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Christine Cloux: "El bailarín es un cuerpo artístico, no solo físico"

La bailarina, recientemente premiada con un Max, lleva su Corps seul a Sagunt a Escena

5/08/2024 - 

VALÈNCIA. Cuando Christine Cloux se llevó el Premio Max a mejor intérprete femenina de danza se sintió como una victoria con muchas capas de lectura. La artista suiza, que desde hace décadas opera desde València, era galardonada hace apenas unas semanas por Corps seul, una pieza en el que reivindica la figura de la bailarina madura, en un mundo de jóvenes, y que revisa su propia trayectoria artística. "Habéis valorado el trabajo de toda una vida", expresó durante su discurso. 

La artista, que ha bailado con la compañía Cienfuegos o el Ballet de la Generalitat, recibe este año sus flores por un espectáculo que parte de lo pequeño, de su propia realidad y recuerdo, para caminar hacia un relato mayor, un palmarés al que también se suma el galardón a la mejor bailarina en la última edición de los Premis de les Arts Escèniques de la Generalitat. Ahora vuelve a subirse a las tablas con un Corps seul que se podrá ver en pase doble el día 7 de agosto en la Casa dels Berenguer, en el marco de la 41ª edición del festival Sagunt a Escena. 

- Durante su discurso en los Max dijo: “La danza se ve sobre todo en cuerpos jóvenes, pero está en todos los cuerpos”. Si es así, ¿por qué solo la vemos, o casi siempre, en los jóvenes?

-La danza es una actividad física y es verdad que los cuerpos jóvenes pueden hacer más cosas, pero lo que no hay que olvidar es que la danza es un arte. Los bailarines se forman para que su cuerpo pueda expresar de una manera clara o abstracta y poética sentimientos. Es decir, el bailarín es un cuerpo artístico, no es solo un cuerpo físico. 

Se ve solo en cuerpos jóvenes porque, en mi opinión, en los escenarios y en las compañías los bailarines contratados son sobre todo gente joven. A partir de los 35 o 40 años no sueles ver bailarines en las compañías. Por eso siempre la danza se ve ejecutada por estos cuerpos. Evidentemente un cuerpo mayor no puede hacer las mismas cosas que uno joven, eso lo vemos también en deporte, pero la parte artística sí que está. El bailarín también es un actor, es una persona que expresa con su cuerpo. Todo ese arte, todo ese saber hacer, ese oficio, se pierde.

-Es curioso que en estos años hablamos mucho de representatividad y diversidad en el arte, especialmente en el audiovisual, y parece que la danza todavía tiene mucho que hacer al respecto. ¿Por qué no ha llegado todavía esta conversación o está tardando más?

-Creo que hay que cambiar un poco la mirada, de la sociedad y del espectador. Pero esto va más allá de las artes escénicas o el arte cinematográfico. La imagen a la que se suele aspirar es a ser joven, fuerte y atlético. Todos los mensajes ahora se dirigen a mantenerse joven, que la piel no se arrugue, que el músculo esté terso... Si la sociedad en general está acostumbrada a anhelar esa imagen, es difícil después trasladar la madurez a un escenario o una película. Hay que cambiar esa mirada.

-En Corps seul reivindica ese papel de la mujer madura pero también habla de la memoria de las danzas vividas.

-El movimiento bailado, la danza, es emoción, poética. A través de este solo me he aislado durante varios meses, me he adentrado en la memoria de las danzas que he bailado desde que empecé como profesional. Todas las danzas que me han enseñado, que he tenido que bailar y ejecutar, te dejan un recuerdo, te dejan huellas, unos movimientos que forman parte también de tu cotidianidad, incluso de tu forma de andar. Me he retraído a recuerdos de danza para crear esa primera parte de la obra.

-Esta es, además, una producción pequeña, me atrevería a decir que artesanal.

-Incluso en las grandes producciones de arte escénico hay una parte artesanal, porque está el oficio de muchas personas, pero es cierto que en el caso de Corps seul yo soy bailarina, coreógrafa, productora... Tengo un músico, Daniel Santos, que me acompaña en el escenario y eso es una suerte porque de alguna manera no retroalimentamos, entonces podríamos decir que a nivel sonoro, incluso físico, es un dúo. 

Es verdad que en los Premios Max yo estaba nominada en dos categorías y una de ellas era Mejor espectáculo, donde estaba alineada con piezas mucho más potentes a nivel de producción, con ocho o diez bailarines, escenografía, diseño de vestuario... A mí el vestuario me lo ha hecho mi madre [ríe] En este sentido, para mí fue un honor estar nominada con estas producciones. 

-No sé si todo esto hace que el Max sepa incluso mejor. 

-Sí. Yo primero estuve muy sorprendida por las nominaciones a Mejor Espectáculo y Mejor Intérprete de Danza. Ganar el premio a mejor intérprete es un reconocimiento a una bailarina con trayectoria. Yo llevo cuarenta años como profesional, mi primer contrato lo firmé con 18 años...

-¿Cómo ha cambiado la escena valenciana desde que llegó hasta hoy? 

-En los 25 años que llevo en València ha habido muchos cambios, también a nivel formativo. Hay muchas más posibilidades de formarse como bailarín con los conservatorios o las escuelas municipales. Lo que no hay tanto son ofertas de trabajo. Muchos bailarines que salen de los conservatorios profesionales tienen que ir a trabajar fuera porque no hay tantas estructuras de compañías para recibir a tanta gente formada. Además, las compañías funcionan por proyectos que pueden durar tres o cuatro meses. A veces lo bailarines están con dos o tres compañías a la vez porque no pueden asentarse en una estructura que les ofrezca contratos anuales, como por ejemplos la Compañía Nacional.

-Hablamos de usted como intérprete, como profesional, pero como observadora, ¿qué le emociona de la danza? 

-El hecho de estar en este medio ha hecho que vea muchas cosas, no solo de danza. Gran parte de lo que soy hoy y de mi formación, que nunca termina, parte de ser espectadora. Lo que me emociona es cuando no solo veo, sino que siento, cuando la atmósfera del espectáculo me envuelve. Eso hace que mi emoción esté tocada. Cuando esa atmósfera es constante, cuando se mantiene, es cuando me llega. 

-Quizá esta palabra sea un cliché, pero muchas veces se habla de magia. 

-Sí. La magia es cuando consigues captar la atención del público y mantenerla durante el tiempo del espectáculo, que es la parte difícil. Estar en el escenario es una cosa, la presencia y la belleza, pero si esto no capta [al público] puede ser muy bonito pero al final... Esto pasa con muchos tipos de arte, también con el plástico, con un cuadro o una fotografía. Siempre tiene que tener una mirada que te capture. Cuando entiendes la poética que hay detrás, en el trazo o el mensaje, no te deja indiferente. 

-Este Corps seul mira a las danzas vividas, pero, ¿por dónde pasa el futuro de Christine Cloux? 

-Siempre tengo cosas en la cabeza, pero estoy en un momento de paz y de tranquilidad. Creo que puedo estar contenta con mi trayectoria y con lo que he logrado, lo que he bailado, lo que he expresado y lo que he ofrecido a la gente. El futuro inmediato es Corps Seul, que voy a intentar que se pueda ver en más salas, y en un proyecto nuevo con una coreógrafa de Barcelona, con Olga Álvarez, que seguramente se verá en València en la temporada que viene.

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