Las causas judiciales se archivan, sus consecuencias políticas, sociales y familiares no. Un Juzgado de Instrucción de Valencia acaba de archivar, una vez más, y como todas las anteriores, una causa contra el president Camps. En julio de 2011 el Sr. Camps dimitió, sin condena previa alguna, del cargo que representaba la ilusión de su vida y para el que estaba extraordinariamente capacitado. Los valencianos nos vimos mermados, por mor de la judicialización de la política, del buen hacer de una persona inocente, honrada y enamorado de su tierra, para muchos el mejor president de la Generalitat Valenciana. Dentro de poco acabará judicialmente esta pesadilla para el Sr. Camps y los suyos, personalmente nunca terminará, no podrá haber reparación que mitigue el daño causado durante tanto tiempo.
En mayo de 2000 el actual alcalde de Valencia, entonces síndic en les Corts Valencianes por Esquerra Unida, interpuso contra mi persona, a la sazón conseller, una querella por diversos delitos que fueron archivados meses más tarde por la jueza correspondiente, condenando al querellante al pago de costas. La jueza recriminó en su auto al ahora alcalde su deliberada intención de judicializar la política. Previo a la querella, le presenté, al entonces president de la Generalitat, mi carta de dimisión irrevocable en presencia de un vicepresidente del Consell. Como dimitir es excepcional en el mundo político, mi salida del gobierno se comunicó, eufemísticamente, como cese a petición propia.
Muchos de los querellantes contra el Sr. Camp continúan ejerciendo como políticos, el que lo hizo contra mí ha progresado hasta lo inverosímil. El sufrimiento personal y familiar del president Camps es mucho mayor que la indignación que yo sufrí en su momento. A él nunca le pedirán perdón los que le acusaron vilmente; conmigo, el hoy alcalde ni siquiera se disculpó.
José Emilio Cervera fue conseller de Sanidad de la Generalitat valenciana entre 1999 y 2000