VALÈNCIA. The Scream, primer álbum de Siouxsie & The Banshees, cumple 40 años. Fue el primer paso firme de una carrera que hizo historia y dejó huella en el plano musical. Y también nos dio una figura icónica –icónica de verdad- a muchos niveles, la de una mujer que rompió esquemas de todo tipo.
Año 1978. La imagen de Siouxsie se regía según los códigos estéticos del punk. Pelo negro cortado de cualquier manera y en punta. Maquillaje estrambótico que en realidad cogía del glam, del teatro kabuki y las actrices del cine mudo. Siouxsie –eso lo descubrí mucho después- no se vestía para gustar o resultar atractiva si no para lograr el efecto contrario. Esa era la contraseña estética del punk. No había intenciones sexuales en aquellos atuendos, se trataba de lanzarle un mensaje al mundo: vete a la mierda. La propuesta en sí era perfecta para cualquier adolescente enfadado con el mundo, es decir, para cualquier adolescente. Yo veía a Siouxsie en las fotos de Vibraciones y Popular 1. Al principio me pareció una provocadora más. Porque hay que aclarar que ciertos mensajes que ahora me parecen de lo más claros. Cuando tienes 15 años la atracción y el atractivo sí son importantes a no ser que seas un punk del contingente de Bromley y vayas a cada concierto que dan los Sex Pistols. Como yo vivía en la Avenida del Cid, València, ese no era mi caso. Con esto quiero decir que a mí Siouxsie y Cat Woman y Jordan y otras punks me daban un poco de miedo porque no estaba acostumbrado a ver mujeres así. En España, ese mensaje de rebeldía generacional y esa lucha –aunque fuese indivisualista- por la igualdad de género que impregnaba al punk, quedaba todavía lejano.
Rollito de primavera pospunk
Siouxsie me dejaba un poco frío, hasta que descubrí que tenía un disco y que gracias a él quizá podríamos conectar musicalmente. Esa revelación la tuve leyendo un número de Star –otra publicación fundamental- en el que se reproducía una entrevista con ella y su grupo, The Banshees, originalmente publicada por un medio británico. El centro de la conversación era el primer single de la banda. Siouxsie & The Banshees habían debutado con un tema que era mucho más pop de lo que nadie podía esperar. 'Hong Kong Gardens' (muchos igual al conocisteis en aquella inolvidable secuencia festiva de Marie Antoniette, de Sofia Coppola) era saltarina y, lo que no se decía en la entrevista, celebraba un restaurante chino que solía ser asediado por un grupo de neonazis. De sonido cortante, sí, pero con un estribillo que incluso resultaba alegre. Por supuesto, les habían puesto a parir por eso. Y el hecho de que siendo ellos tan punks y tan ariscos hubiesen acabado grabando para un gran sello –Polydor, el mismo de The Who y Bee Gees-, no ayudaba mucho (como puede verse, las controversias idiotas son muy anteriores a Rosalía). Ellos contestaban con altanería y venían a decir que nadie les iba a imponer nada. Su camino lo trazaban ellos y su idiosincrasia, también. Sentí esa picadura de curiosidad que en tantas ocasiones me hizo mover el culo y dirigirme –en cuanto tuve el dinero necesario, claro- recto y sin rodeos a encontrar la música de aquella gente.
Discos desgraciados
En aquellos tiempos, no era habitual que los discos de los grupos nuevos se publicaran cuando tocaba. Ni tampoco que lo hicieran en ediciones fieles a las inglesas, que a veces salían en vinilo de color o con portadas chulísimas que le devolvían al formato del single su esplendor y reforzaban su significado en la era del elepé. En esa España, todo aquel disco que no resultara rentable se publicaba abaratando gastos. Si había funda interior con letras o fotos, esta desaparecía. Si la contraportada era a color, pasaba a ser en blanco y negro. Si la portada era desplegable, aquí dejaba de abrirse. Los discos de grupos nuevos eran los que solían pagar el pato con más saña, esos suponiendo que llegasen a publicarse o que los censores no los pillaran por su cuenta. Hong Kong Gardens, el primer sencillo de Siouxsie & The Banshees, apareció en España tal cual se editó en Inglaterra. La portada se abría como la de un libro o la de un álbum doble, y junto al vinilo había insertada una foto promocional de Siouxsie y compañía. Y de regalo, una chapita con el logo del grupo. Parece un milagro que el disco llegara con tanto lujo de detalles a las tiendas españolas. El flechazo con Siouxsie and The Banshees fue inmediato. La canción de la cara A era de las que pones y pones una y otra vez hasta que tu madre llama a la puerta de tu habitación para decirte que por favor pongas otra cosa. La cara B, ‘Voices’, era un tema hermético y angustioso, completamente distinto al otro pero hermanado con él de una manera extraña.
El grito
No lo recuerdo bien, pero el sencillo seguramente se editó en España cuando el primer álbum del grupo salía en Inglaterra, y este a su vez saldría aquí algo más tarde, en diciembre de 1978 o enero de 1979. En Vibraciones destacaron el álbum como disco del mes. Subrayaban que aquellas canciones, una vez más, poco tenían que ver con la jovialidad de ‘Hong Kong Gardens’. Y eso siempre era una garantía. La portada de The Scream evocaba algo aislado, grisáceo. Imágenes de cuerpos fragmentados sumergidos en una piscina. No había ni rastro de pelos de punta ni alfileres. The Scream era otro disco más que se desentendía de lo que ya era una fórmula desgastada. El punk había sido una revuelta que sirvió para que se abrieran nuevas puertas a la modernidad para la música pop. Las estructuras y las texturas de Siouxsie & The Banshees, como las de PIL y algunos otros pioneros, buscaban eso.
Siouxsie fue una de las mujeres que me marcó en la adolescencia. Las otras dos fueron Patti Smith y Nico. Ninguna de ellas esgrimía un discurso convencional y ninguna de ellas se parecía a las otras dos, aunque, al final, las tres estaban unidas por vínculos inevitables. Patti admiraba mucho a Nico y Siouxsie utilizó su estilo vocal gótico y europeo, carente de toda articulación emocional, para crear el suyo. No voy a decir que fue una suerte descubrirlas porque estoy convencido de que ciertas elecciones no ocurren porque sí. A Siouxsie le debo el haberme podido familiarizar con una artista que rompía con los estereotipos de la cantante pop tradicional y también el haber explorado nuevas posibilidades musicales en un momento en el que tocaba hacerlo. De nuevo he de decir que en esos momentos, esos no eran los motivos que contaban, porque este tipo de descubrimientos y pasiones respondían sobre todo al instinto. Pero a medida que transcurre el tiempo, me doy cuenta de lo bueno y lo necesario que fue para mí fijarme en artistas así.