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ABC PARK

Cuarenta años de cine

En diciembre de 1977 la familia Pechuán inauguraba en València el primer gran multicine, seis salas que desde el principio se convirtieron en una referencia cultural y emocional de la ciudad y de la Comunitat Valenciana

| 25/12/2017 | 2 min, 35 seg

VALÈNCIA.- «Aquí no cerramos nunca», sonríe Víctor Ballester. Hoy le corresponde ser el gerente de los ABC Park, en sustitución de su compañero Vicente Ribero. Desde el pequeño cubículo ubicado en un lateral, junto a las escaleras que bajan hasta la sala F, Víctor controla la evolución del día en una pequeña pantalla de ordenador personal. Una mancha azulada va cubriendo las horas del día. Cada uno de los proyectores digitales está controlado desde ese terminal.

En la sala A está a punto de comenzar una sesión de un taller de cine muy popular. Víctor prepara el micrófono para el director del curso. Más de trescientas personas aguardan a que comience la sesión. Viéndolas, no se tiene la sensación de estar en un complejo comercial al uso; y se comprende que no solo buscan esparcimiento. Hemos venido a hablar de cine.

Hay un detalle que resume a la perfección qué tipo de complejo es el ABC Park: prácticamente todas las películas de Woody Allen se han proyectado en esta sala. Excepción hecha de September, que se programó en el Artis, casi toda la filmografía del neoyorquino, incluso algunas reposiciones, se han exhibido en el complejo. Allen imprime carácter. Desde su apertura en la última semana de 1977, justo a tiempo para la campaña navideña de ese año, la de Star Wars, los Park han vendido cerca de 26 millones de entradas. Grosso modo eso significa que cada ciudadano de la Comunitat Valenciana ha pasado cinco veces por allí a lo largo de estas cuatro décadas. 

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Los ABC Park nacieron para ser un éxito. Con sus seis salas y sus 3.547 butacas, más que un delirio, fue visto como un ídolo con pies de hierro. «Nadie pensó que fuera una locura», comenta Vicente Gil. Miembro de una saga de exhibidores valencianos, la suya era una de las cuatro familias que controlaban más de la mitad de las pantallas de la provincia a mediados de los años setenta. Las otras tres eran los Fayos, propietarios del Olympia; los Martí, y, por supuesto, los Pechuán. Haciendo un símil futbolístico, Gil asegura que estos últimos eran «como el Real Madrid y el Barcelona juntos». El resto de los empresarios los respetaban y cuando plantearon fletar ese Titanic todos supieron que no se hundiría. «Era un riesgo pero intuimos que iba a ir muy bien», prosigue Gil. «Nadie se atrevía a poner en marcha un multicine; los Pechuán sí lo hicieron», resume.

* Lea el artículo completo en el número de diciembre de la revista Plaza 

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