Mientras escribo estas líneas no se sabe aún si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución sobre Siria, ¿pero cuantas veces se ha intentado ya?
Pero retrocedamos al fin de semana pasado, pues durante tres días se celebró en la capital de Baviera, la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde desde 1963 se reúnen diferentes personalidades, y con múltiples formatos, para hablar de asuntos exteriores desde una perspectiva del mundo de la Seguridad, antes se denominaba de la Defensa e incluso mucho antes se hablaba del arte de la Guerra, aunque al final siempre ha sido, y así es hoy en día, cómo resolvemos nuestras cuitas internacionales mediante el uso de la Fuerza ergo Violencia.
Uno de los temas más debatidos, en este foro, que tiene un carácter más asambleario-especulativo que resolutivo-efectivo, fue la guerra, perdón digo el conflicto de Siria, donde múltiples intereses foráneos siguen alimentando a tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis de Vicente Blasco Ibañez (La Guerra, el Hambre, la Peste y la Muerte) en ese país totalmente fragmentado, y a día de hoy con más que dificultades (casi imposibilidades) de reconciliación y reconstrucción de afectos, complicidades inter étnicos-religiosos, necesarios para construir un Estado, a excepción de que se ponga al frente alguien con mucho liderazgo y fuerza.
Pero al igual que en otros temas, respecto a los conflictos de Oriente Medio no se movieron las posturas que todo el mundo conocemos, y fue simplemente una puesta en escena de filias y fobias, como por ejemplo la teatralización del enfrentamiento de Israel con Irán, personalizado por el primer ministro israelí Benjamin Netanyaju y el ministro de Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, donde Netanyaju además se congraciaba de como una de las consecuencias de la hostilidad y expansionismo iraní era el acercamiento entre los árabes e israelíes, que a largo plazo podía llevar la paz a la región.
Otras de las fobias y filias, o más bien cantos de sirena para algunos, era el deseable despegue de Europa como actor militar independiente o autónomo respecto a su aliado USA, incluso existió un documento de la conferencia titulado "More European, More Connected, More Capable: Building the European Armed Forces of the Future" (Más europeo, más conectado, más capacitado, construyendo las fuerzas armadas europeas del futuro) repleto de deseos y cálculos, pero que desde el fracaso de la Comunidad Europea de la Defensa en 1954 por culpa de Francia (había sido aprobada en 1952 por los seis países fundadores de las comunidades europeas) se ha convertido en un cuento de la lechera que nunca llega a alcanzarse. Tendremos que seguir confiando en el vínculo Transatlántico, a pesar de lo que dice o digan de Donald Trump.
Y volviendo al motivo del título, la guerra de Siria, nos encontramos en un punto álgido de las hostilidades, tanto desde una perspectiva Táctica como Estratégica. Desde el punto de vista de los combates -Táctica-, tanto en el centro político del país, Damasco, en concreto Ghouta Oriental, como en el norte kurdo, Afrin, los combates se suceden y se incrementan día a día, en una constante escalada de violencia, donde cientos, miles de personas ya sean combatientes o civiles siguen muriendo, pues ya saben que en estas malditas y modernas guerras de la globalización, las Leyes y Usos de la Guerra, como se decía antaño, hoy Derecho Internacional Humanitario, solo sirven como arma propagandista arrojadiza.
Por otra parte en cuanto los movimientos estratégicos y alianzas internacionales, el conflicto se sigue enredando. La ofensiva turca en territorio Sirio continúa (sin ningún tipo de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que la ampare), Rusia curiosamente al igual que Irán (que aprovecha para echar un pulso a Israel) parecen contenidas ¿intercambio de cromos cuyas víctimas son los kurdos?, a pesar del derribo de otro avión ruso (no es el primero); y además claro Bashar Háfez al-Ásad ha tenido que mover ficha y ha llegado a un acuerdo con los kurdos para que milicias progubernamentales se incorporen a Afrin para repeler el lento pero seguro avance neo-otomano.
Y les voy a dar alguna pista para que la sigan, y la tengan en cuenta en el futuro, ya saben que uno de los elementos importantes en las relaciones internacionales son los intereses energéticos, de hecho existen múltiples estrategias energéticas, por ejemplo la UE tiene una, España tiene una Estrategia de Seguridad Energética Nacional aprobada en 2015; y también recordaran como para Rusia una de sus fuentes principales de recursos en su economía es la exportación de hidrocarburos, en concreto Gas, a través por ejemplo de Gazprom, que también está presente en otros países productores como Nigeria, Argelia, Venezuela, etc., para intentar controlar lo máximo posible (es lógico) su producción y distribución, y ¡cómo no! existe otro país con el que necesita contar para ese control, y se llama Turquía.
Rusia necesita a Turquía en la distribución del gas, pues tras el fracaso del South Stream, gaseoducto dirigido hacia Europa por el sur que complementaría al ya operativo Nord Stream, se ha iniciado el proyecto Turkish Stream, que llevará gas primero a este país para después proseguir hacia Europa en diferentes gaseoductos planeados (por ejemplo el Trans Adriático -TAP-); también por Turquía pasan otros gaseoductos provenientes del Cáucaso/Caspio por lo que debe ser tenida en cuenta claramente para aquellos propósitos de control. Pero a todo ello se le añade un hecho, que se ha puesto sobre el tapete en una acción de las Fuerzas Armadas turcas (a mitad del mes de febrero), y es el hecho de que bajo las aguas del Mediterráneo Oriental existen unas fantásticas (continúan descubriendo sucesivas bolsas de gas desde inicios del siglo XXI) reservas de hidrocarburos, que por ejemplo hicieron firmar un diciembre de 2017 a representantes de Chipre, Grecia, Israel e Italia, un memorando de entendimiento para la cooperación para la construcción de un gasoducto EastMed, que beneficiará a los cuatro países, e incluso también a la UE, para así asegurar su independencia o al menos mejorar su seguridad energética.
Y cuál ha sido la acción de las Fuerzas Armadas turcas que ha puesto en evidencia esa preocupación, o al menos ocupación de los asuntos gasísticos en el Mediterráneo Oriental, pues según denuncia Chipre, y recogen diferentes agencias, el bloqueo de la Marina de Guerra turca a un plataforma de gas para que llegue a su destino en aguas cercanas a la isla, donde la italiana ENI quiere perforar en búsqueda de gas, y Turquía afirma que son perforaciones “unilaterales” de las autoridades de Chipre (que sólo gobiernan una parte de la isla, pues el norte está ocupado por el ejército turco), y claro, ¿a quien beneficia más que no se explote este gas ni que exista el EastMed? Pues a Rusia, quid pro quo.
Ya ven ustedes como los posibles intereses, no siempre visibles, justifican lo que a los ojos de nosotros los mortales parece muchas veces incomprensible; y mientras los pobres sirios continúan muriendo victimas de tiranos, señores feudales, locos yihadistas, e incluso del vil metal.