Espai Italia y el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica organizan la campaña 'Valencia, herida abierta', apoyada por la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, para recordar el aniversario de los bombardeos italianos sobre la ciudad y otras poblaciones del litoral
VALENCIA. El primer bombardeo fue el 14 de febrero de 1937. La prensa local lo relataba con la profusión de adjetivos tan de aquel tiempo. El Mercantil Valenciano hablaba de un “buque pirata”. Un barco, el Duque de Aosta, procedente desde Italia, cañoneó la costa de la ciudad. La Guerra Civil llegaba al Levante feliz. Con ella la muerte. Las alarmas antiaéreas. Los refugios. El miedo. El horror. A aquella noche la llamaron el San Valentín sangriento.
Aquel primer ataque desde un barco fue casi una excepción. Así lo constataba en su día el estudioso Eladi Mainar Cabanes en su artículo ‘Ataques franquistas sobre Valencia durante la Guerra Civil. 1936 -1939’. “Estos bombardeos de poblaciones civiles se efectuaban en su mayoría a través de la aviación, siendo en menor cuantía los realizados por barco. (…) Estos raids lo que trataban era de atemorizar a la población y menoscabar su moral, destruyendo los puertos por donde entraba el material de guerra y los alimentos, así como hundiendo sus barcos”, escribía en su artículo.
El objetivo prioritario era pues el puerto de Valencia, pero también las vías de comunicaciones como la Estación del Norte, y espacios emblemáticos de la ciudad, además de infundir pavor, incertidumbre, angustia. Los bombardeos se sucedieron durante los años siguientes pero los nombres de los muertos fueron soslayados por la prensa del momento. La censura decidió ocultarlos, como si obviándoles se mitigaran las consecuencias de los ataques, el impacto emocional, y sólo la paciencia de los investigadores ha conseguido que no se olviden.
Sí que tenemos constancia accesible de los primeros muertos, de sus nombres, que aparecieron publicados en la prensa del momento por primera y última vez: José Bartual Tarín, de 20 años; Bautista Comeig Andrés, de 63; Miguel Sanz Biosca, de 12; Josefina Guillem Lorca, de siete; Luis Zanón Soriano; Emilio Martí Gómez, de 37; Francisco Alcantara Díaz, de 45; Asunción Rios Seguí, de 26; Carmen Marcos Valls, de 60; Luis Salom Colomer, de 20… Con casos tan terribles como el de un limpiabotas que, cuando llegó a su casa, se encontró a toda su familia muerta: su mujer, Rosa Manso Pelegrín, de 25 años; sus tres hijos de cinco, tres y un año; su suegra, Encarnación Pelegrín, de 60; y otro niño de la familia, Vicente Frechina Manso, de siete años. Los funerales fueron multitudinarios.
Han pasado 80 años de aquellas muertes y para que nada se pierda las entidades Espai Italia y el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica han organizado la campaña Valencia, herida abierta. Ésta cuenta con el apoyo de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias y pretende echar la vista atrás para recordar aquellos bombardeos. El acto de conmemoración se celebrará en el Salón de Plenos de Valencia, a partir de las 12.00 horas del día 14 de febrero de 2017, con la presencia de embajador de Italia en España, Stefano Sannino. Una asistencia que el coordinador del Grupo de la Memoria, Matías Alonso, subrayaba en conversación con Valencia Plaza. “Tiene un gran valor simbólico y para nosotros es muy importante que haya confirmado que viene”, apuntaba.
La fecha tiene connotaciones no sólo por una cuestión onomástica; siguiendo la triste estela de Barcelona que había sido atacada un día antes, aquel domingo 14 de febrero de 1937 Valencia se convirtió en otro conejillo de indias para una forma de terror hasta entonces inédita: el bombardeo de poblaciones abiertas que no eran objetivo militar. Desde esa fecha, Valencia, la Comunitat Valenciana, todo el litoral fue víctima de una agresión continuada sin declaración de guerra que ya no acabaría hasta el final del conflicto y que luego se reprodujo durante la II Guerra Mundial, con el bombardeo de ciudades y poblaciones por toda Europa. Centenares de poblaciones valencianas fueron objeto de unos ataques cuyas víctimas parecen haber sido olvidadas, como comentaba Alonso. “No fueron soldados caídos en combate ni fusilados en represiones posteriores sino víctimas por estar en territorio leal al régimen legítimo”; víctimas, pues, sólo por vivir.
El secretario general de la FVMP, Vicente Gil, y Filippo Carcassola, presidente de Espai Italia, coincidieron en señalar este martes que a los 80 años del comienzo de aquellos bombardeos “es hora de rendir homenaje a aquellas víctimas y recordar a Europa su gran deuda pendiente con ellas”. Mientras, Alonso subrayaba que, por encima de las cifras de víctimas y daños materiales,“se encuentra el hecho de que desde entonces todo quedó en el olvido en la escena internacional”. “Seguimos echando en falta una política de verdad, justicia y reparación por parte de quienes participaron en aquel acto de agresión internacional y de quienes le invitaron a ello”, comentó.
Por todo ello la cita del próximo 14 de febrero es tan especial. La presencia del embajador italiano en un acto al que están invitadas las autoridades municipales, autonómicas y entidades ciudadanas representando a sus poblaciones, supondrá un antes y un después en este olvido sistemático y lo convertirá, sobre todo, en un acto de justicia.