VALENCIA. La artista valenciana Carolina Ferrer ha obtenido la beca de la Fundación Pollock-Krasner de Nueva York, que consiste en una ayuda para el desarrollo de su obra a lo largo de este año en curso. Dotada con 27.000 dólares, permite a los elegidos continuar con el trabajo de investigación y experimentación dentro de las artes plásticas que la mayoría llevan desarrollando desde hace años.

La fundación ayuda a artistas de todo el mundo desde 1985, gracias al legado que dejó a su muerte la pintora Lee Krasner, viuda del pintor norteamericano Jackson Pollock. A la beca se presentan miles de creadores.

Cada año la Fundación concede alrededor de 86 becas, la mayoría de ellas para artistas norteamericanos, y son pocos los europeos elegidos. De hecho en cada ejercicio es seleccionado sólo un español.

NUEVA EXPOSICIÓN

La noticia le llega a Carolina Ferrer a los pocos días de inaugurar su nuevo estudio con Encarna Sepúlveda. Y para celebrarlo han organizado una exposición conjunta con una veintena de trabajos recientes que sólo se puede visitar previa cita concertada.

La selección se encuentra instalada en un apartamento en un edificio del centro histórico. La iniciativa era por un único día, para presentar el nuevo estudio, pero se ha extendido hasta enero ante el éxito de la primera convocatoria. "Quedamos tan exhaustas por el montaje y por la obra que hemos decidido que siga abierta", bromea Ferrer.

HAMBRE DE LUZ, CORTEZA DEL ECO

La selección de Ferrer recibe por título ‘Hambre de luz', toma el título de un poema de Lola Andrés, y en ella realiza "un homenaje al mundo del conocimiento". "Por ello también barajé en su momento el título de ‘Elogio de la transmisión'. Pretendía elogiar la transmisión del saber y para ello empleaba el de un libro de Georges Steiner y Cécile Ladjali en el que se muestra la gran satisfacción que proporciona tanto enseñar como recibir conocimiento".

Por su parte la selección de Sepúlveda tiene por título ‘La corteza del eco' y en ella la artista sigue en su exploración de la abstracción. Un aspecto destacado de esta nueva colección es que los elementos gestuales han desaparecido con una técnica privada de pincelada, mientras que sus dibujos son más livianos.

Las obras de Ferrer, con su indagación del silencio y del vacío, se compenetran con los grandes cuadros de Sepúlveda, en los que esta artista intenta ordenar el caos con sus habituales juegos de figuras rectilíneas.