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CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

Cuando Clio conoció a Paolo

Paolo había parado en Verona para visitar a un amigo. Estaba de paso, había decidido emprender un viaje de Roma a Huelva Pero no era un viaje cualquiera. Necesitaba desconectar y decidió viajar a pie

20/05/2017 - 

Paolo se marchó desde Roma hasta Huelva caminando, desde Italia a España a pie. Tardó varios meses y lo consiguió. Se levantaba con el sol y dejaba de caminar cuando se iba el sol, entonces buscaba un lugar abandonado donde dormir y ahí paraba, dormía y al día siguiente seguía.

Para algunos podría ser una tortura de viaje pero para Paolo, acostumbrado a viajar durante años en condiciones muy modestas y con lo básico puesto, era una vía de escape y un privilegio saber viajar así. Porque no todos saben viajar con lo básico. No era la primera vez que hacía un viaje de estas características. En sus años recorriendo África, se unió a la marcha de un amigo Masai y caminó 5.000 km. Desde Sudáfrica hasta Zimbabwe a pie. Una marcha que resultó ser una marcha reivindicativa por una África sin fronteras. Una África unida. Una África para los africanos, como defiende Paolo.

Paolo debe tener “un millón de amigos” porque ha estado viajando 10 años por el mundo con bajo presupuesto, mucha inventiva y más amor del que podemos imaginar. Amor y solidaridad que ha ido encontrando en la gente que le acogía, le daba de comer y un lugar donde dormir. 10 años viajando y viviendo por el mundo dan para mucho. 10 años donde nunca paró hasta que decidió comprometerse y casarse con la idea de su vida: construir un barco.

Un barco para poder seguir viajando, un barco que le sirviera de plataforma para transportar sabiduría y experiencias a través de personas. Un barco que pasara temporadas en diferentes lugares del mundo y allá donde estuviera llevara a gente que colaborara con proyectos pequeños, proyectos que no cambian el mundo pero que si que transforman personas. Proyectos tan especiales y únicos como el suyo.

El sueño del Musafir

El sueño del Musafir es el sueño de todos, es el símbolo de que cada uno podemos cumplir nuestros sueños.

Paolo estaba en Estonia cuando le asaltó la idea de crear y construir ese barco. Desde entonces pasaron dos años hasta que la idea se transformó en realidad. Dos años en que fue madurando esa idea. Dos años en que siguió viajando , conociendo a gente y dos años en los que pudo empezar a ahorrar. Llegó a Australia con 250 euros en su bolsillo y en 8 meses ahorró 35.000 euros trabajando de sol a sol y durmiendo en la playa, gastando lo mínimo y ahorrando para cumplir su sueño.

Y ese sueño empezó a hacerse realidad y desembarcó en la costa de Kenia, en un pueblito llamado Kipini, donde encontró el personal y material que necesitaba. Donde encontró un lugar perfecto donde instalarse por una temporada para construir un barco de tan grandes dimensiones.

Y así fue como empezó el sueño de Musafir con la idea de devolver todo lo que había recibido durante tantos años. Y así es como el barco Musafir ya se ha convertido en una realidad, una plataforma para transportar voluntarios y personas que quieren cooperar con proyectos para hacer este mundo mejor y más bonito.

Un sueño que tardó 6 años y más de 100 mil euros para terminar de construir ese barco. Un barco que hoy es una realidad. Un barco que ha dado de comer a familias enteras pues ha generado puestos de trabajo y un barco que no ha hecho más que empezar a navegar.

Aunque Paolo es el dueño oficial del barco y quien carga con toda su responsabilidad, sus alegrías y sus penas… el barco es de quien lo utiliza; así lo siente Paolo, así lo vive Paolo.

Paolo Rodo

Paolo es una persona especial. Una persona que solo conoces cuando decides descubrir que hay al otro lado del mundo. Un apasionado de viajar, descubrir, con una humildad tremenda y una capacidad de trabajo brutal. Salió de su pueblo de pescadores, cerca de Roma cuando tenía 18 años. Y de esa etapa de su vida guarda el recuerdo en su memoria de los fines de semana en que se iba a pescar con su padre. Una familia que le respetó. Nunca nadie de su familia se opuso a que no acabara sus estudios y decidiera empezar a buscarse la vida.

Le dejaron elegir la vida que le hacía feliz. No soportaba tener una vida ya organizada y la rutina inevitable de quien vive siempre en el mismo lugar , haciendo lo mismo. Paolo huyó de eso y empezó a viajar. Ha recorrido gran parte de este mundo y ha trabajado de todo o casi todo lo que le ha necesitado para viajar, viajar y viajar.

De hecho Paolo decidió construir su barco para poder seguir viajando el resto de su vida. Un barco grande, un barco que se convierte en casa, en hogar … un barco que podría ser barco de carga a vela tanto de mercancías como de personas. Un barco maravilloso que habita gente maravillosa.

Musafir es bien conocido en la costa de Kenia. Es un proyecto que se ha movido y ha movido a mucha gente. Un barco que ha dado vida a la costa de Kenia. Un proyecto que se ha ido construyendo con la filosofía swahili del Pole Pole. Un barco que ha sido financiado por amigos que Paolo arrastra de sus viajes y que han colaborado en la medida que ha podido, más o menos desinteresadamente. Lo importante al final es que cada uno ha puesto su granito de arena.

Este barco del que hablo mola mucho. Es un barco , es una experiencia que hay que vivir. Vivir la experiencia del Musafir y respirar su energía y su manera de hacer, consigue removernos por dentro y por fuera. Quien quiere puede vivir esta experiencia y colaborar de alguna manera en el proyecto pues es un barco que siempre necesita gente trabajando para su mantenimiento y para darle vida.

Para Paolo, lo bonito del barco es poder trasladar a personas a lugares recónditos donde viven otras personas alejadas de la civilización, donde puedes descubrir personas no viciadas por los errores y defectos de un sistema corrompido ya.

Lo bonito del barco es la convivencia con personas que deciden subirse al Musafir, que aspiran a lo mismo o no pero que se respetan, lo bonito del barco es lo que aprendes ahí. Vivir en un barco no es fácil si pretendemos tener lo mismo que fuera de un barco, pero consigues cosas que no se encuentran en ningún otro lugar.

Han pasado ya más de cuatro años desde que en esa fiesta improvisada Clio y Paolo se conocieran y comenzaran a caminar juntos. Clio soñaba con Paolo sin haberlo conocido, sólo de las historias que le llegaban de él por amigos en común… porque Paolo tiene muchas historias. Ahora sueñan juntos. Ahora caminan juntos. Ahora viven juntos… la historia de Musafir.

La semana que viene… ¡más!

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