Cultura y Sociedad

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Fallas o la exaltación de lo feo (un año más)

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VALENCIA. Ya está. Ya se han quemado los monumentos falleros, las falleras se quitaron los moños, las marcas de cerveza y arroz retiran las vallas que dieron poder a los casales, los no-falleros (la mayoría silenciosa, o más bien, la no-ruidosa) dormimos de nuevo por las noches, las carpas volverán a sea donde sea que se guardan las carpas falleras (de donde nunca debieron salir) y la ciudad poco a poco se va deshaciendo de la capa de aceite de fritanga y combustiones varias de de poliestireno, acrílico y poliuretano.

Las Fallas 2015, un año más, siguen buscando su transición a este siglo desde ese mundo de fantasía y coentor que se fueron creando durante los últimos setenta y cinco años. Lejos quedan los orígenes auténticos de esta fiesta, lejos queda la participación de los ciudadanos y para colmo se ha perdido por completo el sentido crítico, siendo todo ello sustituido por una estética impostada. ¿Qué harían las fallas sin los personajes de Disney? ¿Dónde está la creatividad?

La creatividad fallera está malentendida. El artista fallero se ha rendido a la tendencia, al turista, a no innovar por miedo a perder público, y a no satirizar por miedo a cabrear a un gobierno que durante años le ha ido haciendo caer en la autocensura.

La innovación y el diseño vienen asomando pocos años de forma anecdótica en las fallas, pero con muy buena aceptación popular (no tanto del establishment fallero). Asoman como un aporte cultural y una herramienta de reflexión teniendo en contra a la Junta Central Fallera, y no olvidemos que esta junta que controla las fiestas depende directamente del Ayuntamiento de Valencia, y no hay más que ver cómo apuesta por el diseño el propio consistorio o su Regidoria de Festes.

FALLAS Y DISEÑO

A falta de un buen ejemplo institucional, las comisiones falleras han perdido un buen referente al que mirar en términos de cultura, innovación o diseño, y no hay más que ver cómo la presentación de los bocetos de las fallas parece más bien la presentación de trabajos de plástica de alumnos de un colegio. Por no hablar del concurso del cartel oficial, que organizado por el Ayuntamiento recurre cada año a una convocatoria abierta y especulativa con lo que desprofesionaliza y deja en manos de amateurs la imagen de las fallas. Y así les va.

Son dos ejemplos de cómo la ilustración o el diseño son ninguneados en Valencia y por tanto en las fallas. Como consecuencia de esta mala educación ocurren hechos tan graves como que Metro Valencia este año ha utilizado como imagen promocional, sin autorización e ilegalmente, un plagio del cartel del estudio valenciano de diseño Kilo.

Hay más mal diseño que diseño, en unas fiestas eminentemente coentes. Y muestra de ello son también las cartelas que narran partes de los monumentos falleros, unas cartelas que perdieron con los años la sátira y la caligrafía. Para colmo hoy día rara es la comisión que no le da "su arte" por ordenador a estos rótulos, perdiendo ya por completo todo carácter. Lejos quedó la inconfundible letra dibujada de artistas como Armando Serra, que dejaban así su rúbrica en sus monumentos.

La tipografía, herida en fallas, es rematada por los avisos de la ORA, que anuncian de forma oficial, y con el logo municipal, sus horarios por fiestas.

COMIC SANS, TIPOGRAFÍA OFICIAL DE LAS FALLAS

Por no hablar del atuendo fallero o peor, la moda del forro polar que hace años desbancó al blusón fallero como uniforme de batalla de las comisiones. Ahora no eres fallero si no tienes tu Quechua afelpado, con tu nombre estampado en, una vez más, Comic Sans. Al final va a ser que el uso de la Comic Sans en fallas es incluso coherente.

Queda declarada la Comic Sans como tipografía oficial de las fallas, y el forro polar como elemento cultural valenciano del siglo XXI. Con lo que daría de sí una revisión gráfica de los bordados y las telas, más allá de reinterpretaciones vacías de la iconografía de los moños o los petardos.

Y entre toda esta caspa, salvemos la aportación a la elegancia de las fallas que este año hizo el tuitero Mr.Daqui, que hace tiempo lanzó a varias marcas la idea del pañuelo fallero como corbata para festeros elegantes y Pedro del Hierro tuvo a bien escucharle.

