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al otro lado de la colina / OPINIÓN

China, ¿cómplice necesario?

Entre toda la miseria y tragedia humana que surge de la invasión de Ucrania aflora un encomiable espíritu de solidaridad europeo, esperemos que se mantenga y “no se pierda en el tiempo como lágrimas en la lluvia”

12/03/2022 - 

Toda crisis es una oportunidad, sobre todo para aprender y no volver a cometer los mismos errores, utilizando herramientas como “La quinta disciplina” de Peter Senge, y el presente conflicto ucraniano es una ocasión perfecta para ponerlo en práctica, de hecho en varias Fuerzas Armadas existen unidades o protocolos de “lecciones aprendidas”. Pero no sólo se están produciendo enseñanzas bélicas, sino también se genera mucho aprendizaje geopolítico, del que parece que Recep Tayyip Erdoğan ya ha tomado nota, pues de tener estrechos lazos con Rusia, al ver el posible mayor control del Mar Negro por parte Putin, y ser este mar parte de su “Doctrina de Patria Azul”, esta volviendo al redil atlantista.

Dice nuestro derecho penal que aquellos que “cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos” son cómplices. Si consideramos que según el diccionario de la RAE cooperar es obrar favorablemente a los intereses o propósitos de alguien, podemos inferir que desde que Willy Brandt, aquel canciller socialdemócrata que tuvo que dimitir por tener entre sus colaboradores mas estrechos un espía comunista de la Alemania del Este, nter Guillaume, decidiera iniciar la importación del gas soviético (a pesar de las reticencias norteamericanas), este país se transformó en el tonto útil que permitió al residuo nacional de la URSS, la Federación Rusa, empoderarse en el futuro y volver a recobrar viejos sueños imperiales al ser su cliente gasístico preferencial, y depender energéticamente de él. Aunque parece que esta torpeza estratégica la ha empezado a desandar Alemania, entre otras formas con el incremento en la inversión en la Defensa, con más de 100.000 millones de euros.

Aunque la agresión de Vladimir Putin (definido como tipo de crimen internacional en el artículo 8 bis del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional) ha servido para que Europa reaccione y cierre filas entorno a su lema “Unida en la diversidad”, y tras las posiciones anteriores al ataque, más que divergentes, parece que ahora debe comenzar un periodo en el que aunar nuestras estrategias de seguridad en todo el continente europeo, sin olvidar que gracias al paraguas de la OTAN (que debe de estar incluida en él) y a su Primus inter Pares, el Tío Sam, Europa ha disfrutado de la época más pacífica y de mayor desarrollo de su historia moderna.

Pero lo anterior ya es pasado, ahora hay que analizar quien con sus actos simultáneos ayuda al régimen de Putin a mantenerse firme en esta prueba de resistencia que supone toda guerra. En primer lugar, hay un evidente cómplice, Aleksandr Lukashenko último dictador europeo, pues su territorio esta formando parte del despliegue operacional del ejército ruso, y ha sido base de partida fundamental para el eje principal que se dirige a conquistar Kiev; seria interesante descubrir si el apoyo de Putin a Lukashenko tan explicito a finales de mayo del año pasado tras un año de revueltas en Bielorrusia, fue el inicio de la decisión de crear este eje en la invasión al corazón de Ucrania, además de lo que todos los analistas daban por sentado, que iban a ser sólo las fronteras del Este de Ucrania las que iban a recibir el embate del ejercito moscovita.

Por otra parte, parece que la progresión de las unidades blindadas rusas han tenido sus retrasos en su pretendida guerra relámpago por diferentes factores, como cuestiones logísticas (posible ciberataque que habría afectado la red ferroviaria de Bielorrusia), por una deficiente o falta de planificación rusa, e incluso por la reacción ucraniana (mayor de lo esperado), así como la falta de apoyo de los rusófonos (a los que Putin pretendía rescatar), aunque recordemos que sólo han pasado dos semanas y en la Segunda Guerra Mundial a Adolf Hitler le costo casi un mes el rendir a la heroica Varsovia, con toda su Wehrmacht y su Blitzkrieg.

Otro elemento importantísimo, casi vital podríamos decir, para resistir y mantenerse es la economía, y ese país que no se ha sumado a las sanciones y que es precisamente el principal cliente y proveedor de Rusia, por lo que ayuda a mantener su esfuerzo bélico (no es el único, los que le siguen comprando gas lo hacen), se llama la China de Xi Jinping, que por otra parte, justo hace unos días, en la sesión anual plenaria de su máximo órgano legislativo, anunció un importante incremento de su presupuesto de Defensa en más de un 7%. Y no solo esto, sino aplicando el Cui prodest (a quien beneficia) otra vez es el régimen de Xi Jinping quien está haciendo caja, pues parece que esta interesado en invertir (según la asesoría financiera Bloomberg) en las grandes empresas estratégicas rusas, como Gazprom, ahora que están baratitas de cotización, y así tomar una posición más dominante si cabe en los mercados internacionales. Además muchos investigadores afirman que China está tomando nota de como reacciona la Comunidad Internacional a la invasión de Ucrania, por su provincia rebelde de Taiwán, aunque seguro que dado sus tiempos y sus modos se alejan de usar el instrumento bélico, y usan más de herramientas hibridas y de zonas grises; y ojo además China es el único país que puede forzar a Putin a negociar La Paz de una forma más rápida.

Esperemos aprender la lección, pues el comercio mundial es positivo, muy positivo, es generador de riqueza, pero que no se pueden poner todos los huevos en el mismo cesto (hasta el refranero lo sabe), y más aún si este cesto es de un sátrapa o autócrata; ya saben más vale prevenir (planificar estratégicamente), que curar (es decir ir a la guerra).

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