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La salud de las personas mayores en verano adquiere una importancia crucial

Cuidado de las personas mayores en verano: las claves para proteger su salud

5/07/2024 - 

VALÈNCIA. Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, el cuidado de las personas mayores adquiere una importancia crucial. Los efectos del calor en el organismo pueden ser devastadores, especialmente para aquellos que cuentan con una menor capacidad de adaptación, como es el caso de los ancianos. El doctor Juan Ramón Doménech, geriatra del Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón, nos ofrece una visión experta sobre cómo el calor puede afectar a nuestros mayores y cuáles son las mejores prácticas para proteger su salud durante la temporada estival. 

Los efectos del calor en el organismo

El calor extremo representa una amenaza significativa para la salud debido a su impacto en el estado de hidratación y la situación hemodinámica del individuo. Según el doctor Doménech, "el calor extremo puede suponer una amenaza importante para la salud por su efecto sobre el estado de hidratación y situación hemodinámica del individuo, que puede generar vasodilatación, reducción de las cifras de presión arterial e incluso pérdida de conciencia y muerte en casos extremos de golpe de calor". 

La vasodilatación y la reducción de la presión arterial son respuestas fisiológicas al calor, pero en personas mayores, estas reacciones pueden desencadenar complicaciones severas. Aunque los efectos suelen ser leves y llevaderos, es crucial conocer las situaciones especialmente amenazantes para prevenir consecuencias graves. 

Vulnerabilidad de las personas mayores al calor

 Las personas mayores son particularmente vulnerables al calor debido a varios factores. "Las personas mayores disponen de una especial vulnerabilidad al calor en términos de menor capacidad de adaptación y por lo tanto de mayor riesgo de situaciones de gravedad", explica el doctor Doménech. Una menor capacidad de termorregulación, la disminución de la sensación de sed y, por ende, una menor hidratación, junto con enfermedades crónicas y la toma de múltiples fármacos, son factores que aumentan el riesgo de sufrir un golpe de calor en la tercera edad. 

La menor capacidad de termorregulación implica que los ancianos no pueden enfriar su cuerpo con la misma eficacia que los jóvenes. Esto, combinado con la menor sensación de sed, puede llevar a una deshidratación rápida y peligrosa. Además, enfermedades crónicas como las neurodegenerativas y ciertos medicamentos, especialmente aquellos que afectan la presión arterial, incrementan aún más el riesgo. 

Temperaturas de riesgo 

No existe una temperatura específica que determine el aumento del riesgo, pero claramente, a mayor temperatura, mayor es el peligro. "Diría que no existe una temperatura concreta a partir de la cual el riesgo aumente, aunque evidentemente a mayor temperatura mayor riesgo existe. Incidiría en el hecho de que, a igual temperatura, el mayor tiene más riesgo que la persona joven de efectos adversos por su menor capacidad de adaptación", afirma el doctor Doménech. 

Enfermedades más afectadas por el calor

 El calor puede afectar la evolución de cualquier enfermedad crónica, especialmente si es severo. "Cualquier proceso crónico puede verse afectado en su evolución cuando estamos expuestos a los efectos del calor, especialmente si este es severo", señala el doctor Doménech. No obstante, el experto destaca que más allá del efecto del calor sobre ciertas enfermedades, debemos prestar atención a cómo algunas enfermedades predisponen a una adaptación reducida. 

Imagen de archivo. Foto: EDUARDO PARRA/EP

Las enfermedades neurodegenerativas y los fármacos con efecto hipotensor o diurético son particularmente preocupantes. Estos factores pueden dificultar aún más la capacidad del cuerpo para manejar el estrés térmico, aumentando el riesgo de complicaciones graves. 

Síntomas de alerta

 Es fundamental estar atentos a cualquier cambio o síntoma general en los ancianos. "La sintomatología puede ser muy variada y en general debemos estar atentos a cualquier cambio o síntoma general que se produzca en el mayor", advierte el doctor Doménech. Los signos extremos de golpe de calor incluyen hipertermia, pero también debemos vigilar por síntomas como cambios en el estado de conciencia, obnubilación, mareos, náuseas, vómitos, debilidad y cefalea

Consejos para el cuidado de las personas mayores en verano 

El cuidado de las personas mayores durante el verano no difiere sustancialmente del de la población general, pero requiere un mayor rigor en su aplicación. El doctor Doménech ofrece varias recomendaciones clave: 

  • Hidratación adecuada: Es esencial mantener un buen aporte de líquidos, considerando que los mayores tienen una menor sensación de sed. "Es fundamental tener un buen aporte de líquidos, más aún teniendo en cuenta que los mayores tienen menor sensación de sed de forma fisiológica". 
  • Comidas ligeras: Las comidas deben ser ligeras para facilitar la digestión y evitar el sobrecalentamiento corporal. 
  • Evitar la exposición al sol en horas de mayor intensidad: Es crucial evitar la exposición al sol durante las horas de mayor intensidad, generalmente entre las 12:00 y las 17:00 horas. 
  • Protegerse del calor: Usar sombreros y ropa ligera que cubra la mayor parte del cuerpo puede ayudar a protegerse del calor. "Protegerse la cabeza con el uso de sombreros" es una medida sencilla pero eficaz. 
  • Evitar el ejercicio físico intenso: Durante las horas más calurosas del día, se debe evitar realizar ejercicio físico intenso. 
  • Ambientes frescos: Mantener los espacios interiores frescos con ventiladores, aire acondicionado o manteniendo las ventanas y persianas cerradas durante el día. 

El cuidado de las personas mayores durante el verano requiere una atención especial debido a su vulnerabilidad al calor. Siguiendo las recomendaciones del doctor Juan Ramón Doménech de Quirónsalud, podemos prevenir complicaciones graves y asegurar que nuestros mayores disfruten de un verano seguro y saludable. La clave está en la prevención, la hidratación adecuada y la protección contra el calor extremo, medidas que pueden marcar la diferencia entre un verano placentero y una emergencia médica.

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