POR QUÉ LAS LLAMAN EXPERIMENTALES SI QUIEREN DECIR AUTÉNTICAS

Las (mal llamadas) fallas experimentales están rescatando valores de otro tiempo que sí dan cuerpo a una fiesta y a un monumento. Ya no sólo materialmente, dando un respiro al medio ambiente, sino culturalmente y abriendo su proceso a las comisiones falleras e incluso a la ciudad.

No extentas de polémica, como debe de ser, desde hace apenas cinco años ha entrado un nuevo perfil a la categoría de experimentales, y el diseño está siendo un ingrediente clave en estas nuevas propuestas.

Xufina, la ninot de la sección 12ª que hizo temblar al resto de ninots en 2010.

En 2010, el arquitecto Miguel Arraiz tomaba las riendas del proyecto infantil de su falla, Castielfabib - Marqués de San Juan , contando con el diseñador valenciano Raúl Climent para dar forma a un monumento que construirían entre los propios falleros, durante los fines de semana a modo de talleres infantiles. Desde entonces, Arraiz ha participado de forma activa en la evolución de las fallas experimentales a un nuevo concepto de falla participativa, reivindicativa y, de algún modo, diseñada. Vienen sonando también estos años nombres como los diseñadores Ibán Ramón y Dídac Ballester , que con su Ornamento y Delito de 2013 reforzaron este nuevo concepto de falla que este 2015 ha vuelto a tener de buque insignia el nombre de Miguel Arraiz, junto a David Moreno, capitaneando el proyecto Ekklesía para Nou Campanar.

Ekklesía vista desde dentro. FOTO: NOEL ARRAIZ.

Ekklesía ha despertado amores y odios por igual estas últimas semanas. Ese desprecio que ha sufrido no es más que miedo al cambio, un proceso que tenía que llegar para que las fallas den un paso adelante. Ekklesía es más un proyecto urbano que una falla al uso, ha sido un contenedor para generar debate, para albergar un evento València Vibrant para conversar sobre el futuro de las fallas y una novena edición de charlas Ignite Valencia. Ekklesía se levantó sobre patrimonio histórico valenciano, un mosaico de casi 100.000 piezas construido por asociaciones de vecinos y centros de menores. Ekklesía no aguantó en pie hasta la cremà, pero eso es anecdótico, es lo que tiene no levantarse en corchopán, espumas de poliuretano y esmaltes acrílicos.

La comisión de Castielfabib levantó su crítica al Valencia CF con Flor sense arrels del estudio Mixuro, un futbolín dentro de una flor que ha perdido sus raíces con la venta a un magnate de Singapur.  Y entre las apuestas más innovadoras de 2015 destaca también la apuesta de Mosseén Sorell - Corona por el artista urbano Escif, que con el proyecto Todo lo que sobra puso el foco sobre una serie de elementos urbanos criticando la transformación de las fallas, como reza su propio llibret, "de la manifestación popular espontánea a un dispositivo instrumentado desde el poder político".

FOTO: STREETAGAINST.COM

No es casualidad que los llibrets de estas comisiones "experimentales" lleven unos años siendo diseñados por profesionales. Antaño el diseño de estas publicaciones de cada comisión eran cuidados por imprentas, pero hoy día parece que se le ha perdido el respeto. A contracorriente, Castielfabib, La Mercé o Corona llevan ya un breve pero interesante recorrido en recuperarlos, de la mano de diseñadores como Ibán+Dídac o José Francisco Carsí y Roberto Heredia.

La noche de la bochornosa anécdota del caloret faller, la Fallera Mayor de Valencia reivindicaba en su discurso la cultura y la tradición, con un grito de "las fallas son arte" que tristemente quedó vacío al seguir bajo un paraguas continuista de fallas anquilosadas sostenido por instituciones que dicen velar por las señas de identidad de los valencianos, y lo único que hacen es destrozarlas.

Sólo la treintena de monumentos de secciones especial y primera han quemado dos millones de euros, literalmente (son los datos oficiales que las comisiones proporcionan a la Junta Central Fallera). Sin entrar en demagogias, quizá habría que preguntarse si es racional seguir jugando con esas reglas o la fiesta puede replantearse siendo más cultural, más participativa y menos cafre.

Como clamaba la falla de Escif para Corona, todo esto es un juego de arder para llegar a la esencia de las cosas, y aunque parezca que toda esta quema no ha servido de nada, habrá que ver en unos pocos años si realmente está ocurriendo ya esta transición, esta evolución que el mundo de las fallas necesitaba.

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