VALÈNCIA. Esta semana empezarán a sentarse las bases del nuevo gobierno municipal en el Ayuntamiento de València. Así han convenido PSPV y Compromís, si bien no se ha acordado un día concreto. La coalición valencianista ha propuesto el miércoles como 'Día 0', una jornada después de acordar en su Ejecutiva sus líneas generales y sus portavoces en las comisiones negociadoras. Los socialistas, por su parte, prefieren que antes se produzca una primera toma de contacto entre los líderes, Joan Ribó y Sandra Gómez.
Si bien ambas formaciones han estado insistiendo públicamente en acordar primero el programa de gobierno -el qué-, y más tarde el reparto de concejalías y áreas entre ediles y partidos -el quién-, lo cierto es que en el seno de ambas formaciones se ha estado especulando sobre lo segundo. Así, desde el PSPV se ha planteado la posibilidad de dirigir áreas que miembros de la formación consideran que han sido conflictivas durante este mandato, como Fiestas, Movilidad o Cultura, hasta el momento dirigidas mayoritariamente por Compromís.
En la coalición que lidera Ribó, por su parte, y según publicó eldiario.es, optan por crear una gran área que englobe las concejalías de Movilidad, en manos de los valencianistas desde 2015, y Seguridad Ciudadana, hasta el momento de los socialistas. Estarían controladas por el edil de Compromís Giuseppe Grezzi, algo que no acaba de convencer al PSPV. También han adelantado que campos como el de Urbanismo o Hacienda, que encabezaban los ediles socialistas Vicent Sarrià y Ramón Vilar, podrían estar en liza.
Así pues, los dirigentes de Compromís reivindican su solvencia y encaran las negociaciones con la intención de liderar la gestión en campos de mayor calado, como podrían ser el urbanístico, el fiscal, o el de la seguridad, que en 2015 cayeron en manos del PSPV. Entonces los socialistas, que contaban con cinco ediles frente a los nueve de la coalición -ahora son siete a diez-, acabaron ostentando estas concejalías consideradas fundamentales en una capital como València, así como otras también relevantes, a saber, la de gestión del ciclo integral del agua o las de empleo o turismo.
Cuatro años después, y tras la experiencia recabada en el último mandato, la formación de Ribó aspira a hacerse con alguna de ellas. El caso de Hacienda, ciertamente, podría considerarse el menos problemático. Aunque es el área que controla las cuentas municipales y cómo se reparten las partidas entre las distintas delegaciones del gobierno, está -y así ha estado en el anterior mandato- controlada muy de cerca por Alcaldía. En el almuerzo con Valencia Plaza, el alcalde Joan Ribó ya explicó que "el jefe de Hacienda es Alcaldía". Lo es de todas las áreas, pero de esta especialmente. De hecho, ambas fuerzas han capitalizado el logro de haber reducido la deuda a más de la mitad. Por ello, podría no suponer un gran obstáculo en la negociación.
Quizá sea Urbanismo donde pueda darse el mayor choque de intereses, pues es el campo en el que guardan importantes disensiones socialistas y valencianistas. No en vano, el pasado mandato, planes urbanísticos como el PAI del Grao o el PAI de Benimaclet fueron motivo de debate y declaraciones cruzadas en los medios de comunicación. Durante la campaña, Ribó se ha esforzado en señalar que su modelo urbanístico es distinto al de la fuerza que lidera Gómez, y que sería conveniente buscar fórmulas que trasciendan al tradicional PAI.
Si Vivienda fuera en el mismo paquete de Urbanismo, tal y como había planteado la formación que quedó fuera del consistorio, Podem, la coalición pretende poner en marcha una empresa mixta participada por el consistorio. Bien es cierto, no obstante, que todo dependerá en gran parte de las líneas de gobierno acordadas más allá de quién gestionará estas áreas. Ahora bien, la intención explícita de encabezar estas concejalías sirve de precedente para aplicar sus medidas programáticas.
La fuerza de Joan Ribó ostenta desde 2015 otras como Movilidad Sostenible y Cultura Festiva, que ahora también son buscadas por los socialistas. Es por ello que no se descarta un 'cambio de cromos' donde, además, podría entrar en juego la concejalía de Cultura, repartida entre Compromís y Podem en 2015. El alcalde ya puso sobre la mesa que quería que estas negociaciones partieran de cero, independientemente de quién había gestionado qué en el primer mandato de La Nau. Sin embargo no es descabellado pensar que cada fuerza intente repetir en sus áreas y negociar por otras del socio, además de decidir cómo se gestionarán las delegaciones controladas por Podem (València en Comú) hasta ahora.