Cine

CRÍTICA DE CINE

'Devuélvemela', la película de terror que más miedo da del año

VALÈNCIA.Los hermanos mellizos Philippou, Danny y Michael, debutaron en el largometraje con Háblame (2022), que se convirtió en una de las películas de terror de la temporada. Esta pareja de australianos procedía del ámbito de YouTube, donde se encargaron de experimentar con el lenguaje audiovisual a través del horror y los efectos visuales, acercando la experiencia a las nuevas generaciones. 

Su frescura y capacidad para combinar el género ‘teenager’ con una imaginativa historia de espíritus, los colocó como fulgurantes nuevos exponentes del género. Sin embargo, con su nuevo trabajo van un paso más allá y demuestran hasta dónde están dispuestos a llegar. Por el momento, parece que muy lejos. 

 

Y es que Devuélvemela es una de esas películas difíciles de olvidar, repleta de imágenes que se quedan incrustadas en la retina y en la que confirman que son capaces de introducir al espectador en una experiencia absolutamente malsana y perturbadora, insondablemente oscura y que nos retrotrae al mal más puro de origen ancestral, ese que surge de los misterios más atávicos. 

 

Como ya ocurría en Háblame, los Philippou comienzan con la ametralladora cargada desde el inicio: un joven adolescente, Andy (Billy Barratt) tendrá que hacerse cargo de su hermana pequeña, Piper, que es invidente (Sora Wong) después de que su padre fallezca dejándolos huérfanos. Serán enviados a una casa de acogida para ser tutelados por la excéntrica Laura (una increíble y desconcertante Sally Hawkins), que desde el primer momento solo mostrará interés hacia la niña, generando incomodidad frente a Andy. 

 

 

La atmósfera doméstica en la que se introducirán será de lo más turbia y repleta de malos presagios marcados por los extraños comportamientos de su anfitriona y de su supuesto hijo, Oliver que, desde su primera aparición, dará mucho miedo, ya sea intentando matar a un gato o metiéndose un cuchillo en la boca para morderlo, con los ojos inyectados en sangre y extrañas marcas por el cuerpo. 

 

Poco a poco, el ambiente de extrañeza irá confirmando cualquier tipo de sospecha. La narración se asentará a través de los ojos de Andy, que se percatará de que esa mujer, que perdió a su hija en la piscina de su casa, no tiene buenas intenciones y algo malo quiere hacerles, a pesar de su empalagosa amabilidad que se torna en pasivo-agresividad de un instante a otro. ¿Qué oculta Laura? Y, hasta aquí, podemos leer. 

 

Lo verdaderamente sorprendente no es cómo manejan la tensión los directores, sino cómo son capaces de crear un relato tan absorbente desde las entrañas más insondables del trauma para mezclarlo con el elemento sobrenatural. El resultado es brillante, uno de los ejercicios de cine de terror más apabullantes que hemos visto en los últimos tiempos y en el que encontramos una enorme audacia en el tipo de soluciones que se plantean. Porque, como hemos dicho, los Philippou están dispuestos a llegar lejos, muy lejos, y se atreven a todo, a hablar de la maternidad, de la pérdida, de la orfandad, de la marginación social, de las discapacidades físicas, de las enfermedades mentales e incluso hasta de niños pequeños poseídos por demonios caníbales.

 

Devuélvemela no es una película de entretenimiento, sino de terror verdadero como hacía tiempo que no veíamos, que bebe de nuestros miedos más profundos para generar un espacio de pesadilla no apto para paladares sensibles.

Al final, el verdadero terror de la película no procede del elemento sobrenatural, sino de la naturaleza humana, que puede dar muchísimo miedo. El dolor y el trauma generan monstruos y ese es el pozo sin fondo del que no hay escapatoria, un círculo vicioso destinado a generar más dolor, más locura y mucha oscuridad. Por eso, de alguna manera perversa, la película no se queda en la superficie, sino que escarba en zonas muy profundas en la mente del espectador. 

 

Además de desafiar los límites del terror, de romper tabúes a la hora de plasmarlo, los Philippou se muestran de lo más maduros a la hora de componer con precisión cada uno de los fotogramas para que dejen una huella visual de alto impacto sin por ello recurrir a los elementos sensacionalistas. Es una película de lo más virtuosa en su puesta en escena, repleta de imaginación visual extrema a la hora de abordar los elementos de la trama, demostrando que la brutalidad no está reñida con el ingenio ni con la elegancia. 

 

Y es que, los Philippou parecen haber abierto una brecha al horror elevado que había dominado los últimos años, apostando por una crueldad mucho más física, en la que se da de lado lo intelectual para abrazar el mal más corpóreo. 

 

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