El teatro y la danza salen de su marco convencional para comprenderse de la mano de la ciudad, o al menos así lo investigan Aurora García y Jorge Camacho quienes lo demostrarán a través de una actuación performática el próximo 6 de marzo por el barrio del Carmen
VALÈNCIA. El teatro no puede enmarcarse, es un arte que vive a través de quienes representan sus historias, y lo mismo sucede con la danza que dialoga con aquellos que interfieren en su paso. Aurora García y Jorge Camacho son dos artistes que han decidido embarcarse en un proyecto de investigación para romper con los límites espaciales de las artes escénicas, lo han hecho a través de Estratègies de diàleg amb la ciutat: Cartografía de la fragilitat exposada, un trabajo de investigación que seguirá vivo siempre que lo haga este tipo de arte. Este surge de dos planteamientos muy sencillos: el papel de la arquitectura y los espacios públicos en nuestro comportamiento y por otro lado la conversión de la música y el teatro en una herramienta política. Para llevarlo a cabo les artistes comenzaron a recorrer los barrios de València con otros ojos desde hace un par de años, aunque gracias a una subvención del IVC pueden seguir llevando a cabo el proyecto a día de hoy.
Con permisos y justificaciones para actuar en la calle les artistes tomaron cuaderno en mano y comenzaron a centrarse en sus objetivos de cara a la investigación, para poder desarrollar sus habilidades actorales adquiridas durante cuatro años de formación en la ESAD, y con motivo de traspasar la barrera del contenido y centrarse en las experiencias propias. Para ello aplicaron los recursos compositivos para generar un espacio de expresión, en el que desarrollar la práctica artística partiendo del estudio del espacio y utilizando el cuerpo como una herramienta creadora, todo ello mientras se mantenía consciencia del uso de diferentes lenguajes y cómo estos se desarrollaban en los nuevos espacios. García comprende esto como un paso más allá de lo que se enseña en la escuela, y como una respuesta a un pequeño periodo de crisis con la escena que no se enseña: “Generalmente nos enseñan tomando como referencia los espacios convencionales, la caja negra, el público dispuesto de una manera… A partir de 3º y 4º nos interesa expandir lo que nos están enseñando a otros dispositivos. Empezamos a leer y a investigar, sobre lo que es sacar la escena de la caja escénica y planteamos este proyecto”.
De esta forma la investigación nace de la inquietud de les artistes por comprender las artes escénicas fuera de su “marco convencional”, para ello dotan a una serie de actuaciones de un nuevo espacio, y documentan en una libreta y a través de un vídeo como el público reacciona a esto. Se comprende todo esto a través de cómo los cuerpos están en el espacio, como las fuentes y los árboles pueden formar parte del relato y como les artistes pueden comprender una forma de desarrollar las disciplinas más allá de lo enseñado: “Pensamos que era nuestra forma de extrapolar este arte”, aclara García, “comprenderlo en un dispositivo diferente y desdibujarlo fuera de lo tradicional”. Para ello el dúo artístico realizó 7 intervenciones diferentes en las cuales abordaban diferentes actuaciones con su entorno, en algunas de ellas buscaban la mirada del espectador o invitarle a formar parte de la obra y en otras sencillamente mimetizándose con el espacio. Con el motivo de extraer conclusiones García explica que la clave se centra en la repetición de las mismas en diferentes espacios: “Al final las conclusiones las extraemos de la práctica. Que el público intervenga o pase de ti es un intercambio, y según el lugar y el contexto contemplamos unas reacciones u otras”, aclara.
Las conclusiones que extraen de todo esto (de momento) es que el espacio público dota a los actores de herramientas más reales, y que por lo tanto aportan más a la calidad escénica. También han aprendido que la inmediatez del espacio público no se puede dar en la caja escénica, donde todo está planteado, tal y como lo ve García: “En el espacio público la impredictibilidad de las cosas nos enriquece mucho a nivel artístico. Sucede tanto con lo inmóvil como son las estructuras y las plantas como con lo móvil como puede ser el flujo de tráfico o la gente que pasa”. Finalmente el dúo contempla que la calle les da un nivel de fragilidad y exposición que no se puede vivenciar en otros dispositivos y les hace exponer una fragilidad que habla mucho de su persona y de su propio cuerpo en diálogo con lo que les rodea. Cuerpos que construyen personajes que avanzan hacia un horizonte mucho más performático, que huye de la escena tradicional pero no reniega de ella, ya que es la que les vió dar sus primeros pasos en su futuro artístico y formativo, que ahora se plantea más allá.
