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VALÈNCIA A TOTA VIROLLA

Captores de la otra València fotogénica (y no, no sale ningún monumento)

A través de la mirada de Jonathan Faus, María Visuals y José Bravo. El elogio de la cotidianidad

19/01/2019 - 

VALÈNCIA. Cuando tú caminas, ellos observan. Donde los demás miramos, ellos ven. València, la València que en lugar de grandes manifiestos se empequeñece para hacerse más cierta, es también escenario cotidiano de fotógrafos que han hecho de los gestos, de las calles, un potente eje visual. Llámalo tono, llámalo filtro. A través de pieles, arrugas, muecas y pasos, los distintos enfoques componen esa esencia que exuda la ciutat. 

Realidad, o tal vez una urbe ficcionada, sus fotos ponen voz a lo que ocurre cualquier día ahí afuera. Queremos saber su método, cómo miran de frente. También qué encuentran, qué les ofrece València en esa suerte de intercambio visual.

Jonathan Faus comenzó a salir a la calle desde 2007, tras algunas prácticas donde debía hacer fotografía de larga exposición y paisaje. “Uno de esos días mientras esperaba en un semáforo hice una foto a un chico con rastas que estaba esperando a cruzar la calle frente al edificio Fénix, esta foto tenía una esencia especial para mí, fue a partir de ese momento cuando empecé a salir a la calle a hacer fotos por puro placer”. Uno de los pioneros recientes.

María Visuals lo hizo como la manera de documentar aquello que le pasaba mientras trabajaba: “Mis días como fotógrafa y videógrafa suelen ser muy diferentes el uno del otro, por eso quise empezar a documentarlos en Intagram Stories al estilo de un diario fotográfico con su principio y su final. Sacaba las fotos en formato vertical, las pasaba a mi móvil con el wifi de la cámara, las editaba en él y las subía a stories día tras día. A estas historias fotográfica las llamé 'Daily Visuals'. Al final resultó ser un ejercicio diario que me sirvió para mejorar mi fotografía y con el que me empecé a interesar más y más por la fotografía urbana. Decidí que la mejor manera de encontrar mi estilo fotográfico era salir a tomar fotografías de absolutamente todo lo que generase en mí un impulso para levantar la cámara y sacar una foto. Me dejé llevar y así empecé a definir lo que sería mi fotografía urbana, algo en lo que a día de hoy sigo trabajando”.

José Bravo, el hombre que miraba a los ojos, tuvo en la fotografía de calle una primera sensación de escapatoria. “Comencé a venir a València de vez en cuando en el tren con la excusa de escaparme, perderme por el centro, y fotografiar. Fue aquí, en estas calles donde comencé a enamorarme de la fotografía y de las posibilidades que ofrece la calle como escenario. Ese punto adrenalítico de no saber lo que va a pasar, con quién te puedes encontrar, esa mezcla entre lo inesperado y las múltiples posibilidades, esa sensación que permiten las ciudades de cierto tamaño donde es como menos extraño ver a personas con cámara, y puedes pasar más desapercibido... pues en esos inicios me escondía. Pero más allá de las fotos, recuerdo el placer que me daba la excusa de la fotografía para caminar sin un rumbo fijo y perderme… y estar abierto. Eran las mismas sensaciones que cuando se viaja”.

Foto: JONATHAN FAUS.

-¿Qué es lo más interesante de esa mirada callejera?
-Jonathan Faus: “La noción del tiempo y la velocidad con que discurren las cosas. La gente suele ir deprisa por la ciudad, se dirige a determinados lugares sin observar el entorno y todo lo que sucede a su alrededor. Con mi cámara trato de capturar esos momentos que pasan desapercibidos, escenas sencillas y casuales que solo se pueden apreciar al disminuir el ritmo con el que habitamos la ciudad”. 

-María Visuals: “Que sea una mirada impulsiva y sin complejos con la que mostrar una València que a simple vista no se percibe, con el factor humano como clave”.

-José Bravo: “Desde pequeño y pese a la curiosidad por las personas, fui muy inseguro, bastante hacia adentro, no me atrevía a acercarme. Me costó trabajo aprender a estar con las personas, a quererme y a mostrarme. También con la fotografía al principio me escondía de los demás, los miraba de lejos o incluso desviaba la mirada intentando que me interesasen otros motivos.

A medida que he dado pasos en mi propio autoconocimiento y autoconfianza en lo personal y como fotógrafo, esto se ha reflejado también afuera, y pasito a paso he ido acercándome en el sentido literal y en el metafórico, a los demás”. 

Foto: JOSÉ BRAVO.

-¿Cómo trabajáis el recorrido por las calles?, ¿lo planificáis?
-Jonathan Faus: “Suelo trabajar con música, me permite aislarme y escapar de mi faceta de ciudadano de a pie, me ayuda a ponerme en modo fotógrafo. No planifico nada, elijo una zona de la ciudad y me pierdo en ella, sin ningún tipo de premeditación, me dejo llevar por el instinto, una fotografía me lleva a otra. Solo llevo la cámara encima cuando voy a hacer fotos porque sé que voy a disponer del suficiente tiempo para detenerme en cada lugar que necesite, esperar y fotografiar sin ninguna prisa, es un ejercicio de autoconocimiento”.

-María Visuals: “Primero decido cuál va a ser el barrio que voy a fotografiar ese día, luego me pongo mis cascos con una buena banda sonora, algo de Curtis Harding o Jacob Banks siempre me ponen en el mood adecuado, cojo mi Sony a6000 y me subo al bus. Cuando bajo en mi destino, me dejo llevar y camino sin rumbo, normalmente unas dos o tres horas”.

