CASTELLÓ. Pocas fórmulas tan sencillas llegan a conquistar los paladares más exigentes. Patatas, aceite y sal. Sin más. Solo con esos ingredientes se elabora uno de los aperitivos más valorados y deliciosos que existen: las papas. Y si nos vamos a aspectos más concretos, las Papas Maribel son reconocidas como una de las mejores del mundo. Una empresa que mantiene su fortaleza 52 años después de haber abierto sus puertas en abril de 1969. Los fundadores fueron Miguel Pérez y María Torres, un matrimonio de Castellnovo que inició el negocio en la planta baja de su casa, con una producción pequeña y que elaboraban de forma totalmente manual y que incluía el embolsado a mano.
La decisión de crear la empresa la toman Miguel y María, al quedarse ella sin trabajo y decidir Miguel dejar su tarea como corredor de fruta, “ya que estaba mucho tiempo fuera de casa, viajaba incluso a zonas de Aragón y de Lleida, y quería tener una estabilidad cerca de su familia”, explica la actual responsable de Papas Maribel, Sonia Doñate, que junto a su marido, Miguel Pérez, son la segunda generación que regenta la firma.
Ya en los primeros años de la década de los 80 se automatiza el proceso de fabricación y se ubican las instalaciones en el polígono de Castellnovo para atender mejor a los clientes, “pero se mantiene el sistema de fabricación artesanal de siempre en caldera con aceite y sal”, asegura Sonia “y no utilizamos ni potenciadores de sabor ni conservantes, ni colorantes, ni productos similares”, señala. La demanda ha ido creciendo desde finales de la década de los años 70 y ahora ya son 400 toneladas al año de patatas las que se convierten en papas fritas. De cada 20 kilos del conocido tubérculo se elaboran unos 6 kilos de papas, más o menos. Pero no vale cualquier tipo de patata. “Utilizamos la patata agria de la zona del Palancia que compramos a particulares de Segorbe y en las temporadas que no hay aquí la compramos en Alicante, Murcia o Aragón”, dice Sonia, quien explica que “utilizar productos de proximidad es un signo de identidad de la empresa y que quiere fortalecer, aunque lamenta que cada vez quedan menos agricultores que produzcan patatas en la comarca porque las nuevas generaciones no quieren trabajar la tierra, así que tenemos que ir fuera a comprar”.
La calidad del producto ha favorecido la continua expansión del mercado de clientes de Papas Maribel y su inclusión en la Ruta de Sabor de la Diputación de Castellón. Aunque cerca del 80% de la producción se vende en la zona de Valencia, Castellón y Teruel, el producto también ha atraído a los propietarios de restaurantes y bares de Barcelona y Zaragoza. El salto internacional se ha dado en los últimos años, y las papas que elaboran Sonia y Miguel en Castellnovo ya se pueden degustar en la Grand Place de Bruselas. La proyección del producto pasa ahora “por tener más presencia en bares y restaurantes, tiendas gourmet o carnicerías, ya que cada vez quedan menos comercios de barrio y nuestro producto no está en supermercados, solo lo tenemos en el que hay en Segorbe”, asegura Sonia.
La crisis provocada por la covid-19 también ha afectado a la empresa de Castellnovo que ha tenido que reducir su producción. La gerente de la firma explica que “este último año ha sido muy difícil, al estar limitado el horario de hostelería y no poder celebrarse las fiestas en los pueblos, pero ahora parece que la economía empieza a recuperarse y ya lo estamos notando, y aunque no estamos aún a niveles de 2019 ya se acerca”.