VALÈNCIA. El próximo 28 de mayo la Comunitat Valenciana celebra conjuntamente elecciones autonómicas y locales. Esta fue la pauta común en buena parte de las elecciones celebradas desde 1983, pero en el último ciclo electoral las elecciones autonómicas de 2019 coincidieron con las elecciones generales de abril de ese año. Las locales se celebraron con las europeas pocas semanas después. Alinear las elecciones autonómicas con el avance de las generales fue una jugada un tanto arriesgada por parte del president Puig. La hipótesis era que el voto para Sánchez en las generales serviría de arrastre para el voto de Puig en las autonómicas. La maniobra salió razonablemente bien: el PSPV consolidó su posición a costa de sus aliados en la izquierda (Podemos y Compromís) y también mejoró su posición relativa entre los votantes de centro (Aquí más info). Sin embargo, lo que decidió las elecciones de 2019 a favor de la izquierda fue la abstención diferencial de una bolsa de votantes que apoyaron a Vox en las generales y, consecuentes con sus planteamientos anti-autonomistas, se abstuvieron en las autonómicas (Aquí más info).
Resulta muy complicado establecer qué factores decidirán esta vez las elecciones autonómicas y locales de 2023. Si nos atendemos a las encuestas publicadas por diferentes medios de comunicación, estamos ante un nuevo empate virtual entre la izquierda y la derecha (Aquí más info). Es muy posible que esta vez los resultados se decidan en función de si Podemos supera la barrera electoral. También habrá que estar atentos al número de votos de centro derecha que se queden sin representación si, como parece previsible, Ciudadanos queda fuera de la cámara autonómica. No habría que descartar tampoco que algunos de los encuestados que dicen apoyar a Vox den la campanada y decidan abstenerse. Por otro lado, la concentración del voto en PP y Vox podría dar a la derecha cierta ventaja electoral, pese a la proporcionalidad del sistema electoral.
A estas alturas, parece claro que la hipótesis del president Puig para estas elecciones es substancialmente diferente de las de 2019. Frente a los esfuerzos para nacionalizar la campaña que trata de impulsar el PPCV, el PSPV previsiblemente apueste por vender gestión autonómica y local, así como por rehuir la confrontación. De ahí que se haya optado de nuevo por hacer coincidir las elecciones autonómicas y locales. Apoyan esta tesis el balance positivo que la ciudadanía hace de la gestión del Botànic, un mayor conocimiento y valoración entre los ciudadanos, y algunas bazas como la gigafactoría de Sagunto. Es cierto que una parte de los votantes progresistas todavía no están plenamente movilizados. La clave de su activación posiblemente recaiga en los candidatos locales, y en la esperanza de que un buen resultado a nivel local sea el revulsivo que determine el voto para el PSPV en las elecciones autonómicas.
¿En qué medida es plausible la hipótesis del president Puig y del PSPV? Las diferencias entre los resultados agregados de las elecciones locales y autonómicas de 2019 así parecen indicarlo. Las locales de 2019 en la Comunitat Valenciana ya prefiguraron los realineamientos que luego vendrían con las generales de noviembre de ese año. Los nuevos partidos como Cs y Vox pagaron bastante cara su falta de implantación local, por lo que la concentración hacia los grandes partidos (PSPV y PPCV) fue bastante substancial. Además, el balance se inclinó más claramente hacia la izquierda que en las autonómicas y generales de abril, en parte porque Compromís resistió bien a nivel territorial. Para que esta dinámica funcione también ahora, uno de los requisitos es que las elecciones de 2023 no sean vistas por la ciudadanía como elecciones de fin de ciclo tanto a nivel local como autonómico.
¿Estamos ante unas elecciones de fin de ciclo como lo fueron las de 1995 (para el PSPV) o las de 2015 (para el PPCV)? Las señales que llegan de la arena política nacional no parecen tan determinantes como lo fueron entonces. No estamos en la recta final de una larga etapa de gobiernos socialistas, pero la legislatura 2019-23 sí ha sido políticamente convulsa, como también lo fue la de 2011-15. En este contexto, tiene sentido pensar que la conexión entre el balance que los ciudadanos hagan del ámbito local y autonómico pesará substancialmente en su voto.
Una ilustración de cómo el voto local puede ser un potencial revulsivo para una nueva victoria de la izquierda a nivel autonómico (o vice-versa) puede verse en la evolución de los resultados electorales en l’horta de València (Tablas 1 a 3). Las tablas muestran, para los municipios más poblados de cada territorio, cuál es el primer partido en las autonómicas y locales (y quien retiene la alcaldía) entre 2011 y 2019. En 2019 se ofrece información de los mandatos acumulados por el alcalde y el porcentaje de voto del primer partido.
Tabla 1. Resultados locales y autonómicos en L’Horta Nord (2011-2019).
Como puede observarse, en las tres tablas la situación de partida es muy similar por el predominio del PPCV a nivel autonómico y local antes de 2011, donde solo algunos municipios de l’horta como Alboraya, Mislata, Picanya, Albal o Picassent tenían alcaldes progresistas antes de 2015. La situación cambia substancialmente en el ciclo electoral de 2015. El PSPV o Compromís se convierten en las opciones vencedoras de las elecciones autonómicas. Pese a que el PPCV consigue resistir en muchos municipios como primer partido de las elecciones locales, esto no es suficiente para retener la alcaldía. Este es el caso de hasta ocho municipios de l’Horta Nord (Tabla 1), de tres municipios de l’Horta Oest (Tabla 2) y de hasta cuatro municipios de l’Horta Sud (Tabla 3). Pese a aguantar electoralmente en l’Horta Nord i Sud, en 2015 solo consigue retener las alcaldías de Alfafar y Massanassa en l’Horta Sud.
Tabla 2. Resultados locales y autonómicos en L’Horta Oest (2011-2019).
El giro progresista inciado en l’Horta en 2015 se confirma claramente en las elecciones de 2019. En las autonómicas, PSPV o Compromís se convierten en los primeros partidos en prácticamente todos los municipios. Las excepciones son Godella y Rocafort en l’Horta Nord, que gana Ciudadanos. En las elecciones locales, celebradas pocas semanas después, el PPCV ya solo consigue ser primer partido en Godella y Puçol en l’Horta Nord. En l’Horta Sud lo es también en Alfafar, Massanasssa y Paiporta. En todo el resto de municipios se impone visiblemente la izquierda, lo que de algún modo supone invertir la situación de la que partía el PPCV respecto al PSPV en 2011.
Tabla 3. Resultados locales y autonómicos en L’Horta Sud (2011-2019).
Como puede apreciarse en las tres tablas, muchos de los alcaldes que fueron designados en 2015 revalidaron un segundo mandato a partir de 2019. De hecho, las elecciones locales de 2019 sirvieron para revalidar la confianza popular y aumentar la fuerza electoral de las fuerzas progresistas. Esto es particularmente visible en el apoyo que obtiene el primer partido de cada municipio, que en muchos casos es más del 40% del voto válido, lo que prefigura mayorías absolutas (o casi) para el primer partido de esas elecciones. Los resultados son un poco más bajos en l’Horta Nord y l’Horta Sud que en l’Horta Oest, donde en Mislata el PSPV llega a obtener más del 60% de los votos.
Es posible que la gestión de la pandemia y otras circunstancias locales como el relevo de algún alcalde o problemas de gestión puedan erosionar estos niveles de apoyo. También es cierto que los resultados de l’Horta no son representativos del conjunto de la Comunitat. Sin embargo, constituyen una importante ventaja de partida para facilitar la vitctoria de la izquierda de cara a las próximas elecciones del 28M.