VALÈNCIA (EP). Convertir la obesidad en una enfermedad puede no beneficiar a los pacientes, pero si lo hará a los proveedores de atención médica y la industria farmacéutica cuando las pautas clínicas promuevan tratamientos con medicamentos y cirugías, ha concluido el doctor Richard Pile, médico de cabecera en Herts Valleys Clinical Commissioning Group (Reino Unido).
En este sentido, varios profesionales han debatido en 'The BMJ' sobre el reconocimiento de este trastorno, que afecta al 29 por ciento de la población inglesa y cuya prevalencia se estima que aumenta hasta el 35 por ciento en 2030, como una enfermedad. Así, el profesor John Wilding, de la Universidad de Liverpool (Reino Unido), ha establecido que el diccionario define obesidad como el exceso de grasa corporal que puede dañar negativamente la salud, "lo que cumple con el significado de enfermedad".
Por el contrario, el doctor Pile ha destacado que esa definición es "tan vaga" que se podría clasificar cualquier cosa como enfermedad. De esta forma, el experto ha puesto de relieve que la pregunta no si es si se puede definir o establecer como tal, sino si se debe y con qué fin.
Por otra parte, han señalado que existen más de 200 genes que influyen en el peso, de los cuales la mayoría se expresan en el cerebro o el tejido adiposo, concluyendo así que el peso corporal, la distribución de grasa y el riesgo de complicaciones están influenciados por la biología. En este punto, han puesto de relieve el aumento de la obesidad como consecuencia de la disponibilidad de alimentos y determinados factores sociales del entorno. A pesar de ello, la opinión generalizada es que la obesidad es autoinfligida y que es responsabilidad del individuo hacer algo al respecto.
Además, Wilding ha añadido que reconocer la obesidad como una enfermedad crónica con complicaciones graves en lugar de una elección del estilo de vida ayudaría a reducir el estigma y la discriminación que sufren muchas personas con obesidad. Así, ha concluido que "hasta que no aceptemos que se trata de una enfermedad, no vamos a ser capaces de frenar su extensión".
Por su parte, el doctor Pile ha apuntado que este enfoque podría suponer peores resultados para la sociedad y los pacientes, ya que etiquetar la obesidad como una enfermedad no es un acto inofensivo, de hecho, puede suponer "riesgos para reducir la autonomía, además de quitar a los pacientes la motivación, que es un factor importante en el cambio".
Por último, ha concluido que hay una gran diferencia entre padecer un factor de riesgo que pueda desembocar en otras patologías, pero que puedes controlar, y tener una enfermedad que debe tratar un profesional.