenta que en su tienda un cliente se gastó más dinero en la reparación de la bicicleta de su hijo que comprando una nueva pero “como no hay stock prefieren reparar la bici que comprarse una nueva”. De hecho, en estos días se ha cansado de cambiar cubiertas podridas o puños desgastados.
Ellos, como Marta Ródenas, han apostado por la bicicleta como alternativa al coche y al transporte público: “con las medidas de distanciamiento considero que es más cómoda la bici que, además, me permite hacer algo de ejercicio”.
Ambos señalan que aún es pronto para sacar conclusiones sobre el uso que se dará a estas bicis en el futuro y ambos tienen visiones muy diferentes. Fernando Gandía se muestra optimista pues considera que tras esta crisis, la bici saldrá muy reforzada como medio de transporte urbano y se mantendrá cuando se vaya recuperando la actividad. “Estoy convencido de que un tanto por ciento de este fenómeno que estamos viviendo viene para quedarse porque habrá gente que se concienciará con el medioambiente y verá la practicidad de la bicicleta para moverse por la ciudad”, comenta el propietario de Good Bike haciendo referencia al carril bici de la ciudad.
Por su parte, Víctor Hernández se muestra más conservador y considera que, una vez recuperada la normalidad, una gran parte de esas bicis regresarán al trastero o balcón. “Es cierto que desde hace unos años la venta de bicis ha aumentado gracias a las políticas de movilidad de la ciudad pero muchas de estas personas que se animan hoy a usar la bici la dejarán cuando vuelvan a las oficinas y los gimnasios abran”.
Ambos coinciden en señalar que València es una ciudad muy cómoda y que la peatonalización del centro o el impulso del carril bici contribuye al impulso del uso de la bicicleta. “València siempre llega tarde a todo, pero hoy es una ciudad que se acerca más al modelo de ciudad europea que venimos reclamando desde hace años”, coinciden en afirmar. De hecho, para Fernando las políticas del Ayuntamiento de los últimos seis años “han contribuido a que haya un cambio en la gente y se anime más a usarla”.
Igualmente, señalan que es imposible saber el porcentaje entre ocio o transporte urbano. “Las personas que vienen a reparar sus bicis o a comprar son bicis de montaña, sencillas, que se pueden usar como vehículo de transporte”, señala Vícitor. Por su parte, Fernando recalca que “sería interesante saber cuántas se dedican a uso urbano y cuantas a ocio. Creo que la gente se ha animado a usarla como deporte pero más adelante podrían usarla para moverse por la ciudad.
Un boom de las bicicletas que además coincide con que, a partir de este lunes 15 de junio, los comercios de la Comunitat Valenciana podrán adherirse a la campaña de la Generalitat Valenciana de fomento de la bicicleta y patinetes, con el objetivo de impulsar una movilidad más sostenible. Unas ayudas que llegarán hasta los 250 euros por la compra de bicicletas y patinetes. Para ello se habilitará una aplicación para que los comercios puedan empezar a adherirse. "En un principio en The Bike Run no nos vamos a adherir porque los trámites administrativos son muy lentos y no nos merece la pena; nos merece más la pena hacer los descuentos directamente al cliente", comenta Víctor.
Asimismo, ambos coinciden en afirmar que esperan que en unos años todas estas personas sigan usando la bicleta porque significará que la mentalidad de las personas está cambiando: "las ciudades no son sostenibles con tantos vehículos y contaminación y la bicicleta es una buena manera de reducir la contaminación".