Porque imprimir también es narrar, varios estudios de diseño e imprentas valencianas han tomado la alianza como método para dar vida a proyectos con la ciudad como estandarte
VALÈNCIA. Cuando a Jorge Timoteo, responsable del estudio Pixelarte, le llegaron por enésima vez los calendarios de su imprenta de confianza, no pudo más que revelarse y acabar diciendo la verdad: “¿sabes lo que voy a hacer con el calendario? Tirarlo a la basura”. “¿Y eso?, ¿por qué?”. Siete años después, explica el motivo: “El calendario es una pieza que puede aportar un valor especial. Si cualquier empresa recibe calendarios que son una castaña, al final, si lo haces bien, el calendario que sí va estar encima de la mesa va a ser el tuyo. Esa era la misión. Entonces les propusimos que ellos (Gráficas River) se encargaran de la impresión y el manipulado y nosotros del concepto, del diseño, elección de papeles, técnicas… Desde entonces unimos fuerzas. Es una pieza bonita para sus clientes y para los nuestros”.
Justo estos días andan con el reparto de su nuevo calendario anual, uniendo al bloque de aliados al diseñador Juan Nava y su proyecto de ‘Letras Recuperadas’, haciendo que cada mes esté dedicado a uno de esos rótulos emblema de la ciudad, habitualmente extinguidos o en peligro de extinción.
Los giros de guión solo comienzan. El diseñador Diego Obiol y su estudio, Estiu, trabajan con la valenciana Impresum. Tras un encargo de la imprenta, Obiol no decidió tirar nada a la basura, pero sí materializar una idea que debía ser puramente digital: “su responsable, Dani Matoses, nos pidió un newsletter ‘de valor añadido’ para sus clientes.. pero le propusimos que, dado que eran una imprenta, ese boletín fuera impreso. Al final conseguimos las dos cosas: un boletín impreso, PRINT, que se envía a todos los suscriptores cada trimestre, y un newsletter NOPRINT, que complementa a la edición impresa con otro tipo de contenidos”.
Un cambio tan sencillo en perspectiva ha dado cuerpo a algo aparentemente tan lógico, sin embargo tan poco previsto, como es que dos imprentas insignes de la ciutat hicieran de la impresión el mensaje. Una victoria, al menos parcial, del papel. Como resume Diego Obiol, puño en alto, “el papel y el periodismo han ganado al algoritmo en este caso”.
De paso, València ha obtenido dos proyectos nuevos levantados a pulso que se sustentan desde la alianza multimodal y la colaboración inesperada, donde es la propia urbe la que toma el protagonismo, como material que creativos e impresores sirven para darle su papel.
PRINT tiene 16 páginas por número, con formato A5, y suele estar sazonada por las entrevistas en profundidad del periodista Rafa Rodríguez, con las fotos de María Mira, los aportes de diseño de Pablus, a través de dobles infográficas centradas en el mundo de las artes gráficas. Todo ello se grapa y se envía a los suscriptores, que la reciben gratis en su mesa.
En uno de los últimos ejemplares, la artista Inma Femenía aparece en la imprenta como a punto de cabalgar a lomos de la Heidelberg de cuatro cuerpos, en una jornada con olor a tinta que reproduce la fiesta que supone imprimir papeles.
La otra parte, el impresor Dani Matoses, resume así el proyecto: “El valor del boletín es indudable: con pocas pretensiones encaja perfectamente con lo que es nuestra cultura de empresa: estar cerca del mundo del diseño, la ilustración, la edición, la comunicación visual… Era una buena idea renovar un newsletter anodino y convertirlo en papel”. El camino más directo para que su empresa “haya dado un salto cualitativo en toda España, para que nos conozca el tipo de cliente que queremos, aquel que tiene pasión por lo impreso”.
Antes nos habíamos quedado con unos calendarios en el contenedor y una solución: hacerlos fetén. Desde ese 2015 en el que Pixelarte y Gráficas River decidieron dejar de tirar calendarios, cada edición anual se ha convertido en algo parecido a una pieza de coleccionista. Si en la gastronomía algunos pescados aparentemente de descarte se han convertido en reyes del plato, en diseño soportes usualmente poco tenidos en cuenta pueden llegar a brillar bien gestionados. “Para nosotros -sigue Jorge Timoteo- es una manera de reivindicar València ante nuestros clientes nacionales e internacionales”. En la lista de calendarios editados, el primero fue para los parques naturales de la Comunitat Valenciana; el segundo ilustró edificios valencianos no tan conocidos a través de ilustración; el paso pasado pasado fue para el emocionario, describiendo las emociones que sintieron en el encierro. Este año, en el contexto de la Capitalidad Mundial del Diseño, las Letras Recuperadas de Juan Nava han encontrado correspondencia mensual. “Fue importante dedicar mucho tiempo a elegir tintas adecuadas, pantone gris con toques verdosos que le aportan calidez a la impresión”. Ahora apenas pueden atender a toda la demanda que quiere poner el calendario en su mesa. Cuestión de giros de guión.
Definitivamente imprimir, por el simple hecho de llevarlo a cabo, también es narrar.
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