VALÈNCIA. El verano acaba y, como cada año, las primeras tormentas aparecen amenazando 'gota fría'. Mientras, en el Caribe el huracán Dorian quiere extender su furia por las costas de las Bahamas. Acaban las largas tardes, la música en los chiringuitos, las fiestas de los pueblos y los amores de verano. Lo que no acaba, y no porque los inversores no lo deseen, son las ocurrencias del señor Trump que han llevado a los mercados locos este mes de agosto.
Subo los aranceles a China. No los subo. Ahora alargo el plazo. Ahora lo acorto. Ahora destruyo a Huawei. Ahora les doy algo de tiempo. Y todo todo a base de twits. Nunca antes un presidente había influenciado tanto en los mercados de una forma tan caótica. Y claro 'el que a hierro mata a hierro muere', y eso le paso a Trump cuando justo antes del G7 China anunciaba nuevos aranceles desluciendo los discursos de la FED en Jackson Hole y enfureciendo a Trump que llegó a pedir a las empresas americanas que salieran de China.
Trump dice que ganará esta guerra, algo que todos sabemos que es mentira. Como mucho soportaremos a Trump unos años más mientras los chinos se mueven con una agenda mucho más a largo plazo. Contra eso y contra la demografía es difícil luchar, si no imposible.
En todo caso hemos aprendido algo. La volatilidad va a ser nuestro pan de cada día en los próximos tiempos y no solo gracias a Trump, sino también a los vientos de recesión que ya están instalados en Alemania y que amenazan a EEUU. ¿Cómo podemos protegernos de todo esto cuando los depósitos rentan nada, la renta fija prácticamente ha terminado su camino y el sector inmobiliario amenaza caídas de precios? ¿dónde estamos a salvo como inversores? Cuando las cosas parecen raras hay que pensar diferente.
Muchas son las voces -cuando los mercados llevan desde octubre de 2018 con caídas no recuperadas- que dicen, "no pasa nada, aguanta en tu fondo que vendrán mejores tiempos” Nada que ver con lo que realmente hay que hacer. La realidad es que el mercado ha cambiado y puede estar así muchos años. Por lo tanto, a grandes males grandes remedios, debemos dejar a un lado lo que parece obvio y pensar diferente.
La premisa de partida es clara: toca asumir algún riesgo si queremos obtener rentabilidades por encima del 4%, ya que ni los depósitos ni los garantizados ni la renta fija lo darán, pero eso no significa comprar un fondo de renta variable más o menos bien vendido y ponernos a dormir, eso no es hacer una buena gestión de nuestros ahorros. Es mucho mejor aprovechar todas las oportunidades para adaptarnos a un mercado difícil pero no imposible. Daré dos ideas:
Lorenzo Serratosa es cofundador de Kau Markets EAFI