VALÈNCIA. El próximo 9 de junio se celebran las elecciones europeas. Una cita que, pese a no tener la relevancia y participación de otros comicios, sí apunta a ofrecer pistas importantes sobre el estado de las diferentes fuerzas políticas un año después de la vistas a las urnas de las autonómicas y de las generales.
Es por ello que, aunque a priori se mide en términos estatales, también se juega en el ámbito regional. En la Comunitat Valenciana, uno de los partidos que vive esta cita con especial intensidad es el PSPV-PSOE liderado por la ministra Diana Morant.
Los motivos son diversos. Para empezar, son las primeras elecciones a las que se enfrenta la federación valenciana desde que Morant accedió al liderazgo del PSPV, por lo que en cierta medida, y aunque sean unos comicios que se evalúan desde un prisma nacional, también servirán para ver en que punto se encuentran los socialistas valencianos de cara a su objetivo principal: arrebatarle al PP de Carlos Mazón la Generalitat en 2027.
En este sentido, fuentes de la dirección del PSPV aseguran que se ve "hambre" en la nueva cúpula del partido, o al menos en el equipo más próximo a Morant, que quiere demostrar que las siglas están en plena forma tras el adiós de Ximo Puig y la llegada de la ministra. También existe cierta presión por parte de Ferraz, dado que la cúpula federal ha coordinado una campaña donde da especial relevancia a los territorios más grandes y poblados, algo lógico teniendo en cuenta de que son unas elecciones de circunscripción única. Es por ello que, además de Pedro Sánchez, un buen número de ministros (Teresa Ribera, que además es cabeza de lista; Pilar Alegría, María Jesús Montero... entre otros, además de Rodríguez Zapatero) han pisado la Comunitat en esta campaña.
Unas visitas que obligan, lógicamente, a un mayor tensionamiento del partido en la federación valenciana, que carga con la presión de llenar los actos y la necesidad de que todos los mítines donde aparezcan figuras nacionales sean un éxito de público y participación. En definitiva, una obligación de responder a la confianza depositada por Ferraz.
Además, estos comicios europeos también deben dar respuesta -o al menos ofrecer algunas claves- respecto a si la forma de hacer oposición hasta ahora en la Comunitat Valenciana frente al Consell de PP y Vox está funcionando. Si se obtiene un buen resultado en la autonomía, que para el PSPV vendría a ser quedarse lo más cerca posible del PP, dado que ahora se considera casi imposible superarlo en el ámbito regional, significaría que la estrategia de desgaste y los argumentos utilizados están empezando a funcionar. Si ello va aparejado a una alta movilización, para Morant y los suyos significaría un gran resultado que, además, podría representar el inicio de la ola que buscan para darle la vuelta a la Generalitat en 2027.
De la misma manera, el resultado también avalaría la estrategia de defensa a ultranza que viene ejerciendo el PSPV, especialmente desde que Morant está al frente, de la gestión del Gobierno de España. O lo que es lo mismo, ese 'ofrenar glòries' a Pedro Sánchez se revelaría como útil y efectivo también para contrarrestar el Consell de PP y Vox. Y viceversa, un buen resultado para el PSOE en la Comunitat también reforzaría la apuesta del líder del PSOE por Morant como responsable de los socialistas valencianos.
Es por ello que el próximo domingo, aparte de medir en qué situación se encuentra Europa y España dentro del escenario de bloques que viene asentándose en los últimos años, también encenderá el termómetro de en qué punto se encuentran los socialistas en la Comunitat Valenciana y, en especial, su nueva líder. Un mal resultado, especialmente si se compara con otras autonomías, puede abocar a un proceso de cierta reflexión respecto a las estrategias de oposición adoptadas pero, también, desde un punto de vista interno, lo que podría resultar más preocupante si cabe para el PSPV.