Dicen que la emoción es el anclaje del recuerdo, y así es. También, que lo que no se comunica no existe, pero no es suficiente con comunicar, hay que hacerlo de forma adecuada, de la forma más favorable posible para la compañía, que no es otra que conectando emocionalmente con todos sus públicos de interés o stakeholders. Cuando pasamos de comunicar a conectar, de crear comunicación a crear conexión, establecemos vínculos, lealtad a la marca o sentimiento de pertenencia por empatía o por alineación en valores. Saber qué es lo que moviliza a las personas, comprender cómo piensan y sienten, nos ayudará a encontrar mejores soluciones para ellos y, por tanto, para la compañía.
En consecuencia, la comunicación empresarial será efectiva, será capaz de conectar con todos los públicos de la empresa (trabajadores, clientes, proveedores, accionistas, otras organizaciones, etc.) si esta es realizada desde un punto de vista integral, es decir, abordando lo que se llaman las seis esferas de la comunicación estratégica: Corporativa, Externa, Interna, Responsabilidad Social Corporativa, Relaciones Públicas y Crisis.
Para finalizar, es importante destacar que el presente y futuro de la comunicación es digital y muy visual, pero en este escenario de comunicar a través de las últimas tecnologías, de medios digitales, no debemos perder nunca de vista el componente humano, pues las personas siempre deben estar en el centro de todo. Y ese es uno de los grandes retos de hoy en día para las empresas: digitalizar y humanizar.
Hay cosas que jamás se podrán automatizar: las soft skills (compromiso, resiliencia, creatividad, pensamiento crítico, flexibilidad, trabajo en equipo, empatía), una mirada, un gesto, un abrazo… Una emoción que nos mueve y nos conmueve, que nos predispone a la acción, que nos influye en el pensamiento y en el comportamiento. Un comportamiento que impacta, de una forma favorable o desfavorable, en la empresa. Por tanto, hay que conectar con todos los grupos de personas que componen los stakeholders de la empresa, pues todos afectan a la misma y, además, están interrelacionados entre ellos, por lo que el impacto negativo de un grupo incide en el comportamiento de los otros y esto terminará causando un efecto enorme sobre la compañía.
Entender las necesidades de los stakeholders es clave, no solo para una buena gestión de la comunicación, sino también para el crecimiento sostenible de la compañía.
Senti Bernabeu. Directora de Comunicación de Stoller Europe