Es una hormona que tiene consecuencias en otros aspectos de la vida más allá de la sexual, por ejemplo en la aparición de osteoporosis
MADRID (EP). Aproximadamente un 25 por ciento de los hombres mayores de 35 años podrían sufrir de testosterona baja o hipogonadismo, un problema que puede afectar en cualquier momento de la vida, perjudicando gravemente en la calidad de vida del que la sufre, según explica el endocrino Ángel Cunill Castro, director de la Clínica Doctor T.
En una entrevista, recuerda que los principales síntomas son "agotamiento físico, pérdida de la libido, problemas de erección, sofocaciones, disminución del semen, dolores musculares, acumulación de grasa en zonas abdominales, dificultad de concentración y cansancio generalizado".
Muchas veces estos problemas se achacan al cambio de estación, la disminución de horas de luz, el estrés en el trabajo, etc, en definitiva se tiende a confundir con depresión o ansiedad. Sin embargo, el doctor recuerda que "las causas son múltiples", y que existen "unos condicionantes que pueden ser individuales".
Así, puede ser debido al uso de anabolizantes, una disfunción tiroidea, una lesión testicular, trastornos hormonales, algunas enfermedades crónicas como trastornos del hígado y los riñones, obesidad, diabetes de tipo 2 o algunos trastornos genéticos.
Generalmente la gente desconoce que ésta puede ser la causa de su falta de energía y fuerza muscular aunque lo que les lleva a consultar a un especialista suele ser la inapetencia apetito sexual y la disminución eréctil. El gran problema, admite, es el tabú de éste tema que incapacita al paciente a acudir antes al especialista, hasta el punto de en algunos casos los pacientes llegan en con los síntomas más extremos como es una cierta feminización (falta de vello facial, aumento de las mamas y cambios en la voz).
"Se ha visto que los últimos 40 años la calidad del esperma del varón ha disminuido un tercio", advierte, para argumentar que son los contaminantes ambientales (pesticidas, plásticos, conservantes alimentarios etc) como una posible causa de esta situación –"de la que no podemos escapar", señala–, al generar xenoestrógenos, sustancias químicas que provocan o imitan el estrógeno en el cuerpo.
El tratamiento consta de varias fases siempre supervisadas por un médico endocrino. "Con un rápido análisis nos centramos en los niveles de Testosterona libre. Existe una tabla que indica si estás por encima, dentro o en la media. Una vez analizada la sangre y con los resultados procedemos a aplicar el tratamiento adecuado a base de inyecciones de testosterona que se dispensan sólo con receta médica en la farmacia", afirma.
El tratamiento tiene una duración media aproximada de 3 meses –a no ser que haya una alteración de base en la tiroides–, y el efecto de cada inyección alcanza las 3 semanas aproximadamente, pudiendo administrarse en la propia clínica, o en caso de pacientes que residan lejos, se envía por correo. "Se trata con una terapia hormonal sustitutiva, vía inyectable (...). La hipófisis se reactiva y vuelve a producir testosterona propia y en cantidades suficientes", explica.
"Generalmente con tres meses se reactiva el sistema, no obstante es importante que no haya una alteración de base, como puede ser una alteración de glándulas implicadas, en ese caso hay que tratar ese problema también, y eso lleva más tiempo", añade.
El doctor Cunill destaca la necesidad de un diagnóstico precoz. "Las principal preocupación de los pacientes es su calidad de vida, su bienestar está deteriorado, lo viven psicológicamente muy mal porque eso implica que no pueden llevar una vida de pareja normal, tienden a aislarse, pierden la autoestima y son muy dados a ponerse a prueba, lo que lleva al fracaso del coito y a hundirse más", destaca.
"Dejan pasar el tiempo", siendo la media que acuden al especialistas de hasta 4 años. Por eso, incide en que "el diagnóstico precoz es muy importante y el tratamiento es muy simple, no tiene ninguna complicación, va a mejorar su calidad de vida y psicológicamente se va a sentir muchos mejor".
La testosterona es una hormona que afecta a otros aspectos de la vida más allá de la sexual, "es importante para que no haya osteoporosis", y, por lo tanto, debe tener un tratamiento adecuado.