VALÈNCIA (EFE/Loli Benlloch). La pantanada de Tous (Valencia) cumple este jueves cuarenta años, una catástrofe que dejó ocho víctimas mortales y numerosos daños materiales pero sirvió para avanzar en la recogida de datos hidrológicos en tiempo real y en la mejora de las predicciones meteorológicas, así como en la construcción de presas.
"Al final se aprende de los errores", señala a EFE el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, quien destaca que "el gran problema" entonces fue el desconocimiento de lo que estaba sucediendo: solo se sabía que "llovía mucho", pero no se tenían datos para valorar la magnitud de una situación meteorológica "extrema".
De hecho, el origen de la pantanada que anegó varios pueblos de la comarca de La Ribera fue una situación atmosférica excepcional, si bien la víspera del suceso "no llovía y nadie sabía que iba a caer una lluvia enorme", por lo que los trabajadores de la presa se fueron a sus casas al acabar la jornada laboral, explica Polo.
Cuando empezaron las precipitaciones, que de madrugada se convirtieron en torrenciales, no había datos; de hecho, el primero que se tuvo fue de la central de Millares, aguas arriba de la de Tous, que alertó de que estaban pasando 600 metros cúbicos por segundo por el río a primera hora de la mañana del 20 de octubre, señala Polo. Las lluvias llegarían a superar ese día los mil litros por metro cuadrado en la zona de Muela de Cortes.
El actual presidente de la CHJ señala que se juntaron "un cúmulo de desgracias" en la presa, ya que las lluvias de la noche del 19 al 20 de octubre ocasionaron que se cortara el suministro eléctrico por un problema en un transformador y también se cortó la red telefónica.
El aliviadero de la presa tenía unas compuertas que no se pudieron abrir -no había fluido eléctrico ni grupos electrógenos operativos-, y se intentó abrirlas a mano, pero ese proceso requería de "33 horas ininterrumpidas del trabajo de dos personas" y además por encima de las compuertas ya se estaba vertiendo agua, lo que suponía un peso adicional que ocasionó que se rompieran las llaves.
A partir de las cinco de la tarde del 20 de octubre de 1982, el nivel del agua sobrepasó la coronación de la infraestructura, que era de materiales sueltos, y se empezó a desmoronar, hasta que sobre las 19:15 horas cayó un muro, arrastró una de las compuertas y dio paso a una pantanada que generó "una ola de unos 15.000 o 16.000 metros cúbicos por segundo".
Polo destaca que, a pesar de la catástrofe, la presa retuvo la avenida de agua del río Júcar y dio tiempo a avisar a las poblaciones de la comarca de La Ribera, a las 18:15 horas, de que abandonaran las casas y se fueran a zonas altas, aunque al parecer el aviso no llegó a Carcaixent, donde se produjeron siete de las ocho víctimas mortales.
El presidente de la CHJ señala que no se sabe si de haber podido accionar las compuertas se hubiera roto o no la presa, pero destaca que, a pesar del desmoronamiento, "salvó vidas" al retener la avenida de agua del Júcar, pues de lo contrario se habría juntado con las puntas de los ríos Sellent y Albaida y habría dado lugar a riadas sin poder avisar a la población.
Destaca también que, a raíz de este suceso, se creó en toda España, empezando por la CHJ, el sistema automático de información hidrológica, que recoge datos en tiempo real de toda la cuenca de lluvias y de caudales en ríos y presas; a nivel meteorológico se instalaron radares en todo el país para mejorar la predicción meteorológica, y también se mejoró la prevención de inundaciones.
La nueva presa de Tous se inauguró en 1996 y en estos veintiséis años ha sido un referente mundial, pues viene gente de otros países a verla -la última visita ha sido de unos ingenieros americanos y la próxima será de una delegación india- y conocer sus "enormes condiciones de seguridad".
El anterior pantano, que fue ejecutado por la dirección general de Obras Hidráulicas del Ministerio, se había puesto en funcionamiento en 1978 pero todavía no estaba finalizado, ya que tenía que ser más alto, y el que le sustituyó fue encomendado ya a la CHJ.
La presa encargada de abastecer de agua a la ciudad de València y su área metropolitana y a los regadíos del canal Júcar-Turia pasó con la nueva construcción de tener una capacidad de almacenamiento de 100 hectómetros cúbicos a 360, y solo su mantenimiento supone el 50 % del presupuesto del mantenimiento de las 24 presas de la CHJ.
A la pregunta de si se podría repetir una catástrofe como esta, Polo señala que no, pues el aliviadero de la presa actual tiene una capacidad "enorme", de 20.000 metros cúbicos por segundo.
Con motivo de este aniversario, la CHJ ha organizado, junto con el ayuntamiento de Algemesí, la Universitat de València y el Colegio de Caminos, Canales y Puertos, unas jornadas que analizarán lo ocurrido entonces, el largo proceso judicial o la responsabilidad de los ingenieros en las obras públicas.