BRUSELAS. A la intervención del precio de la energía eléctrica, se suma ahora la del gas. La Comisión Europea ha propuesto a los Estados miembros la intervención del mercado del gas a nivel internacional con dos medidas concretas que se basan en la compra conjunta y en limitar el precio del gas para que no se dispare la factura en Europa. Además, recomienda el ahorro energético, con una disminución de la demanda que pasa por restricciones del consumo de forma obligatoria y voluntaria. El Consejo de Energía de la Union Europea (UE) deberá aprobar el viernes estas propuestas, que serán aplicables por cada gobierno a nivel nacional y en función de sus necesidades específicas.
Fuentes de la Comisión fueron contundentes al manifestar que “No estamos dispuestos a pagar el gas a cualquier precio”. Y dejaron claro el mensaje que la UE quiere dar a nivel internacional, la tiempo que se insistía en la opacidad de la factura de la energía y en la falta de transparencia en el mercado que existe en el sector energético, con una subida de precios desde el productor hasta el comercializador y distribuidor. Ni siquiera los gobiernos han podido descifrar el aumento de la factura en la subasta diaria del mercado eléctrico.
La principal medida y más compleja es la del tope al precio del gas, lo que llamó “excepcionalidad ibérico”, cuando España y Portugal lo aplicaron a fines de primavera con el permiso de la UE, tanto de la Comisión como del Consejo, después de muchos meses de reclamarlo por parte del Gobierno español. En este caso, el límite se estableció en el conjunto de la factura de la luz, con un reparto solidario en el consumidor final. España puso el límite del precio del gas en 67 euros. La UE decidirá también poner un tope al petróleo ruso, en el apartado del sanciones que decidirá el Consejo de Exteriores, con un límite de 180 euros y aplicable a partir del 5 de diciembre. Estas medidas se regularán jurídicamente a través de un Reglamento, vinculante para los Estados miembros.
La comisaria de Energía, Kadri Simson, justificó esta postura en la guerra de Ucrania y apeló a que “Europa se enfrenta al chantaje energético de Rusia, y la demanda mundial de gas es superior a la oferta”. Simson explicó la forma de afrontarlo, a través de toda la cadena energética, por lo que “debemos actuar en el punto de entrada del gas a nuestro mercado. Estamos negociando con nuestros proveedores de gasoductos fiables. Si esto no produce resultados, entonces es posible un límite de precio”.
Y añadió que “Rusia no es un socio fiable. De hecho, está en el origen del problema. Creo firmemente que necesitamos un precio tope para todas las importaciones de gas ruso, a un nivel que aún les resulte atractivo para exportar a Europa”. La comisaria explicó que todas estas acciones reducirán el coste de las importaciones de gas. E insistió en bordar los altos precios de la electricidad “con un tope para el gas en la formación de los precios de la electricidad”, que es lo que hizo España con la excepcionalidad ibérica, también junto a Portugal.
Simson insistió en que “el objetivo es amortiguar el impacto de los altos precios del gas en los mercados de electricidad. Este límite debe establecerse a un nivel tal que no aumente el consumo total de gas. La señal de precio debe permanecer. ¿Por qué? Porque si se usa más gas y se compra en un mercado global ajustado, los precios subirán aún más”. El objetivo, dijo, es “proteger a los consumidores de los precios excepcionalmente altos”.
Para ello, ya se propuso en septiembre una “intervención de emergencia en el mercado eléctrico”, para apoyar a los hogares y empresas “a partir de las ganancias de las empresas que producen electricidad a bajo coste y la contribución solidaria de las empresas de combustibles fósiles”. La comisaria manifestó que, “sobre la base de esa intervención, ahora estamos listos para introducir a nivel de la UE un tope en el precio del gas para la producción de electricidad. Esto, como sabemos, determina el precio real de la electricidad para los consumidores”.