MADRID. (EP) La huella hídrica de los españoles asociada al desperdicio de alimentos equivale a más de 131 litros de agua por persona y día, según han estimado investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) tras estudiar el consumo alimentario realizado en los hogares españoles durante un año.
El trabajo, cuyos resultados aparecen publicados en 'Ecological Indicators', ha sido realizado por los investigadores Alejandro Blas, Alberto Garrido y Bárbara Willaarts, del Centro de Estudios e Investigaciones para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) --un centro mixto de investigación de la UPM, la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) y AGROSEGURO--.
Según el documento, que analiza el periodo entre octubre de 2014 a septiembre de 2015, la huella hídrica asociada al desperdicio de alimentos (tanto los que sobran en el plato como los que caducan y/o se estropean antes de consumirlos) se ha estimado en 2.095 hm3 para toda España, equivalente a 131 litros (o a una bañera llena de grandes dimensiones) por persona y día.
Por otro lado, los resultados mostraron que la huella hídrica del consumo por hogar en España es de 52.933 hm3, lo que equivale a 3.302 litros por persona y día. Esto equivaldría a la misma cantidad de agua que se utilizaría en unas 33 duchas de cinco minutos por persona y día.
Los productos que representan el mayor porcentaje de huella hídrica total son la carne y las grasas animales (26%), así como el conjunto de productos lácteos (21%).
Por otro lado, aproximadamente el 41% de la huella hídrica proviene de otros países, es decir, es "agua virtual importada". Los principales países de origen son Túnez, Portugal y Francia.
"Aunque una parte de la población todavía sigue una dieta mediterránea, los actuales patrones de consumo españoles están cambiando hacia una alimentación con mayor consumo de carne y productos azucarados respecto a las raciones recomendadas", señala Alejandro Blas, uno de los investigadores participantes.
Así pues, y a la luz de estos resultados, Blas concluye que "mantener una dieta mediterránea en la que las frutas, verduras y pescado representan una mayor porción de la ingesta de alimentos, proporcionaría un gran ahorro de agua en los hogares".
Los múltiples conjuntos de datos requeridos para este tipo de estudios ponen de manifiesto las dificultades para obtener estimaciones del consumo y desperdicio de alimentos y su relación con la gestión del agua, por lo que asegura que es necesario continuar con la investigación en este ámbito para desarrollar enfoques metodológicos estándar que ayuden en la formulación de políticas y recomendaciones.