Las tres buenas prácticas de las empresas que lo hacen con éxito
La transición en la dirección de empresa familiar, es uno de los momentos más delicados de cualquier empresa, los datos de supervivencia a este hito, avalan esta afirmación y conforme se avanza en la generación familiar, parece que las complicaciones son más acentuadas.
Una buena planificación de la sucesión, seguro que llevará a soluciones más beneficiosas que si se deja pasar el tiempo sin hacer nada.
Si usted se pregunta cuando es el mejor momento para planificar la transición, la respuesta es siempre, cuanto antes.
Planificar implica reflexionar, analizar alternativas, hablar con los implicados en estas y tener un horizonte de acción más claro
Si atendemos a la generación familiar en la que se encuentra la empresa, podemos diferenciar tres grupos determinados la relación de los socios familiares, estos son:
En la planificación de la transición, debe establecerse una clara diferencia entre ser propietario de la empresa y trabajar en ella. Se debe emprender la búsqueda de una dirección operativa profesional, con independencia de que sea un familiar o no quien la desarrolla. El criterio de acceso a un puesto de trabajo, debe de favorecer el desarrollo del talento, por medio de la exigencia de los familiares que en un futuro quieran ejercer puestos directivos.
Uno de los principales factores de pérdida de talento, es el nepotismo en la asignación puestos de responsabilidad. La exigencia de preparación a los familiares de cara a ocupar un puesto, facilitará que estos puedan ser aceptados de buen grado por el resto de empleados.
Sin embargo, una de las principales inquietudes, es la búsqueda de un sucesor de la familia, que se encargue de la operativa del negocio, fuerza contrapuesta al criterio de mérito y esfuerzo. La atracción al trabajo por parte de los familiares, debe cimentarse en la transmisión de la cultura empresarial y del legado, hay que fomentar el orgullo de pertenecer a una familia empresaria y favorecer el conocimiento profundo del funcionamiento de la empresa.
A continuación detallo algunos de los principales puntos y buenas prácticas a tener en cuenta para la adecuada transición familiar.
Los casos de éxito en empresas que han superado el reto de múltiples transiciones, permiten identificar buenas prácticas como las comentadas, pero no hay que perder de vista que las personas y las circunstancias de cada empresa son muy variadas por los factores tanto internos de la organización como externos del mercado y la competencia. Pueden plantearse soluciones singulares, que sean las más acertadas en casos concretos.
Lo importante es que la propia reflexión sobre cuál es el mejor modelo de transición generacional, se consensue y se ponga en práctica de forma paulatina, analizando el funcionamiento en base a los resultados obtenidos, de forma que se pueda reaccionar a tiempo sin sobresaltos. Una transición bien efectuada, requerirá por regla general, un periodo recomendado de tres años o ejercicios, en los que tanto sucedidos como sucesores modifiquen de forma paulatina sus posiciones en la dirección operativa del negocio.
Determinar unas reglas del juego consensuadas y tenerlas asimiladas en el subconsciente de cada uno de los familiares, es la mejor manera de tener conjuradas las negras estadísticas de supervivencia de la empresa familiar.
Juanjo Barceló es consultor de desarrollo de negocio de Grupo Ifedes