VALENCIA. Trescientos invitados, mil hortensias blancas, dos meses de preparativos y cien botellas de champán. Son las cifras de la boda valenciana del año entre el diputado Ricardo Costa y su novia Laura Chorro, actual directora general de Familia y Mujer en la Generalitat Valenciana. Un enlace que se ha celebrado el sábado 8 de noviembre a las 12'30h con abundancia de pamelas y tocados, que parecía que Ascot hubiera tomado la iglesia castrense de Santo Domingo. Lo de Ascot es por las mujeres que se pusieron una cacerola por sombrero. O un turbante con floripondios.
Las celebraciones y el desfile de invitados comenzaron la noche anterior. El viernes 7 de noviembre, el hermano del novio, Juan Costa, organizó una cena como preludio del enlace en el Palacio del Negrito. El ex ministro de Ciencia y Tecnología con José Mª Aznar reunió en el salón gótico de este edificio a medio centenar de personas, el círculo más íntimo de los contrayentes, en una pequeña fiesta pre-boda. Esto de estirar los enlaces a lo largo de los
días se ha convertido en una moda que permite a las señoras lucir varios modelitos.
Ya el sábado por la mañana, sobre las doce del mediodía, ha comenzado la pasarela de invitados. La consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig; el ex conseller de Economía, Gerardo Camps; el ex alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi; y el ex diputado David Serra han sido de los pocos políticos del PP asistentes. También la diputada por Castellón, Andrea Fabra, y su marido, el ex consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, que han tratado de huir de los flashes de los fotógrafos. Él fue el rostro de la polémica privatización de la sanidad en Madrid; ella, la autora del célebre '¡qué se jodan!' en el Congreso. El diputado Vicente Martínez-Pujalte y el ex vicepresidente Víctor Campos, compañero de cuitas judiciales de Ricardo Costa, se encontraban también entre los invitados.
En el templo han ocupado las primeras filas los familiares de los novios y los amigos íntimos de Ricardo, la mayoría venidos desde Castellón: Vicente Montesinos y Eva Villarreal, José Luis Martinavarro y Pilar Pardo, Fernando Ballester y su mujer Cheche, el empresario libanés Andy Merhi, y David Lladró con su mujer Marta Aliño, confirmando que se puede estar embarazada y lucir con garbo un vestido que parecía recién salido de un reportaje del Vogue.
Otras de las más guapas han sido Pachi Viñoles, con un vestido granate, y Sarah Guazo, con un traje rojo de encaje del diseñador Valentín Herráiz y un tocado de Mª José Martínez-Medina. Su marido, el notario Chimo Serrano, ha escogido un traje a medida del sastre Antonio Puebla.
La llegada del novio ha levantado expectación entre los invitados. El ex secretario general del PP ha saludado a los fotógrafos congregados a la puerta y, muy sonriente, ha entrado en la iglesia acompañado de su madre y madrina, Mª Dolores Climent. La noche anterior la había pasado en el nuevo hotel AC de la calle Colón. Desde allí salió vestido hacia el altar con un elegante chaqué compuesto por levita gris oxford, pantalón de espiga y chaleco cruzado con solapas. Un conjunto impecable para un dandy clásico confeccionado por el sastre de confianza de la familia Costa, Antonio Puebla, con quien Ricardo mantiene una gran amistad. También Juan Costa y el sobrino del novio, Juan Carlos, lucieron chaqués salidos del taller de este sastre. La corbata del novio fue un regalo de su hermano Juan.
La novia, como manda la tradición, ha llegado con un poco de retraso. El vestido, blanco y radiante, era una creación de una modista alicantina cuya referencia más obvia fue Grace Kelly de novia, mezclada con Angelina Jolie (también de novia). La antigua Bellea del Foc de Alicante, que también fue concejal de Juventud en la capital alicantina, recibió piropos de los invitados y entró con un bouquet de hortensias y alhelíes blancos en la mano, a juego con la decoración floral de la iglesia.
Tras el ‘sí, quiero' de la pareja nupcial, los invitados se trasladaron al Veles e Vents, que se ha puesto de moda y está albergando las bodas valencianas de más postín. La tercera planta de este edificio, construido por el arquitecto David Chipperfield en la dársena del puerto de Valencia, se alquila para celebraciones por 8.500€ al día. En este enclave privilegiado, con vistas al mar y a la ciudad, el catering de Grupo El Alto sirvió un exquisito menú a los trescientos invitados.
Las wedding planner de Araventum, Lorena y Rosana Oliver, han organizado una boda en línea con las tendencias de moda. Para el cóctel se instalaron estaciones o puestos de comida especializados que ofrecían degustaciones de quesos, jamón ibérico y un bufé oriental con sushi y diversas tempuras. Ya en el salón, los invitados se han distribuido en mesas redondas y en tres grandes mesas imperiales, todas ellas decoradas con caminos de mesa de olivo, fruteros de diferentes alturas y pequeños arbolitos.
El menú principal ha comenzado con un consomé con jamón ibérico y trufa: después, unos crepes de txangurro con salsa de marisco y, para terminar, pularda rellena de foie y setas. De postre, fresas con nata. Si el menú fue exquisito, no menos se puede decir de los caldos que han regado el banquete. El vino blanco fue un Albariño Do Ferreiro, uno de los mejores blancos de la comarca y de los más buscados. El tinto escogido fue de la bodega Remírez de Gamuza, un rioja de mucho nivel; no en vano su Gran Reserva 2004 fue merecedor de los 100 puntos, el máximo en la lista del prestigioso crítico Robert Parker. Y con el exclusivo champán Vve Fourny & Fills se ha brindado por la felicidad de los recién casados mientras la cantante de jazz Bárbara Breva amenizaba la tarde. Una fiesta con todo el rango y el ringorrango que la ocasión y los protagonistas merecen.