Sus síntomas más comunes son la apatía, alteraciones de sueño o problemas de memoria y concentración
VALENCIA.- Según el doctor Miguel Roca, presidente de la Fundación Española d Psiquiatría y Salud Mental, en la Semana que se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, los síntomas más comunes de la depresión clínica son las alteraciones en sueño y el apetito, la anhedonia o pérdida para disfrutar de lo que antes suponía una actividad placentera, apatía y alteraciones cognitivas como problemas de memoria, concentración y menor tiempo de reacción.
A veces, a estos síntomas acompaña una disminución en el umbral del dolor que sensibiliza a la persona ante estímulos que no tendrían que ser dolorosos.
"Sólo cuando se reúnen ciertos criterios clínicos podemos hablar de depresión y aunque estos son los síntomas más habituales pueden presentarse otros o características propias en cada paciente", señala Roca.
Además, el psiquiatra señala que hay que distinguir entre los trastornos adaptativo como el duelo o la reacción emocional ante determinados acontecimientos vitales con síntomas similares pero menos intensos y pasajeros y la depresión clínica, que puede presentarse sin un desencadenante mayor.
Según la gravedad de los síntomas se establece un tratamiento farmacológico o psicoterápico o una combinación de ambos. Las evidencias científicas han mostrado qu en el campo de las psicoterapias, existen terapias que ofrecen mejores resultados com la cognitivo-conductual.
"En la actualidad se empiezan a incluir programas de ejercicio físico y reducción de peso porque se ha comprobado que benefician en el tratamiento de la depresión. Suponen cambios en los hábitos y el estilo de vida que contribuyen en la mejoría de estos pacientes", comenta el psiquiatra. Además, se están ensayando y con buenos resultados iniciales, psicoterapias coadyuvantes on-line.
Los factores de riesgo que predisponen a la depresión son múltiples y entre ellos, Roca apunta a los genes; acontecimientos vitales ocurridos en la infancia; el abuso de sustancias tóxicas; la existencia de otras patologías como diabetes y afecciones cardiológicas, neurológicas o endocrinológicas; o el exceso de peso y el estrés.
Además, ser mujer es en sí mismo un factor de riesgo ya que existen muchos más caso de depresión entre la población femenina sin que se hayan definido aún de forma concluyente los motivos.
Las últimas teorías apuntan a que la depresión podría también tener un origen sistémico y formar parte de un cuadro clínico que incluyera síndrome metabólico, patrones de alimentación alterados, afecciones cardiológicas, entre otros.
La elección de un tipo u otro de antidepresivo viene marcada por aspectos como perfil clínico del paciente, si padece ansiedad, alteraciones cognitivas o problemas de sueño, las características del fármaco y sus posibles efectos secundarios y la experiencia del profesional clínico de los distintos medicamentos.
Sobre la duración del tratamiento con antidepresivos, Roca apunta que estos fármaco no crean ningún tipo de efectos de tolerancia ni adicción y que se emplean a medio y largo plazo como terapia de mantenimiento para disminuir los riesgos de recaídas recurrencias en los casos en los que la enfermedad se cronifica.
Existen depresiones de un solo episodio en los que se realiza un tratamiento de 6 a 9 meses y que no reaparecen pero también existen muchas recurrencias. Si hay una segunda depresión aumentan las posibilidades de que se presente un tercer episodio y que la enfermedad se cronifique.
"Los tratamientos de larga duración con antidepresivos se mantienen en algunas personas con tendencia a la cronicidad como lo harían los antihipertensivos frente a una tensión elevada crónica para disminuir el riesgo de recaídas y que éstas sean de menor intensidad si se producen", aclara el psiquiatra.
Roca apunta que lo más importante es discriminar bien entre las depresiones para detectar aquellas que van a requerir mantener el tratamiento y recuerda que la depresión y la ansiedad son trastornos muy prevalentes, lo que convierte a los antidepresivos en fármacos muy recetados y que también se emplean en otros trastornos como por ejemplo los ansiosos o asociados a dolor.