VALÈNCIA. "La gente no soporta a los bocazas, pero les escucha", frase atribuida a Muhammad Ali.
Creo que hay pocas dudas de que Donald Trump domina los medios, que han encontrado una fuente inagotable para generar audiencia en cada declaración que hace. Con la carnaza que contienen sus 6-7 tuits diarios y su absoluta determinación a no ser asesorado les hace todo el trabajo. Sin querer descartar que termine con su programa antes de cumplir 6 meses como POTUS, hay una realidad: él actúa y el mundo reacciona.
Europa se replantea ya su estrategia de defensa, Canadá y México han visto transformarse las relaciones con EE UU y China advierte de los riesgos de 'confrontación' a EE UU si interviene en su política de expansión a través de islas artificiales. Sin olvidar Turquía, los frentes bélicos abiertos, las migraciones masivas o el riesgo de terrorismo en nuestras ciudades y en nuestro país, que sigue en nivel 4 (Alto).
Por eso como inversores nos conviene mirar el mundo de dos maneras: en años y en días. Los mercados suelen procesar los distintos eventos de manera animal, rápida e irreflexiva, como si todo fuera a ocurrir en días. Entienden acontecimientos complejos en términos de amenazas y oportunidades, confunden posibilidades remotas con realidades urgentes y sobre todo suelen hacer cierta la máxima de que en bolsa 2+2=5-1 (acaban acertando, pero dando un buen rodeo).
La burbuja de Internet es un buen ejemplo. A finales del siglo XX el mercado decidió que Internet sería la protagonista de la Nueva Economía. Cierto. Como consecuencia había que comprar todo lo que se apellidase '.com', y había que hacerlo ya,o se llegaba tarde a hacerse millonario. Falso. Internet acabó siendo una parte importante de la economía, pero en años, no en días, y después de sufrir enormes derrumbes y transformaciones.
Con las políticas de Trump pasará algo similar: los mercados, los analistas y los medios esperan que el mundo se acabe o que entre en la mayor época de prosperidad nunca vista, todo de la noche a la mañana. Como estos últimos salen ganando, los mercados americanos han acabado subiendo. Y de nuevo pensamos que es un error como el de Internet: Sus políticas tendrán una serie de efectos, pero ninguno visible antes de mitad de legislatura. Así que es muy probable que se enfríen, decepcionados por no ver resultados ya, y busquen emoción en cualquier otro lado.
¿Significa esto que hay que vender? No, al menos basándonos sólo en esto. Estacionalmente la euforia de los años postelectorales se nos termina en verano (gráfico estacional aquí), otra cosa es que combinemos éste fin del efecto “botella de champán” con unas valoraciones que están altas, atendiendo a múltiples criterios de valoración. Entonces la cosa cambia.
En nuestra opinión el principio de pensar en años y vigilar en días sigue siendo válido: un mercado sobrevalorado genera retornos débiles y negativos los años posteriores, una de las pocas cosas que sabemos en finanzas. Y esto debería hacernos ser cautos (estamos a niveles del Black Tuesday, gráfico aquí), pero no hay que tener prisa en darle al botón.
No hay límite a la irracionalidad del mercado, y con la renta fija en rentabilidades negativas tampoco hay muchos más sitios donde invertir. Por eso, y porque las autoridades monetarias seguirán imprimiendo dinero sin freno, creemos que es acertado pensar que la renta variable tendrá retornos débiles en un plazo de años, pero no por ello pensemos que ganaremos el último duro vendiendo ahora.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office
Aviso legal:
En ningún caso la presente publicación supone una recomendación personalizada o informe de inversión. Es un artículo meramente informativo. Bajo ninguna circunstancia podrá entenderse que el presente documento constituye una oferta de compra, venta, suscripción o negociación de valores u otros instrumentos. Su autor por tanto no responde bajo ninguna circunstancia por la utilización o seguimiento del mismo.