VALENCIA. La última reunión de la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, con los responsables del Consell no fue buena. En el transcurso de la misma, la austriaca se lamentó. "Con este dinero no puedo hacer la temporada", dijo. Desde la Generalitat le devolvieron la mirada y se limitaron a constatar: "Es lo que hay y tendrás que ajustarte".
A cada año que pasa en Valencia, la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, ve cómo se adelgaza el presupuesto un poco más. En 2014 el descenso será de un 10%. Para 2015 puede que más. Y en la boca de los responsables de Cultura ya se advierte que si el coliseo no es viable se cerrará. "El cierre de RTVV ha sido un aviso a navegantes", comentaban ayer fuentes de la Generalitat. "No es el objetivo, nadie se lo ha planteado, pero si el Palau de les Arts no es viable tendrá que replantearse", añaden.
El aviso de cierre pende como una amenaza aunque desde el coliseo dan por hecho que es una maniobra intimidatoria dentro de los ajustes a los que se está sometiendo al centro operístico. El primero de ellos, el decenso del presupuesto. El segundo, el ERE. Si con eso no basta, se tendrán que reducir de nuevo los salarios.
La aportación de la Generalitat se rebajará en 2014 hasta 11,8 millones de euros, una cifra que para Schmidt ha sido una traición. Por activa y por pasiva se le prometió que nunca bajaría de 15 millones. No sólo eso; la Generalitat está auditando las cuentas del Palau de les Arts hasta el milímetro. "Hay gente que ha venido por aquí a pedir facturas; ya los hemos visto", relataba un trabajador del coliseo.
Entre los empleados del coliseo se ha producido una cierta desazón. Creen que desde el Consell se está acosando a Schmidt para que renuncie y se marche. La reducción de sus honorarios, la obligación de que tenga que dejar de trabajar tres meses y los constantes descensos presupuestarios se interpretan como un empujón hacia el acantilado.
"Será dictatorial, será un desastre en la gestión, será antipática, pero es la única que cree en el proyecto", comentaba un trabajador. "Al final conseguirán que se vaya y entonces tendrán que cerrar porque sin ella no habría nada", aseguraba otra. Los trabajadores se alinean con la intendente.