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Su síndica cree que si son decisivos puede ser un “punto de inflexión” en su mala racha electoral

Ciudadanos contiene el aliento ante las inminentes elecciones en Castilla y León

Foto DANIEL DUART

Ruth Merino asegura que una nueva debacle electoral que les dejara fuera del parlamento o que les hiciera irrelevantes sería una mala noticia pero no el fin de su partido 

6/02/2022 - 

VALÈNCIA. Dicen en el deporte que mucho mayor que la presión por ganar un campeonato es la de jugar por no descender. Con esa sombra va a tener que convivir Ciudadanos en los próximos dos años, en los que se juega su supervivencia en sucesivos partidos en las urnas. Las debacles en Catalunya (de 36 a 6 diputados, de primera fuerza a séptima) y Madrid (de 26 diputados a ninguno) le han puesto al borde del abismo. Por eso, desde el partido en la Comunitat Valenciana contienen el aliento ante las inminentes elecciones en Castilla y León (el 13 de febrero) y las posteriores en Andalucía. Tras ellas llegarían las valencianas.

“Evidentemente puede influir, aunque son escenarios muy diferentes y no será decisivo”, admite Ruth Merino, sindica de Ciudadanos en Les Corts, que explica que esa ascendencia variará según “los candidatos o el tiempo” que pase hasta que se pongan aquí las urnas. Además, recuerda dos factores más que cree que tendrán relevancia. “Aquí no hay una Isabel Díaz Ayuso ni se le espera y hay en el gobierno un partido nacionalista”, señala.

Si sus compañeros de Castilla y León se mantienen como partido decisivo aunque bajen (las encuestas sitúan al PP cerca de la mayoría absoluta pero sin alcanzarla) cree que supondría “un punto de inflexión” que les permitiría empezar a crecer desde ese “suelo” en el que se encuentran. “Se consolidaría la consciencia de que Ciudadanos sigue siendo necesario y hace una política útil y diferente al bipartidismo”, destacó. Haber estado en el gobierno, asegura, les debe ayudar a vender esa gestión.

¿Y si hubiera otra debacle y quedaran fuera? Sería un golpe duro, admite, pero no el final. “A nadie le gusta que salgan mal las cosas y no sería una buena noticia pero hay un gran equipo, mucha gente con muchas ganas y los liberales estamos convencidos de que esta forma de hacer política es necesaria”, reflexiona

Similitudes y diferencias

En la noche del 28 de abril de 2019 el ahora popular Toni Cantó celebraba desatado en un hotel de València que Ciudadanos había subido cinco escaños y alcanzado los 18 escaños, con un 17,45% de los votos. Un mes después, el 26 de mayo, Francisco Igea (como él, también ex de UPyD) festejaba un ascenso de siete diputados en Castilla y León y un 14,9% de votos. Un año antes, en Andalucía, el porcentaje de Juan Marín fue del 18,2% y los escaños fueron 21. Los puntos de partida se mueven en apenas tres puntos porcentuales.

Pero hay dos diferencias. Tanto en Castilla y León como en Andalucía, Ciudadanos pasó del PSOE y formó gobierno con el PP y ahora verán evaluada su gestión y a sus vicepresidentes. En la Comunitat, con el segundo Botànic en marcha, la labor de Ciudadanos ha sido la oposición, tapado en parte por el PP y por VOX y Cantó no sólo no repetirá sino que dejó el partido para irse al PP.

La altura de las barreras 

Pero hay otra diferencia entre los procesos: la barrera de acceso. En Andalucia y en Castilla y León se pide un 3% provincial para entrar mientras que en la Comunitat se exige llegar al 5% de votos en el total.

En Castilla y León la mayoría de las últimas encuestas le dan algo menos de un 5% de voto y entre uno y dos diputados. Sólo el CIS le da entre dos y cinco representantes y le eleva el porcentaje de voto casi al 8%. En Andalucía, el último barómetro de la Junta le sitúa en un 5,5% que le daría entre 4 y 5 escaños. 

Pero en las últimas encuestas valencianas Ciudadanos no siempre pasa una barrera que se mantiene porque en la pasada legislatura este partido no llegó a un acuerdo para cambiar la ley electoral con el Botànic. Merino señala que ellos nunca le dieron “mucha importancia” a si está “en el 5% o en el 3% sino que le daban más “a la proporcionalidad” y que por eso no hubo pacto.

“No nos negamos a la bajada”, apunta, aunque admite ahora que es “una pena” que se pierdan por ese listón el voto de “muchas de decenas de miles de valencianos”. “No habría problema en bajarlo”, afirma. Pero ahora ya, tras las deserciones en su grupo, ya no dan los votos y tendrán que jugar con ella.

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