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LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Cuarenta años de 'Parallel Lines', el disco perfecto de Blondie

23/09/2018 - 

VALÈNCIA. A finales de septiembre de 1978 se publicó Parallel Lines, el álbum que catapultó al éxito a los neoyorquinos Blondie y que convirtió a su cantante, Debbie Harry, en uno de los referentes femeninos más importantes de la música pop del siglo XX.

Los modernos del momento ya conocíamos a Blondie cuando Parallel Lines llegó a las tiendas en el otoño de 1978. La llamada nueva ola estaba poblada de muchas mujeres, pero Debbie Harry sobresalía entre todas por su atractivo sexual. En cualquier otro caso, la enfatización de dicho atractivo seguramente se debería a la presión de la industria discográfica para que el grupo vendiera discos a costa de su cantante. Blondie alteraron eso. Y Parallel Lines fue la herramienta que les permitió llevar a cabo dicho cambio a nivel global. Uno de los efectos colaterales de su triunfo fue que nació un nuevo tipo de estrella pop femenina. Empoderada. Intelectual. Magnética. Además de artista, Debbie Harry era tremendamente atractiva. En la música pop jamás había existido una cantante poseedora de una belleza que hasta entonces, parecía reservada a la estrellas de cine. Harry la tenía y la explotó a conciencia, haciendo que la sexualidad femenina formara parte del discurso de Blondie.

Desde el subsuelo neoyorquino

Por supuesto, la mayoría de chicos y adultos que caíamos fascinados antes las imágenes de Blondie no éramos conscientes de todo lo que su presencia implicaba. Pero algunos, los más fascinados por los entresijos del submundo cultural neoyorquino, si disfrutábamos de aquel maravilloso background. Debbie Harry y Chris Stein provenían del underground neoyorquino. Sus raíces estaban en la Factory de Warhol y el Max’s Kansas City, el club que para muchos fue la versión neoyorquina del Satyricon de Fellini. Blondie nacieron a la vez que Ramones y Talking Heads, compartían escenarios con Suicide y Richard Hell. Se curtieron en el CBGB y aunque lograron ser un grupo popular, nunca dejaron de interesarse por la vanguardia. Cuando el punk eclosionó en Inglaterra, el mundo miró también hacia Nueva York, y allí, junto a todos esos grupos, estaba Blondie, jugando con todos los estilos posible de pop, con una cantante que era una versión de Marilyn Monroe formada en la Factory en lugar de en el Actor’s Studio.

El éxito de Parallel Lines no fue inmediato. El grupo experimentó un crecimiento gradual de su popularidad. Con su primer y segundo álbum habían logrado pequeños éxitos. Ahora buscaban ampliar ese impacto con el tercero. Canciones no les faltaban. Se puede decir que prácticamente todas las canciones de Parallel Lines son singles en potencia. Pero la canción que les hizo protagonizar uno de los crossovers más sonados de la historia fue una que aparentemente poco tenía que ver con su estilo.

La guerra contra la disco music

 En 1977, la música disco y el punk eran los dos grandes movimientos de cambio en la música pop. Había una ley no escrita que decía que la música rock y la música disco eran conceptos antagónicos. Un prejuicio absurdo teniendo en cuenta que ambas son ramificaciones de la música negra. Los blancos se apropiaron del blues y del rhythm & blues, para luego segregarlo. El rock siempre fue identificado como una música rebelde. Pero sus seguidores no quisieron aceptar que la música disco también lo era. Daba voz y concernía a colectivos marginados: los negros, los latinos y los gays. Así y todo, quizá por miedo al poderío comercial que esta música alcanzó entre 1977 y 1979, la disco music fue denostada y demonizada por el público consumidor de rock. Y por sus músicos. Si hacías rock no podías hacer música disco. Y en medio de todo eso apareció ‘Heart Of Glass’.

Corazón, corazón

‘Heart Of Glass’ es perfecta a nivel musical y también a nivel conceptual. Lo primero es obvio, sólo hay que escuchar la canción: la melodía pegadiza, los arreglos electrónicos, la interpretación sensual emulando ese tótem del erotismo discotequero que es la voz de Donna Summer en ‘I Feel Love’. Lo segundo tiene que ver con la osadía  de hacer una canción que iba en contra de lo que un grupo de esas características supuestamente debía hacer. La new wave la música disco tenían, tal y como se demostró poco después, mucho en común. Pero Blondie fue el primer grupo que se atrevió a unir el Studio 54 con el CBGB. Sus coetáneos les dijeron de todo, porque encima, la apuesta les salió bien y vendieron millones de ejemplares del single, que a su vez tiró del álbum. ‘Heart Of Glass’, que fue el cuarto sencillo extraído del álbum y se publicó en enero de 1979,  vendió más de tres millones de copias en todo el mundo. Parallel Lines superó el millón.

Cuando lo mainstream y lo alternativo se cruzan

Para el vídeo de la canción se vistió una vez más con un diseño de su amigo y vecino, el todavía desconocido Stephen Sprouse. En medio de la solitaria pista de Studio 54, Blondie grabaron el vídeo de su canción más famosa y el mundo conoció a Debbie Harry, la única mujer que podía competir con Farrah Fawcett-Majors,  el símbolo sexual femenino de  un país donde, dicho sea de paso, las mujeres suspiraban por John Travolta y Burt Reynolds. La diferencia entre Farrah y Debbie es que la primera era una estrella televisiva en la más pura tradición hollywoodiense. Harry, en cambio, tenía control –o bastante control- sobre lo que era y hacía. Cuando llegó el éxito, ni ella ni Chris Stein dejaron de relacionarse con los músicos del underground del cual provenían. Al contrario, usaron su estatus para potenciar la exposición de esos talentos demasiado ásperos como para gustar a un público amplio. Por aquel tiempo, Harry colaboró y apoyó a músicos como James Chance y Walter Steding, rodó cine a las órdenes de Amos Poe, grabó con Robert Fripp,  y junto a Stein participó en el programa TV Party, dirigido por el periodista Glenn O’Brien. El programa, que se emitía en directo para la televisión por cable local y, en la mejor tradición warholiana, lo popular se mezclaba con lo experimental en medio de una constante improvisación. Tan sólo un par de años después, Blondie apostaría de nuevo por un género naciente, el rap, contribuyendo con ello a que el público blanco lo aceptara. Fue con ‘Rapture’, una canción en cuyo clip aparece el todavía desconocido Jean-Michel Basquiat, amigo de la pareja.


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