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el muro / OPINIÓN

El circo y los gallifantes

Foto: KIKE TABERNER
23/07/2023 - 

Qué complicada o sufrida parece ser la política de proximidad cuando una vez acabado el circo mediático de la elección de la nueva corporación de la Diputación de Valencia un concejal de Mislata, afín al señor Bielsa por lo visto, aspirante a su presidencia, se encontró con que se quedaba sin el bastón provincial. Y de paso sin sus “gallifantes”, asesores y prebendas. No puedo imaginar lo que será a gran escala pero sí creía que a esos niveles, al menos, se guardaban en público las formas y el rencor.

“Traidor, que eres un traidor”, le gritaba un personaje al ex presidente de la Diputacion Jorge Rodrígez y a los de Ens Uneix, a quienes no conozco, por negarle el voto. A mí me funcionan las formas y la educación. No me gusta el bajoneo y menos la política de barra y caña venga de donde venga,  que es lo que parece se ha convertido el poder y la política de extremo a extremo por el hecho del mero poder. Creía hasta hoy en las ideas y la educación. Las escuelas clásicas han quedado para el olvido. Aquí, hoy, el más bronco consigue o cree controlar el corral.

Al parecer, el menda, aspiraría a ser alto cargo o quería ganar méritos. Junto a otros socialistas la lió. Cuando se dio cuenta y comprobó cómo puede ser de dura la vida pública el día después del fracaso, se convirtió en polvo social. No sé qué podían esperar sus adversarios de este señor aspirante apartado de la vía política por el camino judicial, al que después le dieron la razón, justa o no, que esa es otra cuestión. Yo sé que en política no hay que fiarse de nadie. Pero sí creo en los modos. Nunca en la cultura de tribu o vecindario, que es lo peor.

Jorge Rodríguez (i) en el pleno de constitución de la Diputación de Valencia. Foto: KIKE TABERNER

¿Traidor? Yo creo que no. Un hombre es un voto. Lo digo de forma consecuente. A mí me da todo esto un poco igual, pero no me divierten las bajezas. Para eso están las urnas y los tribunales. Después de lo sufrido personal, política y familiarmente no iba a estar en su derecho de aceptar la tercera vía o de afilar el cuchillo verbal. Lo demás ya es un simple espectáculo lamentable que desacredita aún más las instituciones públicas valencianas. Todo por un pequeño trozo de poder, un despachito, un par de asesores y si me apuran un poquito de coche oficial. Bueno, y tickets de restaurante, que tampoco está mal.

Esto del circo de la política no es más que una pista de caniches y otra enorme de saltimbanquis que sólo piensan en repartirse el pernal y apenas consiguen desarmar al amado líder que no es capaz de tranquilizar a sus propios picapedreros ni con palomitas.

Una de las grandes cuevas del enchufismo siempre han sido las diputaciones, para qué negarlo. Y lo que durará mientras duren. Así está escrito y dictado. Pero da mucha tristeza que este espectáculo no haya hecho más que ensuciar aún más una institución local que muchos seguimos creyendo no sirve para nada salvo para repartir millones entre afines aunque nadie afronte su revisión profunda y definitiva. Ahora aún menos, porque al final se habla de millones, nunca de proyectos.

Jorge Rodríguez llegando al pleno de constitución de la Diputación de Valencia. Foto: KIKE TABERNER

La imagen de ese concejal de un pequeño pueblo que nunca pasará a la historia por su labor pero sí por sus espectáculos ha sido lo mínimo de lo máximo. Un traidor no es quien ejecuta una idea personal o defiende unos intereses mancillados entre tanta libélula, sino quien falta a su palabra. Y aún así, tampoco pasa nada. Todos podemos cambiar de opinión viendo un amanecer o llorando a un familiar cercano por culpa de un disgusto injusto o equivocado. De eso va la política. De ajustes de cuentas, traidores y mancillados. Así lo han querido. Así continuará. Es el perfil.

El miedo es de quienes amenazan. “Te acompañará todo la vida”, insistía este edil. “Traidor”, añadía a gritos metiendo a otros familiares y cuyas imágenes de Germán Caballero son de universidad de Ciencias Políticas. Un error de libro que debería apartar a esta gente de la vida pública eternamente, por su vis más cruel y patética.

En fin. Nos hemos hecho mayores y hasta maduros. Así que ya no necesitamos machitos ni farrucos. En todos los sentidos. Lo digo como simple observador avergonzado.

Pleno de constitución de la Diputación de Valencia. Foto: KIKE TABERNER

“La conciencia te va a acompañar hasta la muerte”, remató este personaje que si algo no merece jamás es ocupar un cargo público. Sobre todo por la profundidad de sus mensajes y sus “grandes ideas democráticas”.  

Bienvenidos al espectáculo provincial. Acabamos de comenzar.

PD. Una pregunta. ¿Tanto criticar en su día los cuadros/retratos oficiales que harán nuestros salientes? Qué dolor sentirán algunos/as borrados de un plumazo de la memoria histórica ya para siempre.

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