VALÈNCIA. Actualmente estás en Farline como Gerente de Área. Pero, empecemos por el principio, ¿cuál fue tu primera experiencia profesional?
Empecé en el departamento de marketing del grupo hotelero GF Hotels. Mi función principal era desarrollar, planificar e implementar eventos dentro de los hoteles del grupo, según el target del cliente, con el objetivo de promover una experiencia única y de valor.
Después de ahí, ¿qué puestos te han marcado más para desarrollarte profesionalmente?
Uno de los puestos que más me han marcado a nivel personal y profesional fue trabajar para Rush Trampoline Parks, como Product Manager. Me permitió conocer muchísimo más al cliente, sus frenos y motivaciones. Conocer su proceso de compra y no compra, nos dio la clave para desarrollar estrategias de alto impacto que nos permitieron tener un buen enfoque up selling y cross selling. Trabajar en el mercado inglés también te hace pensar sobre ciertas creencias que damos por sentadas y no son ciertas. Observar, analizar y medir son los primeros pasos y fundamentales para asegurar el éxito.
¿En qué momento decides hacer un máster?
Siempre me ha gustado el trato con el cliente, mi abuelo tenía una ferretería y de muy pequeña solía pasar las tardes con él y mi abuela. Me ponía a atender con ellos, a ayudarles con el cambio, coger el teléfono, ordenar los espacios, …. Esa cercanía con el cliente, ese disfrute creo que lo aprendí de ellos. Tenía claro lo que quería estudiar y el master en dirección de marketing y gestión comercial, GESCO, me acercaba mucho más a lo que siempre me había gustado.
¿Por qué en ESIC?
Hice la carrera en ESIC por los buenos comentarios que había escuchado, y la verdad que las expectativas se cumplieron con creces. El profesorado, profesionales con puestos relevantes en empresas nos traían su día a día, los avances, la actualidad del momento, su visión, nos preparaban para la acción. Ver la empresa a través de sus ojos era motivador. Me enseñaron valores y sobre todo a poner pasión en lo que viniese. Tal fue así, que decidí especializarme con el master GESCO, ir un paso más allá en la gestión comercial. No solo aprendí del profesorado, sino de los compañeros, mismas inquietudes nos unían a construir proyectos y a poner en práctica lo aprendido. Compartir con ellos fue enriquecedor.
¿Qué supuso tu paso por ESIC?
Fue un antes y un después. Me ayudó a confiar mucho más en mí misma. Los grandes emprendedores son personas como nosotros, tienen un extra de confianza, de lucha y de ganas por conseguir lo que se proponen.
En las entrevistas de selección que has realizado durante tu vida profesional, ¿qué destacabas de ti que no apareciera en el curriculum vitae?
Destacaba la capacidad de aprendizaje, de enfrentar nuevos retos, de seguir avanzando. Salir del área de confort te hace más flexible, más consciente. Creo que, por mi forma de ser, no encajaría en un trabajo rutinario, el enfrentarte siempre a algo diferente es lo que me da ese bienestar. Con actitud todo se puede.
Ahora que estás al otro lado ¿Qué competencias valoras cuando incorporas una persona a tu equipo?
Lo que más valoro a la hora de incorporar a una persona en el equipo es la actitud por desarrollar el trabajo, esa parte de constancia y energía que nos hace superarnos. El compromiso con uno mismo y con los demás, trabajamos en comunidad y debemos ser responsables en nuestra área de influencia.
Y si solo pudieras elegir una de las competencias anteriores para esa incorporación, ¿cuál sería?
La actitud con la que afrontamos el trabajo, creo que es de verdad el factor multiplicador de tu conocimiento y tus habilidades. Es inspirador conocer perfiles con muchas ganas que son capaces de mucho más que una persona sólo con conocimiento y habilidades.
¿Qué consejo le darías a tu “yo” de hace 15 años?
Que no tuviese miedo al futuro, esa incertidumbre por el qué pasará. Todo pasa por algo y nosotros somos el elemento clave para que ese todo ocurra. Confianza en uno mismo y a luchar por lo que uno quiere.