La cocina de Chefs abre sus puertas al público del 14 al 16 de enero en La Rambleta, presentando como plato único una comedia de cinco estrellas
VALÈNCIA. Ya lo decía Ferrán Adrià: "La cocina es un lenguaje mediante el cual se puede expresar armonía, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación y cultura", y en este caso con Chefs el salto entre el fogón y la butaca se hace realidad. La compañía Yllana lleva desde 1991 cocinando sus espectáculos con un ingrediente clave: el humor gestual. Sus representaciones destacan por la ausencia de palabras, y este vacío en la sala lo llenan lass carcajadas del público. Su comedia Chefs cuenta la historia de un cocinero italiano que se pierde a sí mismo, y eso provoca que su inspiración por la cocina desaparezca. Para poder mantener las estrellas de su restaurante deberá crear una receta de éxito, y para ello deberá primero encontrarse a sí mismo.
Este chef intenta rescatar su prestigio desde la intimidad, volviendo a sus orígenes puros junto a su familia e incluso acercándose en la competencia para planear el siguiente movimiento de su restaurante. Durante el relato cuatro actores se pasean por el escenario, representan una decena de personajes que conviven entre restaurantes de todo tipo: uno tipo chic, uno de cocina asiática, un italiano… Cada restaurante, cada plato y cada historia contribuyen en la inmersión del chef protagonista, que busca un nuevo acercamiento a la cocina moderna sin abandonar sus orígenes. ¿Será capaz de reencontrarse a sí mismo a través de este viaje? y lo más importante… ¿cómo puede comprender el público este relato sin palabras?. Fogones en marcha, nos adentramos en la cocina de los Chefs.
Un cocinero no es nadie sin sus utensilios y sin sus pinches. En este viaje de introspección al chef le acompañan constantemente otros tres actores que a su vez representan a varios personajes del relato. Uno de ellos es Eduardo Ferrés, quien da vida a un desastroso camarero de un restaurante muy chic, a un cocinero tiquismiquis y a un camarero de un restaurante asiático de lo más peculiar. Entre estos personajes se hace que el chef protagonista logre su introspección pero todo ello sin emplear palabras. El humor gestual es una de las claves para ello, aclara Ferrés: “Lo que hacemos desde Yllana es aproximarnos a la historia desde la comedia visual. La historia se cuenta a través de gags y con gestos muy exagerados, como si se tratase de unos dibujos animados. Es una forma de demostrar que la palabra no es necesaria para hacer reír”. Este tipo de humor bebe de referentes como Chaplin, Mr. Bean o la compañía Tricicle, y dese Yllana cuentan ya con más de 30 espectáculos teatrales en esta línea.
La fórmula evidentemente funciona, y con la ausencia de palabras ha permitido que se convierta en un formato universal, explica Ferrés: “Las palabras son algo secundario, la clave es ponerle humor y muchas ganas, en todas y cada una de las representaciones. Buscamos constantemente la novedad para nutrir nuestro espectáculo y bebemos de nuevos referentes”. Gracias a esta novedosa fórmula el espectáculo ha conseguido viajar entre Chile, Turquía, Italia y Suiza entre otros destinos. Para ello el ingrediente clave en esta receta es el grammelot, una imitación del lenguaje que emplea elementos onomatopéyicos para transmitir emociones de todo tipo. "Se puede emplear y comprender en cualquier lugar del mundo, es un lenguaje universal", aclara Ferrés, "combinando cuerpo, gestos y gramática podemos llevar cualquier conversación a cabo, aunque todos estos ingredientes dependen en parte también del público".
Una de las claves del teatro no verbal se observa en la reacción desde las butacas. Chefs cuenta con pequeñas improvisaciones de las obras que se adecuan al público, según el momento y lugar en el que se representa la pieza, explica Ferrés: “Si vamos a una ciudad con algún enganche gastronómico potente intentamos incluirlo en la obra de alguna manera. Aunque la clave es que intentamos buscar la reacción constante del público, pase lo que pase.” Al ser una obra pensada para todos los públicos se busca adecuar las bromas a una narrativa universal y para ver si esta fórmula funciona se busca la carcajada en los asistentes. Pero… ¿Cómo se percibe esto si lo tapa una mascarilla? para los actores es una situación que poco a poco se ha ido normalizando, y que a día de hoy les ha permitido desarrollar un sexto sentido para captar la risa de los asistentes: "A pesar de las mascarillas percibimos el cómo, cuando y por qué se ríe la gente. Las clave suelen ser el tembleque de hombros y el arqueamiento de las orejas, aunque depende mucho del público al que te enfrentes".
Otro de los factores que han observado con el tiempo es que el público también se compromete en hacer saber que están disfrutando del espectáculo. Ferrés considera que en el teatro gestual una de las claves principales es la interacción con el público: "Ellos saben que a nosotros nos cuesta saber cuando se ríen. Es por ello que muchas veces intentan evidenciarlo a través de señales del cuerpo, para que percibamos que están disfrutando el espectáculo". Chefs cocina a fuego lento una tragedia que se convierte en comedia, la historia de un personaje que intenta disimular su fracaso y cuando ve que es incapaz surge la magia: "El humor es tragedia más el tiempo", concluye Ferrés, "cuando el espectador ve que empieza a ir todo mal surge la violencia, que se fusiona con el toque cómico... somos así los humanos". Una dramedia cuyo punto de ebullición lo marca solo un sonido: las risas del público. Bon appétit!
El premiado monólogo se representa en La Rambleta y bebe tanto de Homero como de Safo, Anne Carson, Pedro Lemebel y Luis Cernuda