-José Bravo: “Creo que no tengo muchos hábitos, pero por ejemplo sí suelo salir de mi barrio, Ruzafa (aunque no siempre), que siento como mi casa, en general necesito poner cierta distancia para sentir que entro en ese ‘viaje’. Suelo moverme por el centro. Y a partir de ahí, el único hábito es estar en presente, y escucharme. Cada día, cada momento es diferente y te ‘pide’ una cosa. Sobre todo, desde que me he dado cuenta, entiendo y practico la fotografía como un ejercicio de expresión y creación libre, donde aquello que miro no deja de ser una proyección personal, estoy muy atento a cómo me siento y a qué me pide la calle, y en sí cada momento. A partir de ahí me voy moviendo, me quedo de repente en un lugar porque ‘energéticamente’ me inspira, o por su luz, voy escuchando y dejándome llevar....

Ah, otro hábito es el objetivo 50 fijo 1.4 de Canon, desde que lo descubrí, no lo he cambiado, y no utilizo otra lente. ¿Por qué? Quizá es simple manía, quizá es que el 50 me hace olvidarme aún más de que estoy fotografiando, pues no distorsiona mi mirada y es el más próximo a la mirada humana. Además, como objetivo fijo me obliga a posicionarme, a comprometerme y a actuar desde un punto de vista que me interesa muchísimo también”.

Foto: JONATHAN FAUS.

-¿Cómo es vuestra manera de abordar a quienes fotografiáis?, ¿es un ejercicio furtivo?
-Jonathan Faus: “Más bien diría que abordo el lugar, las personas aportan el peso fundamental a la escena, pero no me centro exclusivamente en ellas sino en el binomio persona-entorno y en el significado resultante. En ocasiones me encuentro con alguna escena que me cautiva, las personas están en el lugar preciso en el momento oportuno y yo tengo la suerte de captarlo. En muchas otras ocasiones encuentro algún espacio o elemento que me resulta interesante (una luz, una sombra que se proyecta, algún reflejo o contraluz… ), sé que ahí tarde o temprano ocurrirá algo interesante, espero tratando de pasar desapercibido hasta conseguir alguna foto que me resulte interesante. ¡Cien por cien furtivo! Si interactuara con ellos dejaría de ser real para mí, ese momento lo habría provocado yo con mi intervención y perdería la esencia que busco en este tipo de fotografía”. 

-María Visuals: “Son furtivas, y estableciendo contacto visuals con el individuo fotografiado en contadas ocasiones, solo si lo veo receptivo o está realizando alguna actividad de la que me interesa saber más. Con el tiempo he desarrollado una técnica para no meterme en problemas que consiste en disimular fotografiando lo que el individuo tiene detrás. Tengo una colección impresionante de fotografías sin sentido”. 

-José Bravo: “No tengo un método para abordar a las personas, esto me lo preguntan mucho y siento, de verdad, que no hay un método. 

Escucharnos es estar atentos no solo a lo de afuera sino a mí, es hacerme preguntas, ser consciente con cada fotografía que realizo a otra persona: ¿qué me ha hecho fotografiarle? ¿me gustaría compartirlo con ella? ¿realmente quiero interactuar con esta persona en concreto? Y si no me atrevo, ¿es por pereza?, ¿es por miedo a la reacción? ¿es porque siento que la fotografía que he hecho no es buena?

Cada vez tengo más claro que la fotografía está siendo la mejor excusa que he encontrado para conectar con los demás, aunque nunca renegaré de esa mirada furtiva y ese placer de mirar, sin más”.

-València, ¿qué os ofrece como ciudad?
-Jonathan Faus: “Es una ciudad muy interesante para la fotografía de calle. Por una parte tiene una luz muy intensa que permite hacer fotografías muy remarcadas y con mucho contraste. La arquitectura, tanto la clásica como vanguardista se fusionan a la perfección, València tiene lugares muy característicos que dan una riqueza muy grande a la fotografía. La última cosa que destacaría es la proximidad entre sus diferentes zonas, esto permite que sea una ciudad muy cómoda y atractiva para fotografiar”. 

-María Visuals: “Es una ciudad que hay que pararse a mirar con otros ojos, llena de diferentes culturas y de un potencial tremendo. Me da la sensación de que es una ciudad repleta de escenas que pasan desapercibidas pero en las que cabe toda una película”.

-José Bravo: “Es cierto que a veces lo cotidiano nos cuesta, es como que resulta más sencillo fotografiar cuando se viaja a lugares desconocidos y en cierta manera exóticos. En mi caso, desde que me di cuenta de que las ciudades son para mi un ‘simple’ escenario o fondo, y que aquello que me hipnotiza, la figura o el tema es lo humano, descubrí que el viaje existe siempre.

Ahora, claro que importa, claro que cuenta, claro que el espacio se elige también. ¿Qué me hacía venir desde Castellón en tren a València y qué me hizo elegirla después como ciudad para vivir, y para fotografiar? València tiene una mezcla perfecta entre pasado y modernidad, me gusta por su arquitectura, por su luz, y sobretodo por sus contrastes e idiosincrasias… de hecho uno de los momentos en los que más la disfruto fotográficamente hablando es en Fallas, donde me da la sensación de que se concentra de forma exuberante gran parte de todo eso que es. Tiene además como ciudad medianamente grande, esos conflictos, esas luces y sombras que permiten poder hablar tanto de lo que podría fotografiarse en un pueblo, como en una ciudad mucho más grande. Y bueno, con el tiempo lo que sé es que también como fotógrafo me siento ligado emocionalmente a ella”.

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