VALÈNCIA. Corría la década de los 70, él todavía era un niño cuando, en un bar de Zaragoza, vio una imagen que todavía recuerda. Se trataba de un señor pintando en la cristalera del establecimiento siluetas de bocadillos y precios. “Ese día fui consciente de que los dibujos los hacía alguien. Por eso de pequeño quería ser pintor de bocadillos de calamares”. La anécdota corre a cuenta del historietista Calpurnio (Zaragoza, 1959), que ha vuelto a los bares a pintar, aunque no a uno cualquiera, sino a la cafetería del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Él será el encargado de poner una nueva cara al espacio, con un mural de 3x10 metros que pondrá una nueva cara al espacio.
Aunque no es la primera vez que pinta en un bar o un restaurante, con ejemplos como el de Birlibirloque, este proyecto tiene el condicionante -o aliciente- de tener que dialogar -o confrontar- el museo. “Buscaba el contraste. En el IVAM líneas son rectas, mientras que yo juego con las curvas, las espirales, aunque al final los dos nos remitimos a la Historia del Arte”. El dibujante habla de un dibujo “moderno y arriesgado”, aunque su contenido remite a la cultura clásica, un mural que supone un homenaje a la tradición mediterránea representada con un árbol, un motivo que puede verse “en la cerámica de Manises o del Peloponeso”.