Si no teníamos bastante con el coronavirus, parece que en el mundo virtual también hay demasiados virus informáticos
Cuentan los clásicos, perdonen la repetición, que no hay mejor guerra que aquella en la que no se dispara ni una bala y se termina igualmente derrotando al enemigo, desde Sun Tzu con su “La mejor victoria es vencer sin combatir”, pasando por los líderes revolucionarios como Vladímir Ilich Uliánov alias Lenin y sobre todo Mao Tse Tung, clásicos de la subversión revolucionaria, han usado este principio para la inversión de los valores, y la destrucción de lo que llaman algunos los constructos occidentales, como son las libertades, la propiedad privada, o la cristiandad, esa es su principal razón de ser, eso sí después de transformarse en casta y disfrutar de la moqueta, chalets burgueses y vestidos de prêt-à-porter.
Y parece que en este mundo digital que vivimos, en este nuevo espacio cibernético de los 0 y los 1, es un entorno ideal para desplegar esos conceptos revolucionarios, pues es el ámbito donde se está desarrollando toda esa estrategia de guerra incruenta (en un principio), en donde se intenta doblegar y dominar a la mente de tu oponente, e internet y las redes sociales son las nuevas trincheras de grandes batallas, donde el hardware sustituye a aviones y tanques, y el software reemplaza a las maniobras, tácticas e incluso a la blitzkrieg.
Y hablando de sistemas informáticos es inevitable citar lo ocurrido en estos días pasados, pues se ha comentado, y mucho, lo acaecido con el software espía Pegasus, creado por una empresa israelí NSO group (parece que otra vez también aquí reaparece cierto tufillo antisemita), relacionándolo con hackeos sufridos por móviles de todo tipo de personalidades, según la investigación del Washington Post junto a otros 16 medios de comunicación, con la ayuda de Amnistía Internacional (con las consabidas y posibles intencionalidades ideológicas) y la organización Forbidden Stories. Estos ataques informáticos parece, según las anteriores investigaciones, lo han sufrido desde magnates tecnológicos, como el fundador de Amazon, Jeff Bezos (origen de su divorcio), hasta Jeques árabes, o el propio entorno del periodista saudí Jamal Khashoggi asesinado en Estambul en octubre de 2018 por, parece ser, agentes saudíes según manifestaron fuentes oficiales turcas.
El hackeo de móviles ha sido de tal magnitud que se calcula que han sido espiados unos 50.000 números de teléfono de todo el mundo, identificándose unos 1000 números pertenecientes a jefes de Estado y autoridades, activistas y periodistas de todo el planeta, siendo negado todo ello por la empresa NSO group, y que habría tenido de clientes a ciertos países (han trascendido once) alguno de ellos no muy democráticos, como Arabia Saudí, Azerbaiyán, Bahréin, EAU, Hungría, India, Kazajistán, Marruecos, México, Ruanda y Togo; por cierto sorprende ver muy citado en las investigaciones de espionaje a nuestro complicado vecino del sur, el Sultanato de Marruecos
Pero ésta no es la única noticia relacionada con la seguridad en el ciberespacio, los EEUU, la UE y la OTAN han acusado a China del hackeo global a Microsoft, según expusieron las cancillerías de esos países y organizaciones internacionales al inicio de semana, en uno de los ataques informáticos más masivos de la Historia. Duró tres meses, desde enero hasta abril, y afectó a más de 250.000 organizaciones en todo el mundo, y los cibercriminales responsables del ataque fueron identificados por Microsoft, señalando al grupo de piratas informáticos chino Hafnium, que según diferentes fuentes tiene una relación estrecha con el Gobierno de la República Popular China, ya saben como se las gasta el Emperador Rojo Xi Jinping, y la propia Casa Blanca, el lunes pasado, acusó a China de comportarse de forma irresponsable en el ciberespacio, incrementando, todavía más, las tensiones en las relaciones entre los USA y China.
Recuerden como ya les he hablado, en otros artículos, de la más que evidente ciberguerra entre Irán e Israel, con consecuencias físicas, como son los incendios y explosiones en infraestructuras críticas del país persa-chií, o el frustrado envenenamiento del ciclo del agua en Israel, hackeando una de sus plantas potabilizadoras, o el ciberataque a oleoductos USA que produjo desabastecimientos de gasolina en el sureste norteamericano, o los ataques al SEPE u otros organismos oficiales españoles, y así una larga lista, lo que nos lleva a pensar que en algún momento habrá que poner fronteras en Internet, como ocurre en países como China, pero a diferencia de ellos, que lo hacen para impedir que los de dentro de sus fronteras puedan ver lo que ocurre en el mundo libre, nosotros lo haremos para preservar al mundo libre de las agresiones desde países totalitarios y autocráticos.
Ya saben, alguna vez se lo comentado, solo hay una cosa peor que estar en guerra, y es no reconocer que se está en guerra para así usar la técnica del avestruz, evitando enfrentarse a los problemas, llámense ciberguerra, pandemia, crisis económica, etcétera.