Un valenciano, al frente de la negociación con el Gobierno para organizar el ocio nocturno

Discotecas en la 'desescalada': ni amores de barra ni bailar pegados 

17/05/2020 - 

MADRID. Móvil, llaves, cartera… y mascarilla. Todo listo para salir de fiesta. Ese es el panorama que se otea ya en un horizonte próximo. Gel desinfectante y distancia de seguridad. Poco más. Si alguien había fantaseado con vivir un escenario futurista con ozonizadores, rayos láser o arcos termográficos en las puertas de las discotecas, pronto despertará de esa ensoñación quimérica para comprobar que los encuentros en la tercera fase, fuera de la gran pantalla, van a tener poco de ciencia ficción y van a ser bastante prosaicos. 

Las medidas exactas que definirán cómo vamos a transitar por bares, festivales y discotecas se publicarán en lo próximos días. Las conversaciones entre el Gobierno y las distintas federaciones de empresarios de la noche se encuentran cerca de cristalizar en un manual de medidas de prevención higiénico sanitarias para el sector de ocio nocturno. Y al frente de estas negociaciones, como no podía ser de otra manera, está un valenciano

Vicente Pizcueta. 58 años. Un personaje poliédrico que es filósofo de formación, promotor de la ruta del bakalao en los 90 y consultor de comunicación en la actualidad. Fue disc jockey en Calavera, trabajó en Barraca, Heaven y Chocolate, a él se atribuye la popularización del término destroyer y la invención del cuño para salir de las discotecas. 30 años después, sin cambiar el semblante, asesora a decenas de empresas, es director de comunicación de la Federación Nacional de Empresarios de la Noche y miembro de la junta directiva del Instituto para la Calidad Turística Española. Muchas vidas dentro de un mismo nombre. 

La buena noticia es que un hombre que ha sido capaz de reinventarse de esta manera sabrá sin duda redefinir el negocio de la noche para que este país vuelva a salir, beber, el rollo de siempre, incluso después de una pandemia. "Encontraremos la fórmula. Ya estamos muy cerca. Llevamos tiempo elaborando este documento que el Ministerio de Sanidad está supervisando este mismo fin de semana para validarlo. Lo hemos elaborado entre muchos actores implicados, incluso empresarios de la noche que también son médicos, y nos hemos inspirado en el modelo chino para poder reactivar el sector". 

Podemos adelantar ya las principales líneas maestras de esta especie de manual para salir de fiesta sin que el mundo colapse. Y aunque el panorama que se avecina no es el más seductor, probablemente después de tres meses de encierro, donde las videollamadas con un gin-tonic han sido lo más excitante y transgresor que ha ofrecido el confinamiento, quizá lo que viene colme nuestras exiguas aspiraciones. "Tenemos más ganas de ver a nuestros amigos, abrazarlos y escuchar buena música, que de ponernos pedo con tres cubatas, hablando en plata. Es la sensación que yo tengo. Las nuevas noches van a ser más entrañables y menos destroyers”.

 
Por ir detallando. Las colas de entrada a las discotecas ya eran un drama antes de la pandemia así que eso difícilmente podía ir a mejor. "La entrada forma parte del glamour del ocio, hacer la cola tiene su atractivo, pero ahora habrá que señalizar en el suelo, dibujar cuadrículas, para delimitar la distancia. Además se usarán aplicaciones para la compra anticipada de entradas y para las listas". Pero en este caso la peor noticia sería que dos de las grandes especies de la fauna nocturna están en peligro de extinción: quien se acodaba en la barra copa en mano para analizar el paisaje nocturno, cual ornitólogo; y quien quemaba suela en la pista dándolo todo con sus homólogos. 

Para los primeros, se acabó la magia. "En la barra hay que acelerar el proceso, se usarán máquinas que vendan el tíquet o los tokens que ya se usan en los conciertos para que simplemente haya que ir a dar la consumición. La liturgia de pedir la copa hay que simplificarla". Adiós al ritual del chupito grupal y a las conversaciones cómplices con desconocidos. Una tragedia para Marta y Marilia. Ni amores de barra, ni lápiz de labios mal puesto en el baño, porque con la mascarilla tapando la cara se antoja complicado.

Y a los segundos, los bailarines, los deportistas de la noche, el distanciamiento social les ha roto el hechizo. Ya lo adelantó Sergio Dalma, un referente, un visionario, cuando cantaba proféticamente eso de "bailar de lejos no es bailar". Lo vaticinó con tanta clarividencia que podría alimentar las teorías conspiranoicas más enigmáticas: "Tú bailando en tu volcán, y a dos metros de ti, bailando yo en el polo". El bueno de Sergio no lo podía haber descrito mejor, tal y como confirma Vicente Pizcueta. "En la pista de baile va a tener que mantenerse la distancia de seguridad sí o sí. La gente no se puede aproximar. Y quien no respete esto será invitado por el personal de admisión a abandonar el local". Nótese el eufemismo de "personal de admisión".  

Por tanto, con esta nueva normalidad nocturna, "cobran especial protagonismo los reservados". Algo que hasta ahora resultaba medianamente exclusivo va a pasar a ser lo más común, lo que significa que ahora todo el mundo puede sentirse como un futbolista del Madrid o un colaborador de Sálvame. Y al baño, de uno en uno. Pizcueta tiene claro que la vigilancia en los servicios de las discotecas va a pasar a ser una obligación. "Hasta ahora ya era bastante habitual que hubiera algún encargado supervisando los baños, pero ahora será obligatorio, para que se respete la distancia y se utilicen las cabinas de manera individual". Una buena medida para prevenir algo más que la pandemia.

No dejan de ser medidas más o menos similares a las de cualquier otro sector de la hostelería ya que el Gobierno, confiesa Pizcueta, "no ha querido ir un paso más allá y permitirnos tomar la temperatura o hacer un registro de los clientes para poder conocer la trazabilidad". El Ejecutivo de Sánchez entiende que esto sería vulnerar el derecho a la intimidad y a la protección de datos de los clientes. "Estamos en una democracia, no en una dictadura, y el cambio de mentalidad necesario para implantar estas medidas aquí no ha llegado". Conseguir que se autorice a llenar un 50% del aforo de riesgo del local, en lugar de un tercio, o renegociar la flexibilización de los ERTE, son otros de los temas aún sobre la mesa. 

Con todo este pormenorizado manual que está a punto de ver la luz se intentará cumplir con los mejores pronósticos de apertura, "finales de junio o principios de julio", para mitigar el daño a un sector que está siendo (y siempre ha sido) duramente castigado. "Toda la vida nos han atacado y siempre nos hemos recuperado, tenemos una gran capacidad para reinventarnos, más que otros sectores de la economía". Pero esta vez las cifras son demoledoras. "Si tenemos en cuenta que este sector genera el 1’8% del PIB nacional, tenemos que pensar que este año vamos a perder entorno a un 40% del negocio, es decir, unos ocho mil millones de euros, y se pueden destruir 50 mil puestos de trabajo". 

Números, cifras, estadísticas, porcentajes y protocolos. Antónimos todos ellos del espíritu de la noche. Enemigos del hedonismo, del ocio y la diversión. Eso que mucha gente anhela estos días. Por ello un grupo de personas está trabajando en estos momentos para conseguir que cuando caiga la noche, la música vuelva a sonar, las luces se vuelvan a encender y los hielos vuelvan a chocar.

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