Análisis

Cine

El audiovisual valenciano se sacude el pesimismo para celebrarse en los Lola Gaos

Después de un año 2024 incontestable, la cosecha de esta VIII edición refleja todos los caminos que ha de tomar un cine valenciano atomizado

  • Rodaje de Una quinta portuguesa.
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. A la pregunta ¿Cómo va todo?, el audiovisual valenciano lleva un tiempo contestando con un suspiro. La eterna y cíclica sacudida de las políticas culturales que le son ahora mismo imprescindibles para su desarrollo ha quitado los espontáneos Bien del catálogo de respuestas.

Pero hay una celebración que propone, esta semana, intentar poner la otra mejilla sin olvidar todo lo que está sucediendo, los Premios Lola Gaos, organizados por la Academia Valenciana de l’Audiovisual, que tendrán lugar este viernes 14 de noviembre en Alicante. Los galardones se han convertido en un bálsamo y también en una ventana para reivindicar que el cine valenciano importa. Y por supuesto, para encontrarse, para compartir suspiros.

Ya lo avisaba el sector hace apenas unos meses, porque las diferentes ediciones de los Lola Gaos sirven como radiografía del momento: la gran cosecha del año pasado, uno de los mejores para la historia del cine valenciana, podía ser un espejismo.

Pero las circunstancias de la financiación pública han provocado hacer dos ediciones en un mismo año, y aún así batir récord de presentación de candidaturas. Ya lo decía el productor Guillermo Polo en una conversación con los responsables de las películas con más nominaciones de la pasada edición: “Yo creo que la gente, con la misma pasión que ha levantado los proyectos, va a querer seguir haciendo los siguientes. Tenemos en nuestro ADN la resiliencia y el empujar. Obviamente hay picos para arriba y para abajo, emocionales y empresariales, pero parte del proceso de hacer películas es ver que se pueden llevar a cabo. Los tiempos del covid ha podido influir a que haya habido más cuello de botella que otros años, pero en cuanto a la calidad de los proyectos, yo creo que la idea de todas las productoras es seguir subiendo el listón”.

Con subidas y bajadas, el audiovisual valenciano seguirá donde estaba: frustrados con las instituciones y con ganas de darse un palmadita en la espalda para recordarse, con sus películas por delante, que están por encima de las turbulencias.

Unos Lola Gaos que ya no se pierde ninguna institución

Este martes 11 de noviembre, el encuentro de nominados y nominadas sirvió para celebrar el premio honorífico a Rodolf Sirera, como también la consolidación de los premios, que ya suman ocho ediciones.

Un detalle pequeño pero significativo: tras haberles dejado sin financiación alguna sorpresivamente y haber hecho peligrar la continuidad de los premios, el Institut Valencià de Cultura se vuelve apuntar a la fiesta del cine valenciano. 

Lo hace a través de un patrocinio. Desde que se fueron hasta que han vuelto, muchas cosas han pasado. Los fondos que dejaron de aportar, tras un año de mucha incertidumbre, encontró un nuevo aliado: el Consell de l’Audiovisual de la Comunitat Valenciana, ahora co-organizador del evento. Un ente que vive al margen del tono frentista de la política.

Esta nueva alianza ha vuelto a dar músculo a la Academia Valenciana de l’Audiovisual, que también ha conseguido el aval de la Alicante Film Office y la Diputación de Alicante. También los premios volverán a emitirse en À Punt, después del desplante inexplicable del año pasado.

Los Lola Gaos fueron un proyecto que ya se puede reconocer como consolidado. No solo eso, la acción de la Academia el resto del año, discreta pero importante, ha dotado de estructura y centro de gravedad al sector —eso que precisamente echan en falta por parte de las políticas culturales.

  • -

Nominaciones que llegan desde caminos distintos

Otra vez, los Lola Gaos también ponen de relevo que los caminos que deben transitar los proyectos del audiovisual valenciano son diversos porque son las maneras (a veces las grietas) que tiene un proyecto cinematográfico de sobrevivir.

Pueden ser historias de autores valencianos que, sin embargo, tienen una parte de la producción fuera de la Comunitat (Una quinta portuguesa), películas de autores que no son valencianos pero sí sus productores y que se han rodado aquí (La cena, La buena letra), películas salidas totalmente del sector valenciano (Pequeños calvarios)… Los caminos son todos. Los Premios Lola Gaos tienen un sistema de puntuación para determinar que una película es valenciana, y siempre se quedan fuera algunos de los títulos que al sector le gustaría reivindicar.

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo